42 posts de enero 2009

"El festín de Alejandro", una delicia de Georg Friedrich Haendel

La primera media hora del Acompasa2 de hoy está dedicada a una rareza de Richard Wagner, una "Fantasía en fa sostenido menor" para piano, escrita cuando contaba 18 años y buscaba aún su propio camino, mientras que la última parte del programa, tras el Liceo de Cámara, continuando con el Año Haendel, está dedicada a El festín de Alejandro o el poder de la música. Se trata de una obra a caballo entre la ópera y el oratorio, que presenta afinidades con ambos géneros pero que de alguna manera parece situarse en terreno de nadie. En enero de 1736, Haendel realizó esta adaptación de una oda escrita por el poeta John Dryden para el día de Santa Cecilia de 1697 y musicalizada en su momento por el compositor Jeremiah Clarke, si bien la partitura de su obra se ha perdido. Puede decirse que esta era la primera vez que el músico, que había llegado a Londres veintiséis años antes, medía fuerzas con un grande de las letras inglesas. Ello le llevaría a adaptar, en años posteriores, otras obras de Dryden, como su Canto para el día de Santa Cecilia de 1739, a partir de un poema más breve sobre el mismo tema, o a Milton en L’allegro, Il Pensieroso ed il moderato.

Haendel contó para esta tarea con la ayuda de Newburgh Hamilton, que fue quien le propuso musicalizar la oda de Dryden. Eso sí, Hamilton llevó a cabo un acto por el que ha sido muy criticado. Añadió nueve versos finales al poema, de su propio y puño y letra, pertenecientes a otra oda a Santa Cecilia que había escrito para el día de esa festividad de 1720.

En El festín de Alejandro se da una fusión imposible entre historia antigua y cristianismo, muy habitual en la época, pues nos presenta a Alejandro Magno invocando a la patrona de la música.

La oda de Dryden describe el festín que Alejandro ofreció en el año 330 A.C. en la conquista Persépolis, ciudad que acababa de conquistar. El texto describe a Alejandro junto a su amante Thais, y presenta al músico Timoteo, que canta y toca su lira, despertando en el ánimo del Magno las más variopintas emociones e incitándole a quemar la ciudad en venganza por la muerte de sus soldados durante la conquista.

Pero finalmente, se evoca a Santa Cecilia, cuyo arte calma los ardores del guerrero, concluyendo la obra en una suerte apoteosis cristiano-pagana, en la cual se ensalza el poder de la música, subtítulo de la obra.

El éxito de "El festín de Alejandro "en el momento de su estreno fue enorme y actualmente su importancia radica en que constituyó la obra de transición de Haendel entre sus óperas compuestas en italiano y sus obras corales inglesas.

La versión que escucharemos fue dirigida por John Eliot Gardiner en 1988, y está interpretada por los solistas Donna Brown, Carolyn Watkinson, Ashley Stafford, Nigel Robson, Stephen Varcoe, el Coro Monteverdiy los English Baroque Soloists.

"El festín de Alejandro", una delicia de Georg Friedrich Haendel

La primera media hora del Acompasa2 de hoy está dedicada a una rareza de Richard Wagner, una "Fantasía en fa sostenido menor" para piano, escrita cuando contaba 18 años y buscaba aún su propio camino, mientras que la última parte del programa, tras el Liceo de Cámara, continuando con el Año Haendel, está dedicada a El festín de Alejandro o el poder de la música. Se trata de una obra a caballo entre la ópera y el oratorio, que presenta afinidades con ambos géneros pero que de alguna manera parece situarse en terreno de nadie. En enero de 1736, Haendel realizó esta adaptación de una oda escrita por el poeta John Dryden para el día de Santa Cecilia de 1697 y musicalizada en su momento por el compositor Jeremiah Clarke, si bien la partitura de su obra se ha perdido. Puede decirse que esta era la primera vez que el músico, que había llegado a Londres veintiséis años antes, medía fuerzas con un grande de las letras inglesas. Ello le llevaría a adaptar, en años posteriores, otras obras de Dryden, como su Canto para el día de Santa Cecilia de 1739, a partir de un poema más breve sobre el mismo tema, o a Milton en L’allegro, Il Pensieroso ed il moderato.

Haendel contó para esta tarea con la ayuda de Newburgh Hamilton, que fue quien le propuso musicalizar la oda de Dryden. Eso sí, Hamilton llevó a cabo un acto por el que ha sido muy criticado. Añadió nueve versos finales al poema, de su propio y puño y letra, pertenecientes a otra oda a Santa Cecilia que había escrito para el día de esa festividad de 1720.

En El festín de Alejandro se da una fusión imposible entre historia antigua y cristianismo, muy habitual en la época, pues nos presenta a Alejandro Magno invocando a la patrona de la música.

La oda de Dryden describe el festín que Alejandro ofreció en el año 330 A.C. en la conquista Persépolis, ciudad que acababa de conquistar. El texto describe a Alejandro junto a su amante Thais, y presenta al músico Timoteo, que canta y toca su lira, despertando en el ánimo del Magno las más variopintas emociones e incitándole a quemar la ciudad en venganza por la muerte de sus soldados durante la conquista.

Pero finalmente, se evoca a Santa Cecilia, cuyo arte calma los ardores del guerrero, concluyendo la obra en una suerte apoteosis cristiano-pagana, en la cual se ensalza el poder de la música, subtítulo de la obra.

El éxito de "El festín de Alejandro "en el momento de su estreno fue enorme y actualmente su importancia radica en que constituyó la obra de transición de Haendel entre sus óperas compuestas en italiano y sus obras corales inglesas.

La versión que escucharemos fue dirigida por John Eliot Gardiner en 1988, y está interpretada por los solistas Donna Brown, Carolyn Watkinson, Ashley Stafford, Nigel Robson, Stephen Varcoe, el Coro Monteverdiy los English Baroque Soloists.

"El festín de Alejandro", una delicia de Georg Friedrich Haendel

La primera media hora del Acompasa2 de hoy está dedicada a una rareza de Richard Wagner, una "Fantasía en fa sostenido menor" para piano, escrita cuando contaba 18 años y buscaba aún su propio camino, mientras que la última parte del programa, tras el Liceo de Cámara, continuando con el Año Haendel, está dedicada a El festín de Alejandro o el poder de la música. Se trata de una obra a caballo entre la ópera y el oratorio, que presenta afinidades con ambos géneros pero que de alguna manera parece situarse en terreno de nadie. En enero de 1736, Haendel realizó esta adaptación de una oda escrita por el poeta John Dryden para el día de Santa Cecilia de 1697 y musicalizada en su momento por el compositor Jeremiah Clarke, si bien la partitura de su obra se ha perdido. Puede decirse que esta era la primera vez que el músico, que había llegado a Londres veintiséis años antes, medía fuerzas con un grande de las letras inglesas. Ello le llevaría a adaptar, en años posteriores, otras obras de Dryden, como su Canto para el día de Santa Cecilia de 1739, a partir de un poema más breve sobre el mismo tema, o a Milton en L’allegro, Il Pensieroso ed il moderato.

Haendel contó para esta tarea con la ayuda de Newburgh Hamilton, que fue quien le propuso musicalizar la oda de Dryden. Eso sí, Hamilton llevó a cabo un acto por el que ha sido muy criticado. Añadió nueve versos finales al poema, de su propio y puño y letra, pertenecientes a otra oda a Santa Cecilia que había escrito para el día de esa festividad de 1720.

En El festín de Alejandro se da una fusión imposible entre historia antigua y cristianismo, muy habitual en la época, pues nos presenta a Alejandro Magno invocando a la patrona de la música.

La oda de Dryden describe el festín que Alejandro ofreció en el año 330 A.C. en la conquista Persépolis, ciudad que acababa de conquistar. El texto describe a Alejandro junto a su amante Thais, y presenta al músico Timoteo, que canta y toca su lira, despertando en el ánimo del Magno las más variopintas emociones e incitándole a quemar la ciudad en venganza por la muerte de sus soldados durante la conquista.

Pero finalmente, se evoca a Santa Cecilia, cuyo arte calma los ardores del guerrero, concluyendo la obra en una suerte apoteosis cristiano-pagana, en la cual se ensalza el poder de la música, subtítulo de la obra.

El éxito de "El festín de Alejandro "en el momento de su estreno fue enorme y actualmente su importancia radica en que constituyó la obra de transición de Haendel entre sus óperas compuestas en italiano y sus obras corales inglesas.

La versión que escucharemos fue dirigida por John Eliot Gardiner en 1988, y está interpretada por los solistas Donna Brown, Carolyn Watkinson, Ashley Stafford, Nigel Robson, Stephen Varcoe, el Coro Monteverdiy los English Baroque Soloists.

Música contemporánea en Acompasa2, con Dusapin, Panufnik y Homs

Hoy comenzamos el programa con el Concierto para cuarteto de cuerda y orquesta compuesto en 1931 por el checo Bohuslav Martinu, y con el que dio comienzo a su última etapa creativa. A pesar de presentar aquí todavía un profuso cromatismo y ciertas disonancias (elementos que irán desapareciendo en sus siguientes partituras), Martinu toma aquí como modelo las formas musicales del siglo XVIII, especialmente, el Concerto Grosso. La obra le fue encargada por el cuarteto belga Pro Arte, pero nosotros la escucharemos en la interpretación del Cuarteto Brandis y la Orquesta Nacional de Francia, bajo la dirección de James Conlon.

Y tras el concierto de la Fundación Juan March, será el turno de la música contemporánea en Acompasa2 con las siguientes:

-PASCAL DUSAPIN: 7 estudios para piano (55’)

-ANDRZEJ PANUFNIK: Cuarteto Nº 2 “Mensajes” (20’)

-JOAQUÍN HOMS: Presencias- 7 movimientos para orquesta (23’15”)

Música contemporánea en Acompasa2, con Dusapin, Panufnik y Homs

Hoy comenzamos el programa con el Concierto para cuarteto de cuerda y orquesta compuesto en 1931 por el checo Bohuslav Martinu, y con el que dio comienzo a su última etapa creativa. A pesar de presentar aquí todavía un profuso cromatismo y ciertas disonancias (elementos que irán desapareciendo en sus siguientes partituras), Martinu toma aquí como modelo las formas musicales del siglo XVIII, especialmente, el Concerto Grosso. La obra le fue encargada por el cuarteto belga Pro Arte, pero nosotros la escucharemos en la interpretación del Cuarteto Brandis y la Orquesta Nacional de Francia, bajo la dirección de James Conlon.

Y tras el concierto de la Fundación Juan March, será el turno de la música contemporánea en Acompasa2 con las siguientes:

-PASCAL DUSAPIN: 7 estudios para piano (55’)

-ANDRZEJ PANUFNIK: Cuarteto Nº 2 “Mensajes” (20’)

-JOAQUÍN HOMS: Presencias- 7 movimientos para orquesta (23’15”)

Música contemporánea en Acompasa2, con Dusapin, Panufnik y Homs

Hoy comenzamos el programa con el Concierto para cuarteto de cuerda y orquesta compuesto en 1931 por el checo Bohuslav Martinu, y con el que dio comienzo a su última etapa creativa. A pesar de presentar aquí todavía un profuso cromatismo y ciertas disonancias (elementos que irán desapareciendo en sus siguientes partituras), Martinu toma aquí como modelo las formas musicales del siglo XVIII, especialmente, el Concerto Grosso. La obra le fue encargada por el cuarteto belga Pro Arte, pero nosotros la escucharemos en la interpretación del Cuarteto Brandis y la Orquesta Nacional de Francia, bajo la dirección de James Conlon.

Y tras el concierto de la Fundación Juan March, será el turno de la música contemporánea en Acompasa2 con las siguientes:

-PASCAL DUSAPIN: 7 estudios para piano (55’)

-ANDRZEJ PANUFNIK: Cuarteto Nº 2 “Mensajes” (20’)

-JOAQUÍN HOMS: Presencias- 7 movimientos para orquesta (23’15”)

La "Tercera" de Glazunov y entrevista a Claudio Prieto

Hoy vamos a comenzar Acompasa2 con una pieza del ciclo sinfónico de Alexander Glazunov. Lamentablemente, hay que decir que sus sinfonías a día de hoy se interpretan poco y se graban menos aún. Sin embargo, directores como José Serebrier o Valeri Polianski han intentado en los últimos años revitalizar estas partituras, apartándolas de interpretaciones tópicas, sobrecargadas de romanticismo y tratando de adaptarlas a la personalidad musical en ocasiones problemática de Glazunov.

En 1884, un Glazunov de 19 años conocía a su ídolo, Piotr Illich Tchaikovski. Éste advirtió en él un talento natural, pero también ciertas limitaciones para expresarlo. Es por ello que le dijo “Hay que le impide a usted desarrollarse. Siempre se espera de usted algo extraordinario pero nunca llega a cumplirse del todo”. Estas sinceras apreciaciones en modo alguno menoscabaron el aprecio de Glazunov hacia Tchaikovski, que tomó buena nota de ello. Y así, después de dedicar su primera sinfonía a Rimski-Korsakov y la Segunda a Liszt, el músico creyó oportuno destinar la tercera de su catálogo al autor de La Dama de Picas.

La obra fue concluida en 1890, cuando Glazunov contaba 25 años, y se perciben en ella ciertas reminiscencias tchaikovskianas. Es el caso del primer movimiento, cuyo tema principal corresponde al del Dies Irae gregoriano, y del mágico scherzo, donde Glazunov parece anunciar la orquestación y la sonoridad de El Cascanueces, obra que Tchaikovski compondría un par de años después. El tercer movimiento andante, en cambio, destaca por un cromatismo marcadamente wagneriano, mientras que el allegro moderato final ha sido comparado, por su vigor, con la música de las sinfonías de Borodin. No olvidemos que Glazunov sería el encargado de revisar y concluir las inacabadas El príncipe Igor y la Sinfonía Nº 3, de este miembro del Grupo de los Cinco.

Escucharemos la Sinfonía Nº 3 en re mayor opus 33 de Alexander Glazunov, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Rusia, dirigida por Valeri Polianski.

A partir de las 20.00 horas tendremos ocasión de conversar con Claudio Prieto, uno de nuestros compositores más importantes y reconocidos.

La "Tercera" de Glazunov y entrevista a Claudio Prieto

Hoy vamos a comenzar Acompasa2 con una pieza del ciclo sinfónico de Alexander Glazunov. Lamentablemente, hay que decir que sus sinfonías a día de hoy se interpretan poco y se graban menos aún. Sin embargo, directores como José Serebrier o Valeri Polianski han intentado en los últimos años revitalizar estas partituras, apartándolas de interpretaciones tópicas, sobrecargadas de romanticismo y tratando de adaptarlas a la personalidad musical en ocasiones problemática de Glazunov.

En 1884, un Glazunov de 19 años conocía a su ídolo, Piotr Illich Tchaikovski. Éste advirtió en él un talento natural, pero también ciertas limitaciones para expresarlo. Es por ello que le dijo “Hay que le impide a usted desarrollarse. Siempre se espera de usted algo extraordinario pero nunca llega a cumplirse del todo”. Estas sinceras apreciaciones en modo alguno menoscabaron el aprecio de Glazunov hacia Tchaikovski, que tomó buena nota de ello. Y así, después de dedicar su primera sinfonía a Rimski-Korsakov y la Segunda a Liszt, el músico creyó oportuno destinar la tercera de su catálogo al autor de La Dama de Picas.

La obra fue concluida en 1890, cuando Glazunov contaba 25 años, y se perciben en ella ciertas reminiscencias tchaikovskianas. Es el caso del primer movimiento, cuyo tema principal corresponde al del Dies Irae gregoriano, y del mágico scherzo, donde Glazunov parece anunciar la orquestación y la sonoridad de El Cascanueces, obra que Tchaikovski compondría un par de años después. El tercer movimiento andante, en cambio, destaca por un cromatismo marcadamente wagneriano, mientras que el allegro moderato final ha sido comparado, por su vigor, con la música de las sinfonías de Borodin. No olvidemos que Glazunov sería el encargado de revisar y concluir las inacabadas El príncipe Igor y la Sinfonía Nº 3, de este miembro del Grupo de los Cinco.

Escucharemos la Sinfonía Nº 3 en re mayor opus 33 de Alexander Glazunov, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Rusia, dirigida por Valeri Polianski.

A partir de las 20.00 horas tendremos ocasión de conversar con Claudio Prieto, uno de nuestros compositores más importantes y reconocidos.

La "Tercera" de Glazunov y entrevista a Claudio Prieto

Hoy vamos a comenzar Acompasa2 con una pieza del ciclo sinfónico de Alexander Glazunov. Lamentablemente, hay que decir que sus sinfonías a día de hoy se interpretan poco y se graban menos aún. Sin embargo, directores como José Serebrier o Valeri Polianski han intentado en los últimos años revitalizar estas partituras, apartándolas de interpretaciones tópicas, sobrecargadas de romanticismo y tratando de adaptarlas a la personalidad musical en ocasiones problemática de Glazunov.

En 1884, un Glazunov de 19 años conocía a su ídolo, Piotr Illich Tchaikovski. Éste advirtió en él un talento natural, pero también ciertas limitaciones para expresarlo. Es por ello que le dijo “Hay que le impide a usted desarrollarse. Siempre se espera de usted algo extraordinario pero nunca llega a cumplirse del todo”. Estas sinceras apreciaciones en modo alguno menoscabaron el aprecio de Glazunov hacia Tchaikovski, que tomó buena nota de ello. Y así, después de dedicar su primera sinfonía a Rimski-Korsakov y la Segunda a Liszt, el músico creyó oportuno destinar la tercera de su catálogo al autor de La Dama de Picas.

La obra fue concluida en 1890, cuando Glazunov contaba 25 años, y se perciben en ella ciertas reminiscencias tchaikovskianas. Es el caso del primer movimiento, cuyo tema principal corresponde al del Dies Irae gregoriano, y del mágico scherzo, donde Glazunov parece anunciar la orquestación y la sonoridad de El Cascanueces, obra que Tchaikovski compondría un par de años después. El tercer movimiento andante, en cambio, destaca por un cromatismo marcadamente wagneriano, mientras que el allegro moderato final ha sido comparado, por su vigor, con la música de las sinfonías de Borodin. No olvidemos que Glazunov sería el encargado de revisar y concluir las inacabadas El príncipe Igor y la Sinfonía Nº 3, de este miembro del Grupo de los Cinco.

Escucharemos la Sinfonía Nº 3 en re mayor opus 33 de Alexander Glazunov, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Rusia, dirigida por Valeri Polianski.

A partir de las 20.00 horas tendremos ocasión de conversar con Claudio Prieto, uno de nuestros compositores más importantes y reconocidos.

"El clave bien temperado" por Barenboim y el "Concierto de violín" de Schoenberg

Hoy daremos comienzo en Acompasa2 a una serie de programas, que iremos ofreciendo a lo largo de las próximas semanas, en torno a una obra fundamental de la música para teclado, el "Antiguo Testamento" de la música, según Hans von Bülow: "El Clave bien temperado" de Johann Sebastian Bach. En estos dos ciclos de , el genio de Eisenach escribe 48 preludios y 48 fugas para todas las tonalidades de la gama cromática, de mayor a menor.

En cada una de las piezas Bach despliega una gran variedad melódica y rítmica, por no hablar del extraordinario acabado de su compleja arquitectura. Una vez más Bach se revela como el gran maestro universal del contrapunto, sin que éste prevalezca sobre la estética de cada pieza, ni incurrir jamás en la repetición o en la facilonería.

La versión que escucharemos a lo largo de estas semanas, para piano, fue grabada por Daniel Barenboim entre 2004 y 2005 y también tendremos ocasión, durante estos programas, de conocer sus impresiones respecto a la obra y su acercamiento a ella.

Eso será en la primera hora de Acompasa2. Tras el concierto de la UER, tendremos ocasión de acercarnos al "Concierto para violín y orquesta op. 36" de Arnold Schoenberg, compuesto en 1936 en California, y estrenado cuatro años después por el director Leopold Stokowski y el violinista que también había interpretado por vez primera el "Concierto a la memoria de un ángel" de Alban Berg, Louis Krasner. Se trata de la primera obra a gran escala de Schoenberg escrita en América y ha sido descrita como una partitura brillante, dramática y exquisita, rasgos que el músico supo integrar dentro de su sistema dodecafónico o, como a él le gustaba denominarlo "método pantonal". La versión que les ofreceremos fue grabada en 2008 por la Orquesta Sinfónica de Radio Sueca, bajo la dirección de Esa-Pekka Salonen y con la norteamericana Hilary Hahn como solista.

Acompasa2


Acompasa2 es un magazín de tarde-noche, programado de lunes a viernes, de 19.00 a 23.00 horas y presentado por Beatriz Torío y Martín Llade.
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