On benefits. Los subsidios británicos
Estar on benefits es una expresión muy común en la vida cotidiana británica. Se refiere a las personas, o familias, que viven de las subvenciones públicas que reciben, y que pueden percibir por distintos conceptos: por estar en paro o tener unos ingresos muy bajos, por invalidez, por tener hijos o para pagar la vivienda, por ejemplo.
Con el tiempo ha crecido la convicción entre la mayoría de los británicos de que es demasiada la gente que puede sobrevivir sin necesidad de trabajar, y que es injusto que personas con ingresos no muy altos tengan que pagar con sus impuestos las ayudas que, también otra convicción generalizada, generosamente otorgan las diversas instituciones públicas.
De todas, la ayuda a la vivienda (housing benefits) es la que desata más pasiones. Quienes están en contra señalan los casos más escandalosos. El Sunday Times citaba este domingo pasado casos en que los ayuntamientos (es un subsidio que depende de los ayuntamientos de distrito) pagaban unas 2.000£ por semana de alquiler a algunas familias. Hablaba de docenas de casos, no de centenares. Y, por supuesto, hablaba de Central London, de los barrios céntricos que son dominio de la avaricia de los landlords, los propietarios (a veces grandes empresas, a veces aristócratas que poseen esos terrenos desde hace siglos) que siguiendo la ley de la oferta y la demanda suben los precios hasta cotas obscenas sin que nadie los regule. Para hacerse una idea de cómo están los alquileres en Londres, esta web donde consta la media actualizada por barrios y por número de dormitorios. El precio es del alquiler semanal (pw= per week).
El sentimiento de que hay demasiada gente que abusa de las ayudas públicas y que no acepta trabajos poco remunerados porque no le compensa y prefiere vivir -sobrevivir más bien- de los subsidios ha calado en la población británica. Consciente de ello el gobierno Cameron está decidido a recortar esas ayudas, con el argumento de que así esas personas estarán más motivadas para buscar y aceptar trabajos poco remunerados.
La propuesta es que lo máximo que pueda recibir una familia, sumando todas las ayudas, sea 26.000£ (unos 31.200€) al año. Dentro de ese máximo, el tope para pagar un alquiler será de 400£ (unos 480€) por semana.
Uno de los grupos que más ha hecho oir su oposición ha sido la Cámara de los Lores y, en concreto, los obispos. En la Cámara de los Lores hay 26 obispos anglicanos. Su argumento, y el de quienes comparten sus críticas, es que este tope en las ayudas perjudicará especialmente a las familias con hijos que vivan en Londres. Y piden, por ejemplo, que en esa suma de subsidios no se compute la ayuda por hijo.
Una pregunta habitual del gobierno Cameron y de quienes están a favor del recorte -que son mayoría- es ¿y por qué el contribuyente tiene que pagar a gente en paro alquileres que muchos de ellos, los contribuyentes, no pueden pagar? ¿Por qué alguien que no trabaja ni paga impuestos puede permitirse vivir en barrios que están fuera de mi alcance y encima lo hace con mis impuestos? ¿Por qué mis impuestos que tanto esfuerzo me cuestan van a parar, al final, a esos landlords?
En el caso de las ayudas públicas en general en el Reino Unido hay una filosofía y es que el Estado no puede dejar a nadie desamparado, a su suerte. En el peor de los casos uno puede contar siempre con el Estado como último recurso. En el caso de la vivienda el razonamiento de quienes defienden el actual modelo es evitar la segregación, evitar que haya unos barrios de ricos y otros de pobres. Un ejemplo habitual es éste: a alguien que ha tenido la desgracia de quedarse en paro no se le puede además obligar a mudarse a otro barrio más barato con lo que supone de desarraigo, cambio de escuela y de amigos para los hijos, perder la red de apoyos familiares o de amigos que tenía en el barrio donde residía. Bastante tiene con haberse quedado sin trabajo. Y, ¿cómo no?, a menudo comparan con lo que llaman el modelo francés para evitarlo, el donut francés: un centro de la ciudad donde sólo puede vivir gente con ingresos altos y una periferia, las banlieues, donde viven los más pobres.
Quienes se oponen a la propuesta de limitar el dinero de los alquileres que pagan los ayuntamientos no dudan en usar a veces los términos limpieza étnica y guetos. E insisten, a menudo con escaso éxito, en que a base de subvenciones sólo se logra mal vivir.
Según los cálculos, el tope afectaría a unas 67 mil familias y con ello el gobierno ahorraría 290 millones de libras. Pero tendrán que revisarlo porque esta tarde lo han tumbado en la Cámara de los Lores. En el enlace anterior hay un cuadro comparativo intresante de la BBC calculando cuánto reciben 2 familias, una con tres hijos, y otra con diez.
The Guardian publica en su web el testimonio de algunas personas que viven on benefits.
@annabosch