Con su suite Los planetas, Gustav Holst introducía la mística en la música de repertorio; una mística en las antípodas de la que tanto fascinase a Wagner en su juventud. Obra marcada por la inminencia de la Primera Guerra Mundial, Los planetas ha ejercido un influjo enorme, ya no sólo en la música cinematográfica (sobre todo en el género de ciencia-ficción), sino que ha logrado asociar en el imaginario colectivo la idea del espacio y su misteriosa inmensidad con esta partitura magistral, única en su género, que hizo inmortal a este británico tranquilo, aún desconocido para muchos.
En 1913 el músico realiza un viaje a España con unos amigos, durante el cual se discute sobre astrología. Holst se hallaba por entonces muy fascinado por las Cinco piezas para orquesta de Arnold Schoenberg y se dio cuenta de que las formas planetarias y la propia mitología grecolatina que les daba nombre eran una interesante fuente de inspiración para la gran suite orquestal que quería inscribir, a la manera de la del austríaco. Sin embargo, su trabajo no puede ser más distinto del de éste y, por extensión, del de cualquiera de sus colegas de generación. La partitura de lo que iban a ser Los planetas comenzó a escribirse en 1914, en la tranquilidad de su casa campestre de Thaxted, donde actualmente se celebra todos los años un festival que lleva su nombre.
No es de extrañar que el comienzo de la Primera Guerra Mundial, ese mismo año, le hiciera escribir en primer lugar el terrorífico Marte, el portador de la guerra. Era su forma de dar testimonio del espantoso conflicto al que se presentó como voluntario, siendo rechazado como combatiente. En 1916 puso punto final a la obra, aunque ésta no se estrenaría oficialmente hasta el fin de la guerra. Para entonces fue requerido para organizar actividades entre las tropas británicas que esperaban su desmovilización en Salónica.
Ese período coincidió con la triunfal acogida que dispensó el público inglés a Los planetas y las representaciones se sucedieron a un ritmo tan vertiginoso que para cuando Holst desembarcó en su país, se encontró con la sorpresa de ser toda una celebridad mientras que el momento de su partida era prácticamente un desconocido.
Los planetas se convirtió en una de las obras más interpretadas en toda Europa y Estados Unidos durante la posguerra y, aunque se tributaron numerosos homenajes y honores al compositor, éste prefirió seguir con sus actividades como profesor y director del Colegio Femenino Saint-Paul. Eso sí, ahora sus obras eran estrenadas en medio de una gran expectación.
Lo que hoy queremos presentarles es una curioso arreglo de esta suite, para dos pianos, realizado por el propio Holst, a fin de presentarla a sus amigos y colegas músicos. Sin embargo, el compositor no consideró nunca necesario darla a conocer a nivel público y esta versión permaneció ignorada hasta 1987, en que fue grabada por los pianistas Richard Rodney Bennet y Susan Bradshaw. Posteriormente, en 1998, sería registrada nuevamente por Len Vorster y Robert Chamberlain. Si bien Los planetas siempre han deslumbrado por su deslumbrante colorido orquestal, lo cierto es que la versión pianística demuestra la fuerza que la música de Holst posee por sí sola, en su vertiente más desnuda, sin perder un ápice de su poder evocativo, ni tampoco de su aureola mística. Escucharemos la citada grabación de Bennet y Bradshaw.
Otras obras hoy en Acompasa2:
-Suite de "El triunfo de Neptuno" de Gerald Bernes.
-"Concierto para violonchelo Nº 1" de B. Martinu.