La primera remezcla de la historia
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Eso parece ser el You’re No Good, de Terry Riley. Al compositor minimalista le encargó un club de Filadelfia una pieza basada en You’re No Good, un petardazo de soul bailable de la Harvey Averne Dozen, editada en 1967 en el sello Atlantic. En otras palabras: le encargaron una REMEZCLA, concepto que no existía entonces: igual que todavía no se fabricaban los maxis de 30 centímetros, con una canción por cada cara, que resultaron el soporte técnicamente perfecto para que tales versiones extensas sonaran contundentes.
Como Riley solo era conocido entonces en los círculos de la vanguardia (y grababa además para la competencia, la rama clásica de Columbia), no tuvo acceso al máster de You’re No Good. Nada de trabajar sobre las diferentes pistas: lo suyo no fue digital sino manual. Hizo copias del tema en cinta y se dedicó al recorto y pego. A esa reconstrucción añadió sonidos electrónicos, generados por aparatitos elementales.
El resultado fue una versión gomosa de You’re No Good que duraba finalmente más de veinte minutos. No era práctico el pincharlo: se trataba de una cinta de carrete abierto, que requería un reproductor profesional. Y cuando se puso en la discoteca, se comprobó que no funcionaba como llenapistas; más bien, todo lo contrario.
La cinta quedó almacenada hasta el año 2000, cuando finalmente se publicó en CD, a través del sello Cortical Foundation. Y sonó el viernes en EL AMBIGÚ, para asombro de unos oyentes (“me quedé hipnotizada”) y consternación de otros (“¡vaya rayadura!”). Bueno comprobar que un compositor entronizado, como es Terry Riley, todavía pueda causar tal división de opiniones.