Hoy es mi último día aquí. En un rato cerraré la maleta y pondré rumbo al aeropuerto. Me esperan un avión hasta Paris, otro desde allí a casa, y en total unas 16 horas.
Hasta aquí ha llegado mi aventura en los juegos. Ha sido la primera vez que venía a una cita olímpica, y la verdad es que en general ha sido un lujo.
Me siento muy orgulloso de haber podido representar a mi país. Yo siempre he pensado que los deportistas españoles lo representamos allí donde vamos, pero en este caso, ver la bandera en el casco, en la bici, en el equipo…eso es un honor con todas las letras.
Me hubiera gustado conseguir que sonara el himno español. En el Tour me lo pusieron pero en el Giro no. Aquí, bueno, no fue posible.
La experiencia ha sido muy bonita. Cuando vine no sabía lo que iba a ocurrir. Era consciente de que llegaba justo de fuerzas, y eso al final lo he notado. Creo que ha marcado muchas diferencias el haber competido en el Tour.
Me da mucha pena no volver con una medalla en el bolsillo, pero aún así, me vuelvo satisfecho con mis resultados, y feliz por la medalla de mi amigo, compañero y gran ciclista Samuel Sánchez.
Ahora, lo que tengo son ganas de que empiece la Vuelta. Por supuesto que me encantaría volver a unos Juegos, pero hasta Londres queda mucho, y puede pasar de todo. Hay que ir paso a paso.
Sobre la organización, tengo sensaciones encontradas. Lo malo, que generalmente no se dice, ha sido el caos que rodeaba cualquier desplazamiento. A mi eso me desanimaba a la hora de salir a pasear por Pekín. Cada semáforo dura un mundo, y la contaminación se nota, y eso que llovió un poco.
Los conductores oficiales no se conocían la ciudad, no estaban permitidos los GPS, y encima la mayoría no hablaba inglés, con lo que era muy difícil entenderte, y o tenías la dirección escrita en un papel…o a ver cómo se lo explicabas.
Tengo que reconocerlo. La ciudad me ha decepcionado, y creo que si tuviera que vivir aquí me costaría adaptarme.
Pero bueno, igual que la ciudad me ha decepcionado, la organización también ha tenido cosas buenas.
El dispositivo de seguridad era el que tenía que ser. Hay gente que creía que era demasiado y que se veía mucho al ejército, pero yo creo que en este tema mejor tenerlo todo controlado. Cuando salíamos a rodar en carretera había que pasar muchos controles y llevar la acreditación bien a mano, pero también es verdad que eso nos permitía olvidarnos de todo y centrarnos sólo en correr.
Es verdad que por el contrario, la gente se volcaba en hacernos sentir cómodos. Desde el que estaba abriendo la puerta de la Villa hasta la gente del comedor o la gente de la organización, todos, siempre tenían una sonrisa en la cara. Son muy agradecidos y educados y se les notaban que trabajaban duro.
Creo que me acordaré siempre de verles a las nueve de la mañana limpiado las juntas que había entre los adoquines del camino que llevaba a la Villa, o de verles quitar todos los días las malas hierbas con mimo, como si fueran delicadas flores en lugar de arrancarlas de cuajo.
Tener de vecinos a todos estos grandes deportistas ha sido otro de los “souvenirs” que me llevo en la maleta. La habitación de la Villa no era muy lujosa, pero lo que no tenía precio (como diría el famoso anuncio) era compartir bloque con estos vecinos. Yo me he llevado especialmente bien con los chicos del balonmano, a los que les deseo toda la suerte del mundo. También me he llevado muy bien con los del baloncesto, y ha sido un “regalo” compartir ratos con un grande como Rafa “numero 1” Nadal.
Me voy. Atrás queda esta experiencia. Ahora, espero aclimatarme pronto a España y que no me pase factura el jet-lag, porque hay que ponerse a preparar la Vuelta.
Los compañeros de RTVE.es me han ofrecido seguir con este blog hasta que termine los Juegos. Yo he aceptado, aunque reconozco que a partir de ahora, sólo podré escribir como un aficionado más. Aprovecharé para contaros que tal mi preparación, pero lo principal será compartir con vosotros todos los éxitos que nos esperan que son muchos. Estoy seguro. 1abrazo.