Merkel no quiere ir a la guerra
lunes 9.sep.2013 por Aurora Mínguez 0 Comentarios
Trece días para las elecciones generales. Esta noche Angela Merkel estará a las ocho y cuarto de la tarde, después del "Tagesschau" ( el telediario), en horario de máxima audiencia, respondiendo a las cuestiones de un grupo de ciudadanos. Otra versión del " Tengo una pregunta para usted.." , ya en la fase caliente de la campaña electoral, en una semana clave para saber cuándo y cómo y quiénes van a atacar a Siria y con la canciller puesta de perfil en medio de los primeros redobles de los tambores de la guerra. Y, además, este domingo hay elecciones en el conservador land de Baviera, y, aunque es seguro que gana la CSU, es decir, los socios bávaros de Merkel, será interesante ver cuánto ganan- o pierden- los socialdemócratas y los Verdes locales.
Todo el mundo habla de guerra y en este tema Merkel y Alemania patinan..El pasado sigue muy presente y la República Federal -ese líder político y económico europeo- no puede asumir igual liderazgo en materia bélica. La Ley Fundamental alemana impone límites muy estrictos a cualquier intervención militar exterior de la Bundeswehr, el Ejército alemán. Tiene que haber un mandato explícito por parte de la ONU, la UE o la OTAN y los soldados alemanes no van a disparar un tiro, sino que servirán de apoyo logístico, bien a través de aviones espías, centros de radares o grupos de ingenieros militares. No van a bombardear ningún país . Pero sí informarán por ejemplo, de dónde están las patrullas antiaéreas del país atacable.
En este fin de semana Merkel se ha visto desairada y confrontada de nuevo con las contradicciones de la política exterior. Ha tenido que encajar cómo varios de sus socios más importantes de la UE - entre ellos España- aprovechaban el momento en que ella se iba del G20 en San Petersburgo para firmar su apoyo a Obama caso de que éste decida finalmente atacar objetivos sirios. Y, horas después, Berlín, temerosa de que los Estados Unidos piensen que no es un socio fiable, daba órdenes a su ministro de Exteriores, Westerwelle, para que firmara como el resto de sus colegas de la Unión Europea una resolución conjunta condenando el ataque con armas químicas contra la población civil siria y amenazando con una acción de castigo sin concretar sus características.
Alemania no se aclara y no se puede aclarar ahora tampoco. La sombra del Tercer Reich es todavía muy larga y todos los gobiernos desde la reunificación han tenido enormes dificultades para convencer a una población mayoritariamente pacifista de que a veces hay que enfrentarse a las tiranías con las armas. Lo hizo el canciller socialdemócrata Schröder en Kosovo, con enormes resistencias, pero no se ha vuelto a repetir. En el ataque a Libia Alemania se abstuvo en la votación en Naciones Unidas y Merkel tuvo que tragarse varios sapos por aquella decisión. Ahora se encuentra ante otra disyuntiva de la que no puede escapar fácilmente y en medio de la fase más caliente de la campaña. Los sondeos hablan de una recuperación lenta pero clara de los socialdemócratas y también de que la Gran Coalición es una alternativa cada vez más posible..