Comenzamos hoy Acompasa2 con el compositor francés Deodat de Severac, que vivió entre 1872 y 1921. Miembro de una familia de la nobleza del Alto Garona, estudió en la Schola Cantorum de París, y fue alumno de Vincent D’Indy y Alberic Magnard, el llamado Bruckner francés. Pero sería su encuentro con Isaac Albéniz el que más le marcase, llegando a convertirse en ayudante del gran compositor español.
Severac, que también formó parte de la colonia de artistas establecidos en Ceret en 1913, es hoy recordado muy especialmente por haber concluido Navarra de Albéniz. Muy apegado a sus orígenes del Languedoc, llegó a introducir una cobla catalana en su segunda ópera, Heliogábalo. Además, evocó la región en su música para piano, dedicándole varios álbumes. Para muchos su obra maestra es Cerdaña, escrita entre 1908 y 1911, una suite en cinco movimientos que, de alguna manera, se inspira en lo realizado por Albéniz con España en su Iberia.
Años antes, entre 1903 y 1904, Severac compuso otra suite de cinco piezas: En Languedoc, que revela, a sus treinta y un años, un lenguaje claramente maduro y personal, fuertemente marcado por la poesía del momento, en el sentido de un Chopin. La primera pieza, Hacia la masía en fiestas, es una evocación de la niñez. En Sobre el estanque, la tarde palpitan ecos lejanos mientras que Un caballo en la pradera es a la vez sugerente y juguetona. La penúltima pieza, Rincón del cementerio en primavera, con su pulso ágil, posee una melodía discretamente dolorosa mientras que el pedal armónico recrea de forma certera un sufrimiento interno sin recurrir al efectismo. Concluye la suite Languedoc con la alegre pieza Día de juerga en la masía.
Escucharemos En Languedoc, suite para piano de Deodat de Severac, en la interpretación de Aldo Ciccolini.
Luego retrocederemos hasta finales del siglo XVIII, con la música del checo Jan Ladislav Dussek, muy recordado hoy por sus piezas para arpa, si bien fue un auténtico visionario, que siguió su camino de forma independiente a las corrientes oficiales y sobrepasó los límites del clasicismo, convirtiéndose en precursor de la música romántica. Esto es especialmente notable en su obra para piano, que parece prefigurar a Chopin y Schumann. También fue probablemente el primer autor que introdujo la percusión en la música de cámara.
Para el programa de hoy hemos escogido un dúo para arpa y pianoforte en fa mayor clasificado con su opus 73. Aunque todavía se deja sentir aquí una elegancia clásica y cierto academicismo solemne en algunos pasajes, no es menos cierto que en ocasiones Dussek se revela más fluido e incluso atormentado, imprimiendo acentos prerrománticos que recuerdan al carácter de la música de Carl Philip Emmanuel Bach.
También es verdad que la melancolía en Dussek nunca llega demasiado lejos y se decanta más por una nostalgia profunda. Y es que no hay que olvidar que Goethe definió el romanticismo como una enfermedad, frente a la salud, que representaba el clasicismo. Esta sana nostalgia se puede apreciar muy especialmente en el segundo movimiento, larghetto esspresivo, del Dúo op. 73. Escucharemos esta obra interpretada por Kyung-Hee Kim al arpa y Laure Colladant, fortepiano.