"Paris y Elena" de Gluck
Hoy en Acompasa2 tendremos ocasión de escuchar "Paris y Elena". Se trata de la tercera de las óperas italianas de Christoph Willibald Gluck llamadas de “reforma” por la profunda revolución que llevaron a cabo en el género. Para esta tarea Gluck contó nuevamente con su libretista Raniero de’Calzabigi, autor de los textos de las dos óperas anteriores: Orfeo y Eurídice y Alcestes. El prefacio de esta última, firmado por el propio Gluck, puede aplicarse igualmente a Paris y Elena: “Con esta obra quiero llevar a la música a su verdadero propósito, que no es sino la expresión de la poesía y el reforzamiento de las situaciones dramáticas, sin interrumpir ni obstruir la acción con superfluos embellecimientos”.
Paris y Elena fue estrenada en el Burgtheater de Viena el 3 de noviembre de 1770. Su actual recuperación en disco se ha debido principalmente a Paul McCreesh quien ha tomado la decisión de que el reparto de la versión que escucharemos, fuese íntegramente femenino. Para el papel de Paris Gluck escribiría su último rol concebido para la voz de un castrato. Si bien McCreesh podía haberse decantado por un contratenor, finalmente se decidió por la mezzosoprano Magdalena Kozena, estimando que un falsetitas masculino no hubiese podido abarcar toda la gama de colores y contrastes dramáticos de la partitura.
Gluck escribió el siguiente prólogo a Paris y Elena:
“El drama de Paris y Elena no requiere de la imaginación del compositor esa elaborada pasión, esas majestuosas imágenes y esas trágicas situaciones que tanto impresionaron al público de Alcestes. Aquí no se precisan de efectos armónicos demasiado grandiosos. Por tanto, que nadie espere la misma música poderosa y llena de energía. Aquí un joven amante es presentado en contraste con la espera de una encantadora y honesta mujer. Por medio de estratagemas se consuma al fin la pasión. Tuve que exigir de mí mismo cierta variedad de color, a fin de caracterizar a las dos naciones presentadas, Frigia y Esparta, haciendo énfasis en la rudeza y la naturaleza salvaje de una y en la suave delicadeza de la otra. He creído que la canción en la ópera no es sino una sustituta de la declamación, por lo que he procurado imitar en Elena la naturaleza escarpada de su nación, y no creo que el haber preservado este rasgo en el carácter me gane acusación alguna de trivialidad”.
carlos dijo
Pchs... si soy español y no comprendo alemán las ideas de Gluck me importan un pimiento...ahora que si sí que soy alemán o soy un español escuchando zarzuela, no me queda más remedio que darle la razón: la música debe adaptarse al texto para que aquéllo no sea absurdo.
De todos modos si Gluck hizo todo tan bien como con la Danza de los Espíritus, el ajuste entre texto y música lo hizo perfecto.
12 jun 2009
cursos dijo
¡qué pena¡..no lo ví¡¡
12 jun 2009