Randolph y el arte del tapón
martes 22.nov.2016 por Pedro Molina 0 Comentarios
Joey Dorsey vuela sobre el Palau. Va a hundir la pelota en el aro, si bien no lo hace. El porqué ya lo saben. En una de las acciones del año, Anthony Randolph aparece en su camino, eleva su mano izquierda y le coloca un tapón que estremece, que a cualquier humano le hubiera doblado la muñeca, puede que dislocado el hombro. Al norteamericano, no.
Esta acción. Bueno, también la anterior al propio Dorsey cuando éste llegaba en contraataque. También la posterior a Tomic justo antes del descanso, me han hecho reflexionar sobre el bello arte del tapón.
"En baloncesto, acción que consiste en interceptar o desviar con la mano el lanzamiento a canasta de un rival". Esta es la acepción que aplica la RAE a la palabra tapón. Una buena acepción, pero que se queda corta. Un tapón es mucho más.
Un tapón, muchas veces, es un golpe en la moral de un rival al que dejas KO. No son solo dos puntos que no recibes. Es mucho más. Es el miedo que generas en tu rival que no ya no encara el aro de la misma forma, que lo hace con miedo, sin evitar pensar lo que puede pasar.
Ejemplos hay, y muchos.
Uno se acuerda ahora de Ibaka y los cinco que le puso a los jugadores franceses en el segundo cuarto de la final del Eurobasket de 2011. También aparece en mi mente Mutombo y su consiguiente gesto moviendo el dedo índice de su mano para decir: "No, en mi casa no"
Quién no se acuerda de Shaquille y de su imponente físico, de Ben Wallace y su pelo a lo afro, de Olajuwon y Ewing o de Duncan más recientemente.
Si bien, ahora mismo yo solo pienso en LeBron.
Le veo vestido de negro, recorriendo en pocos segundos del séptimo partido de las Finales la cancha de los Warriors para frenar en seco, contra la tabla, la pelota con la que Iguodala podría acercar a Golden State al título de campeón. Le veo acercando al anillo a su equipo. No solo en anotación, también en el apartado de la intimidación.
Se trató de un soberano gorro, de una chapa o de un 'pincho de merluza', que diría el gran Montes. Llámenlo como quieran. Lo único cierto es que fue un tapón, uno de los ejercicios de mayor plasticidad y belleza que existe en este deporte llamado Ba-lon-ces-to.