El universo del malagueño Emilio Lehmberg
Acompasa2 comienza hoy con el "Concierto para violín" de Reynaldo Hahn, una página poco conocida de este autor venezolano, francés de adopción. Niño prodigio, fue admitido a los diez años en el selecto Conservatorio de París, convirtiéndose en el alumno predilecto de Jules Massenet, si bien también tuvo como profesores a Saint-Saëns y Gounod.
Hahn es recordado hoy día casi exclusivamente por su faceta de compositor de canciones, siendo "A Cloris" (de carácter bachiano) su pieza más universalmente divulgada. Su concierto, compuesto en 1927, es para muchos deudor del perfumado melodismo de su maestro Massenet, algo que es especialmente palpable en la sensualidad sonora del segundo movimiento, que en lugar de una indicación de tempo lleva por título “canto de amor” y el evocador subtítulo de “Souvenir de Túnez”. El primer movimiento, que lleva la indicación de “Decidido”, destaca por una opulencia formal que puede recordar vagamente a la música de otro niño prodigio de una generación posterior como es Erich Wolfgang Korngold.
Respecto al último movimiento, comienza con un clímax apacible, a fin de no truncar de raiz la atmósfera generada en el “canto de amor” central. Sin embargo, luego deriva en una suerte de eufórica danza de carácter popular, que permite al solista dar rienda suelta a su pirotecnia virtuosística.
La obra sería grabada por vez primera 70 años después de haber sido escrita, en la versión que presentamos, con Denis Clavier y la Filarmónica de Lorena, a las órdenes de Fernando Quattrocchi.Concluiremos el programa, tras el recital del Liceo de Barcelona, con un músico poco conocido: el malagueño Emilio Lehmberg Ruiz (1905-1959). Aunque es más recordado por composiciones como "Cántame un pasodoble español" o algunas bandas sonoras del cine escritas durante los años 40 y 50, Lehmberg posee una interesante producción orquestal, que oscila entre un pulcro andalucismo de ecos impresionistas, y la más pura tradición sinfónica, heredada de grandes maestros como Johannes Brahms. La única sinfonía de Lehmberg-una partitura indudablemente bella, independientemente de los posicionamientos estéticos imperantes de la época en la que fue escrita- fue concluida el año de su temprana muerte y revela, en efecto, una arquitectura de una solidez insólita para un género muy poco cultivado, y no con demasiada fortuna, en nuestro país.
Escucharemos esta sinfonía y la "Suite andaluza" de 1942, en la interpretación de la Orquesta Filarmónica de Málaga, a las órdenes de José Luis Temes.