9 posts de abril 2010

"Solsticio de luz", la leyenda de las Islas Orkney

Hoy ofrecemos a nuestros oyentes "Solsticio de luz", una composición del músico británico Peter Maxwell Davies, escrita en 1979. Esta partitura está emparentada con O Magnum mysterium, obra que escribiera en 1960, a los veintiséis años, y que es una secuencia de villancicos e interludios orquestales que concluyen con una fantasía para órgano solo. O Magnum mysterium no puede ocultar la influencia de la música inglesa del siglo XV, y abrió una línea de investigación en el terreno de la música coral que Davies continuó explorando en creaciones como Himno a la palabra de Dios. Solsticio de luz constituye un tramo más de este recorrido, con su perfecto equilibrio entre coro y órgano, alternando sencillez y virtuosismo, e intervenciones solistas y en conjunto.

El músico parte de un poema de George Mackay Brown, natural de las islas Orkney en Escocia, con el que Davies ya había colaborado. La obra fue compuesta para los Saint Magnus Singers y Richard Hughes, organista de la catedral de Kirkwall, capital de las Orkney.

Solsticio de luz comienza con las islas emergiendo del hielo glaciar, y la llegada de los primeros seres humanos y animales que vivieron bajo el templado disco solar. A medida que avanza la obra, se evocan los últimos habitantes de la edad de piedra de Skara Brae, y las tumbas circulares de Orkney. También se describe a los celtas aportando sus danzas, cantos y su color propio a las islas, a la vez que la religión trajo una ola de luz blanca, únicamente enturbiada por la llegada de las hordas vikingas.

Todo concluye con una oración por la paz dirigida al príncipe vikingo y también mártir de la Iglesia San Magno, en la que hay alusiones a la era contemporánea, que incluyen una denuncia del expolio y la amenaza de las minas de uranio de las islas.

Escucharemos Solsticio de luz, de Peter Maxwell Davies, en las voces del tenor Neil Mackie y el Coro del King’s College de Cambridge, acompañados por el organista Christopher Hughes. La dirección corre a cargo de Stephen Cleobury.

"Solsticio de luz", la leyenda de las Islas Orkney

Hoy ofrecemos a nuestros oyentes "Solsticio de luz", una composición del músico británico Peter Maxwell Davies, escrita en 1979. Esta partitura está emparentada con O Magnum mysterium, obra que escribiera en 1960, a los veintiséis años, y que es una secuencia de villancicos e interludios orquestales que concluyen con una fantasía para órgano solo. O Magnum mysterium no puede ocultar la influencia de la música inglesa del siglo XV, y abrió una línea de investigación en el terreno de la música coral que Davies continuó explorando en creaciones como Himno a la palabra de Dios. Solsticio de luz constituye un tramo más de este recorrido, con su perfecto equilibrio entre coro y órgano, alternando sencillez y virtuosismo, e intervenciones solistas y en conjunto.

El músico parte de un poema de George Mackay Brown, natural de las islas Orkney en Escocia, con el que Davies ya había colaborado. La obra fue compuesta para los Saint Magnus Singers y Richard Hughes, organista de la catedral de Kirkwall, capital de las Orkney.

Solsticio de luz comienza con las islas emergiendo del hielo glaciar, y la llegada de los primeros seres humanos y animales que vivieron bajo el templado disco solar. A medida que avanza la obra, se evocan los últimos habitantes de la edad de piedra de Skara Brae, y las tumbas circulares de Orkney. También se describe a los celtas aportando sus danzas, cantos y su color propio a las islas, a la vez que la religión trajo una ola de luz blanca, únicamente enturbiada por la llegada de las hordas vikingas.

Todo concluye con una oración por la paz dirigida al príncipe vikingo y también mártir de la Iglesia San Magno, en la que hay alusiones a la era contemporánea, que incluyen una denuncia del expolio y la amenaza de las minas de uranio de las islas.

Escucharemos Solsticio de luz, de Peter Maxwell Davies, en las voces del tenor Neil Mackie y el Coro del King’s College de Cambridge, acompañados por el organista Christopher Hughes. La dirección corre a cargo de Stephen Cleobury.

"Solsticio de luz", la leyenda de las Islas Orkney

Hoy ofrecemos a nuestros oyentes "Solsticio de luz", una composición del músico británico Peter Maxwell Davies, escrita en 1979. Esta partitura está emparentada con O Magnum mysterium, obra que escribiera en 1960, a los veintiséis años, y que es una secuencia de villancicos e interludios orquestales que concluyen con una fantasía para órgano solo. O Magnum mysterium no puede ocultar la influencia de la música inglesa del siglo XV, y abrió una línea de investigación en el terreno de la música coral que Davies continuó explorando en creaciones como Himno a la palabra de Dios. Solsticio de luz constituye un tramo más de este recorrido, con su perfecto equilibrio entre coro y órgano, alternando sencillez y virtuosismo, e intervenciones solistas y en conjunto.

El músico parte de un poema de George Mackay Brown, natural de las islas Orkney en Escocia, con el que Davies ya había colaborado. La obra fue compuesta para los Saint Magnus Singers y Richard Hughes, organista de la catedral de Kirkwall, capital de las Orkney.

Solsticio de luz comienza con las islas emergiendo del hielo glaciar, y la llegada de los primeros seres humanos y animales que vivieron bajo el templado disco solar. A medida que avanza la obra, se evocan los últimos habitantes de la edad de piedra de Skara Brae, y las tumbas circulares de Orkney. También se describe a los celtas aportando sus danzas, cantos y su color propio a las islas, a la vez que la religión trajo una ola de luz blanca, únicamente enturbiada por la llegada de las hordas vikingas.

Todo concluye con una oración por la paz dirigida al príncipe vikingo y también mártir de la Iglesia San Magno, en la que hay alusiones a la era contemporánea, que incluyen una denuncia del expolio y la amenaza de las minas de uranio de las islas.

Escucharemos Solsticio de luz, de Peter Maxwell Davies, en las voces del tenor Neil Mackie y el Coro del King’s College de Cambridge, acompañados por el organista Christopher Hughes. La dirección corre a cargo de Stephen Cleobury.

"Fiesta de otoño", el adiós a la música de Joseph Marx

En 1946, Joseph Marx realizó una revisión del cuarto movimiento de su sinfonía de otoño, estrenada en 1927. Éste fue convertido en un poema sinfónico titulado Fiesta en otoño y supuso el regreso de Marx a la forma sinfónica, tras quince años sin escribir para orquesta, con dos excepciones: su serenata Alt-Wiener de 1941 y la adaptación orquestal de algunos de sus cuartetos de cuerda. Fiesta en otoño obtuvo un gran éxito y, de hecho, comenzó a interpretarse con regularidad en las salas de conciertos austríacas, al contrario que la sinfonía de la que había nacido, que permaneció en el limbo desde su estreno, en 1927, hasta 2005. A la hora de convertirlo en un poema sinfónico, Marx redujo la plantilla de Fiesta en otoño, pero sin eliminar elementos sonoros y colorísticos típicos de su escritura, tales como el empleo del piano, el arpa o la celesta. La orquesta de Fiesta en otoño puede recordar a la de otro poema sinfónico suyo titulado Una música de primavera, de 1925. De las dos arpas que figuraban en la sinfonía de otoño, Marx se queda aquí únicamente con una y también pasa de nueve percusionistas a cuatro. Aún así, la plantilla conserva las dimensiones de una orquesta sinfónica.

El compositor sacrificó igualmente algunos pasajes de carácter extrovertido presentes en la sinfonía, para que el poema sinfónico fuera realmente independiente respecto a esta. Aún así, el poema no deja de poseer pasajes verdaderamente alegres, y comienza con una animada descripción de la cosecha, a la que le sigue una melodía de carácter báquico.

Aunque Marx falleció en 1964, no volvió a componer una sola nota después de esta obra. Y ello, a pesar de que recibió numerosos encargos. Sin embargo, de alguna manera él sentía que, al igual que en la fiesta de este poema sinfónico, el otoño había llegado a su carrera como compositor, y optó por decir adiós con esta pequeña joya.

Proponemos escuchar a nuestros oyentes Fiesta en otoño de Joseph Marx, en la interpretación de la Orquesta Sinfónica de la Radio Austríaca, a las órdenes de Johannes Wildner.

"Fiesta de otoño", el adiós a la música de Joseph Marx

En 1946, Joseph Marx realizó una revisión del cuarto movimiento de su sinfonía de otoño, estrenada en 1927. Éste fue convertido en un poema sinfónico titulado Fiesta en otoño y supuso el regreso de Marx a la forma sinfónica, tras quince años sin escribir para orquesta, con dos excepciones: su serenata Alt-Wiener de 1941 y la adaptación orquestal de algunos de sus cuartetos de cuerda. Fiesta en otoño obtuvo un gran éxito y, de hecho, comenzó a interpretarse con regularidad en las salas de conciertos austríacas, al contrario que la sinfonía de la que había nacido, que permaneció en el limbo desde su estreno, en 1927, hasta 2005. A la hora de convertirlo en un poema sinfónico, Marx redujo la plantilla de Fiesta en otoño, pero sin eliminar elementos sonoros y colorísticos típicos de su escritura, tales como el empleo del piano, el arpa o la celesta. La orquesta de Fiesta en otoño puede recordar a la de otro poema sinfónico suyo titulado Una música de primavera, de 1925. De las dos arpas que figuraban en la sinfonía de otoño, Marx se queda aquí únicamente con una y también pasa de nueve percusionistas a cuatro. Aún así, la plantilla conserva las dimensiones de una orquesta sinfónica.

El compositor sacrificó igualmente algunos pasajes de carácter extrovertido presentes en la sinfonía, para que el poema sinfónico fuera realmente independiente respecto a esta. Aún así, el poema no deja de poseer pasajes verdaderamente alegres, y comienza con una animada descripción de la cosecha, a la que le sigue una melodía de carácter báquico.

Aunque Marx falleció en 1964, no volvió a componer una sola nota después de esta obra. Y ello, a pesar de que recibió numerosos encargos. Sin embargo, de alguna manera él sentía que, al igual que en la fiesta de este poema sinfónico, el otoño había llegado a su carrera como compositor, y optó por decir adiós con esta pequeña joya.

Proponemos escuchar a nuestros oyentes Fiesta en otoño de Joseph Marx, en la interpretación de la Orquesta Sinfónica de la Radio Austríaca, a las órdenes de Johannes Wildner.

"Fiesta de otoño", el adiós a la música de Joseph Marx

En 1946, Joseph Marx realizó una revisión del cuarto movimiento de su sinfonía de otoño, estrenada en 1927. Éste fue convertido en un poema sinfónico titulado Fiesta en otoño y supuso el regreso de Marx a la forma sinfónica, tras quince años sin escribir para orquesta, con dos excepciones: su serenata Alt-Wiener de 1941 y la adaptación orquestal de algunos de sus cuartetos de cuerda. Fiesta en otoño obtuvo un gran éxito y, de hecho, comenzó a interpretarse con regularidad en las salas de conciertos austríacas, al contrario que la sinfonía de la que había nacido, que permaneció en el limbo desde su estreno, en 1927, hasta 2005. A la hora de convertirlo en un poema sinfónico, Marx redujo la plantilla de Fiesta en otoño, pero sin eliminar elementos sonoros y colorísticos típicos de su escritura, tales como el empleo del piano, el arpa o la celesta. La orquesta de Fiesta en otoño puede recordar a la de otro poema sinfónico suyo titulado Una música de primavera, de 1925. De las dos arpas que figuraban en la sinfonía de otoño, Marx se queda aquí únicamente con una y también pasa de nueve percusionistas a cuatro. Aún así, la plantilla conserva las dimensiones de una orquesta sinfónica.

El compositor sacrificó igualmente algunos pasajes de carácter extrovertido presentes en la sinfonía, para que el poema sinfónico fuera realmente independiente respecto a esta. Aún así, el poema no deja de poseer pasajes verdaderamente alegres, y comienza con una animada descripción de la cosecha, a la que le sigue una melodía de carácter báquico.

Aunque Marx falleció en 1964, no volvió a componer una sola nota después de esta obra. Y ello, a pesar de que recibió numerosos encargos. Sin embargo, de alguna manera él sentía que, al igual que en la fiesta de este poema sinfónico, el otoño había llegado a su carrera como compositor, y optó por decir adiós con esta pequeña joya.

Proponemos escuchar a nuestros oyentes Fiesta en otoño de Joseph Marx, en la interpretación de la Orquesta Sinfónica de la Radio Austríaca, a las órdenes de Johannes Wildner.

Deodat de Severac

Comenzamos hoy Acompasa2 con el compositor francés Deodat de Severac, que vivió entre 1872 y 1921. Miembro de una familia de la nobleza del Alto Garona, estudió en la Schola Cantorum de París, y fue alumno de Vincent D’Indy y Alberic Magnard, el llamado Bruckner francés. Pero sería su encuentro con Isaac Albéniz el que más le marcase, llegando a convertirse en ayudante del gran compositor español.

Severac, que también formó parte de la colonia de artistas establecidos en Ceret en 1913, es hoy recordado muy especialmente por haber concluido Navarra de Albéniz. Muy apegado a sus orígenes del Languedoc, llegó a introducir una cobla catalana en su segunda ópera, Heliogábalo. Además, evocó la región en su música para piano, dedicándole varios álbumes. Para muchos su obra maestra es Cerdaña, escrita entre 1908 y 1911, una suite en cinco movimientos que, de alguna manera, se inspira en lo realizado por Albéniz con España en su Iberia.

Años antes, entre 1903 y 1904, Severac compuso otra suite de cinco piezas: En Languedoc, que revela, a sus treinta y un años, un lenguaje claramente maduro y personal, fuertemente marcado por la poesía del momento, en el sentido de un Chopin. La primera pieza, Hacia la masía en fiestas, es una evocación de la niñez. En Sobre el estanque, la tarde palpitan ecos lejanos mientras que Un caballo en la pradera es a la vez sugerente y juguetona. La penúltima pieza, Rincón del cementerio en primavera, con su pulso ágil, posee una melodía discretamente dolorosa mientras que el pedal armónico recrea de forma certera un sufrimiento interno sin recurrir al efectismo. Concluye la suite Languedoc con la alegre pieza Día de juerga en la masía.

Escucharemos En Languedoc, suite para piano de Deodat de Severac, en la interpretación de Aldo Ciccolini.

Luego retrocederemos hasta finales del siglo XVIII, con la música del checo Jan Ladislav Dussek, muy recordado hoy por sus piezas para arpa, si bien fue un auténtico visionario, que siguió su camino de forma independiente a las corrientes oficiales y sobrepasó los límites del clasicismo, convirtiéndose en precursor de la música romántica. Esto es especialmente notable en su obra para piano, que parece prefigurar a Chopin y Schumann. También fue probablemente el primer autor que introdujo la percusión en la música de cámara.

Para el programa de hoy hemos escogido un dúo para arpa y pianoforte en fa mayor clasificado con su opus 73. Aunque todavía se deja sentir aquí una elegancia clásica y cierto academicismo solemne en algunos pasajes, no es menos cierto que en ocasiones Dussek se revela más fluido e incluso atormentado, imprimiendo acentos prerrománticos que recuerdan al carácter de la música de Carl Philip Emmanuel Bach.

También es verdad que la melancolía en Dussek nunca llega demasiado lejos y se decanta más por una nostalgia profunda. Y es que no hay que olvidar que Goethe definió el romanticismo como una enfermedad, frente a la salud, que representaba el clasicismo. Esta sana nostalgia se puede apreciar muy especialmente en el segundo movimiento, larghetto esspresivo, del Dúo op. 73. Escucharemos esta obra interpretada por Kyung-Hee Kim al arpa y Laure Colladant, fortepiano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deodat de Severac

Comenzamos hoy Acompasa2 con el compositor francés Deodat de Severac, que vivió entre 1872 y 1921. Miembro de una familia de la nobleza del Alto Garona, estudió en la Schola Cantorum de París, y fue alumno de Vincent D’Indy y Alberic Magnard, el llamado Bruckner francés. Pero sería su encuentro con Isaac Albéniz el que más le marcase, llegando a convertirse en ayudante del gran compositor español.

Severac, que también formó parte de la colonia de artistas establecidos en Ceret en 1913, es hoy recordado muy especialmente por haber concluido Navarra de Albéniz. Muy apegado a sus orígenes del Languedoc, llegó a introducir una cobla catalana en su segunda ópera, Heliogábalo. Además, evocó la región en su música para piano, dedicándole varios álbumes. Para muchos su obra maestra es Cerdaña, escrita entre 1908 y 1911, una suite en cinco movimientos que, de alguna manera, se inspira en lo realizado por Albéniz con España en su Iberia.

Años antes, entre 1903 y 1904, Severac compuso otra suite de cinco piezas: En Languedoc, que revela, a sus treinta y un años, un lenguaje claramente maduro y personal, fuertemente marcado por la poesía del momento, en el sentido de un Chopin. La primera pieza, Hacia la masía en fiestas, es una evocación de la niñez. En Sobre el estanque, la tarde palpitan ecos lejanos mientras que Un caballo en la pradera es a la vez sugerente y juguetona. La penúltima pieza, Rincón del cementerio en primavera, con su pulso ágil, posee una melodía discretamente dolorosa mientras que el pedal armónico recrea de forma certera un sufrimiento interno sin recurrir al efectismo. Concluye la suite Languedoc con la alegre pieza Día de juerga en la masía.

Escucharemos En Languedoc, suite para piano de Deodat de Severac, en la interpretación de Aldo Ciccolini.

Luego retrocederemos hasta finales del siglo XVIII, con la música del checo Jan Ladislav Dussek, muy recordado hoy por sus piezas para arpa, si bien fue un auténtico visionario, que siguió su camino de forma independiente a las corrientes oficiales y sobrepasó los límites del clasicismo, convirtiéndose en precursor de la música romántica. Esto es especialmente notable en su obra para piano, que parece prefigurar a Chopin y Schumann. También fue probablemente el primer autor que introdujo la percusión en la música de cámara.

Para el programa de hoy hemos escogido un dúo para arpa y pianoforte en fa mayor clasificado con su opus 73. Aunque todavía se deja sentir aquí una elegancia clásica y cierto academicismo solemne en algunos pasajes, no es menos cierto que en ocasiones Dussek se revela más fluido e incluso atormentado, imprimiendo acentos prerrománticos que recuerdan al carácter de la música de Carl Philip Emmanuel Bach.

También es verdad que la melancolía en Dussek nunca llega demasiado lejos y se decanta más por una nostalgia profunda. Y es que no hay que olvidar que Goethe definió el romanticismo como una enfermedad, frente a la salud, que representaba el clasicismo. Esta sana nostalgia se puede apreciar muy especialmente en el segundo movimiento, larghetto esspresivo, del Dúo op. 73. Escucharemos esta obra interpretada por Kyung-Hee Kim al arpa y Laure Colladant, fortepiano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deodat de Severac

Comenzamos hoy Acompasa2 con el compositor francés Deodat de Severac, que vivió entre 1872 y 1921. Miembro de una familia de la nobleza del Alto Garona, estudió en la Schola Cantorum de París, y fue alumno de Vincent D’Indy y Alberic Magnard, el llamado Bruckner francés. Pero sería su encuentro con Isaac Albéniz el que más le marcase, llegando a convertirse en ayudante del gran compositor español.

Severac, que también formó parte de la colonia de artistas establecidos en Ceret en 1913, es hoy recordado muy especialmente por haber concluido Navarra de Albéniz. Muy apegado a sus orígenes del Languedoc, llegó a introducir una cobla catalana en su segunda ópera, Heliogábalo. Además, evocó la región en su música para piano, dedicándole varios álbumes. Para muchos su obra maestra es Cerdaña, escrita entre 1908 y 1911, una suite en cinco movimientos que, de alguna manera, se inspira en lo realizado por Albéniz con España en su Iberia.

Años antes, entre 1903 y 1904, Severac compuso otra suite de cinco piezas: En Languedoc, que revela, a sus treinta y un años, un lenguaje claramente maduro y personal, fuertemente marcado por la poesía del momento, en el sentido de un Chopin. La primera pieza, Hacia la masía en fiestas, es una evocación de la niñez. En Sobre el estanque, la tarde palpitan ecos lejanos mientras que Un caballo en la pradera es a la vez sugerente y juguetona. La penúltima pieza, Rincón del cementerio en primavera, con su pulso ágil, posee una melodía discretamente dolorosa mientras que el pedal armónico recrea de forma certera un sufrimiento interno sin recurrir al efectismo. Concluye la suite Languedoc con la alegre pieza Día de juerga en la masía.

Escucharemos En Languedoc, suite para piano de Deodat de Severac, en la interpretación de Aldo Ciccolini.

Luego retrocederemos hasta finales del siglo XVIII, con la música del checo Jan Ladislav Dussek, muy recordado hoy por sus piezas para arpa, si bien fue un auténtico visionario, que siguió su camino de forma independiente a las corrientes oficiales y sobrepasó los límites del clasicismo, convirtiéndose en precursor de la música romántica. Esto es especialmente notable en su obra para piano, que parece prefigurar a Chopin y Schumann. También fue probablemente el primer autor que introdujo la percusión en la música de cámara.

Para el programa de hoy hemos escogido un dúo para arpa y pianoforte en fa mayor clasificado con su opus 73. Aunque todavía se deja sentir aquí una elegancia clásica y cierto academicismo solemne en algunos pasajes, no es menos cierto que en ocasiones Dussek se revela más fluido e incluso atormentado, imprimiendo acentos prerrománticos que recuerdan al carácter de la música de Carl Philip Emmanuel Bach.

También es verdad que la melancolía en Dussek nunca llega demasiado lejos y se decanta más por una nostalgia profunda. Y es que no hay que olvidar que Goethe definió el romanticismo como una enfermedad, frente a la salud, que representaba el clasicismo. Esta sana nostalgia se puede apreciar muy especialmente en el segundo movimiento, larghetto esspresivo, del Dúo op. 73. Escucharemos esta obra interpretada por Kyung-Hee Kim al arpa y Laure Colladant, fortepiano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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