El trabajo bien pagado, la mayor preocupación de los alemanes
martes 10.sep.2013 por Aurora Mínguez 0 Comentarios
Nada que ver el "Tengo una pregunta para usted, Presidente" español con el programa "Wahlarena" (arena electoral) de anoche en la primera cadena de la televisión estatal alemana.
Primera constatación: los ciudadanos que preguntaron a Angela Merkel no sólo formularon perfecta y exhaustivamente sus preguntas -mejor casi que algunos periodistas profesionales- , sino que lo hicieron sin leer nada, improvisando (recuerdo que en la versión española varias personas se habían escrito la pregunta y estuvieron muy vacilantes , casi asustados, cosa comprensible en ciertos casos).
Y, más importante aún, la gente repreguntó, y hasta hubo dos espectadores que pusieron a la canciller en dificultades cuando le plantearon "¿me da usted su palabra de que va a cumplir sus promesas electorales?" o "me promete usted que va a mejorar la situación de los trabajadores que encadenan trabajos temporales como yo, que llevo diez años en esta situación?".
Quedó claro que a los alemanes les preocupa sobre todo el tema del trabajo, y del trabajo de calidad y bien pagado. No convence esa idea de Merkel de que es mejor tener trabajo que no tenerlo, y tampoco esa estadística que afirma que nunca ha habido en la República Federal tanta gente ocupada. En esas cifras de empleo figuran personas que cobran 300 o 400 euros por ocho o más horas, mini-jobs, gente con tan poco salario que su mismo patrón le recomienda que pida un subsidio o una ayuda al Estado. Tampoco las cifras oficiales de paro ( un 6,7 por ciento) responden a la verdad. Una persona sin trabajo que esté en un curso de reciclaje profesional o aprendiendo algo nuevo no figura como desempleado. Tampoco aquellos que no tienen domicilio fijo ni aquellos que nunca se han registrado como parados.
Merkel anoche dijo: "quien trabaja debe de poder vivir de su salario", pero la realidad laboral de este país demuestra que esto no es verdad. No hay aquí un salario mínimo legal porque ningún gobierno lo ha querido ( los socialdemócratas proponen ahora 8,5 euros por hora) , y la canciller insiste en que son los agentes sociales quienes deciden los convenios y que el Estado no crea puestos de trabajo. Tal vez, sobre el papel, no; pero el Estado define el marco en el que negocian empresarios y sindicatos. Y el Estado puede crear puestos de trabajo con nuevas inversiones. Cosa de la que Merkel no habla.
Por lo demás, hubo preguntas curiosas: un hombre homosexual que vive en pareja y que quisiera adoptar un niño ( a lo que Merkel se niega), una joven madre inquieta por la proliferación de grandes burdeles y de tráfico de mujeres- esclavas obligadas a prostituirse, una chavala de 16 años que preguntaba sobre el espionaje norteamericano en Alemania y la intimidad de las comunicaciones privadas, un joven maestro que planteaba a la canciller si no sería mejor que fuera el Estado, de nuevo, el que se hiciera cargo de la educación y no los länder, o estados federados, como es ahora el caso, con un auténtico caos de planes de estudio y mucho dinero desperdiciado inútilmente.
En total, 75 minutos de programa en directo del que la canciller salió airosa, pero no triunfante. Los ciudadanos son conscientes de que, cuando le interesa, Merkel tira balones fuera y da respuestas vagas que no satisfacen a nadie. Es siempre ella misma, cordial y distante al mismo tiempo, interesada por unos segundos en las preocupaciones de sus conciudadanos, sintiendo poco a poco el aliento de los socialdemócratas que están pisando más fuerte día a día...