Las partituras palpitantes de Hofesh Shechter

    miércoles 24.feb.2016    por Maite Guisado    0 Comentarios

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Hofesh Shechter es un tipo especial. Como creador es excepcional. Músico ante todo, gran coreógrafo, no sé si crea sus coreografías para su música o al revés. Como persona es más bien tímido, sin esa necesidad narcisista de sobresalir. No creció en familia de artistas, pero llevaba dentro la creatividad y supo encontrar su camino. Israel es una verdadera potencia mundial en danza contemporánea. En su tierra se formó, con la compañía Batsheva, y creó su compañía en Londres en 2008.

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Sus coreografías atrapan. Para mí, su valor esencial es que siempre habla -su danza habla- desde la honestidad de su ser. Creo que por eso sus obras gustan hasta a los que no frecuentan normalmente este tipo de espectáculos. Sus creaciones respiran fuerza, energía, conectan con lo más esencial del ser, espíritu, el alma. Y todos sus sentimientos asociados. Los mejores y los peores.

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La experiencia de Political Mother es fuerte no solamente por el resultado, que es espléndido (60 bailarines y músicos no profesionales en escena pegando fuerte), sino por la vivencia que han tenido sus participantes, gentes de todas las edades y condiciones, a las que unía simplemente el gusto por el baile y que han visto su vida cambiar. Lo digo porque lo he visto.

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P1280239En el reencuentro para preparar el espectáculo en Barcelona es cuando hemos captado las impresiones de los participantes. Para ellos ha sido un gran esfuerzo, un reto superado, el hallazgo de un verdadero tesoro, una experiencia irrepetible.

P1280239La iniciativa nació en el Festival Temporada Alta de Girona y se ha repetido en el Mercat de les Flors de Barcelona.

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La experiencia comunitaria de Political Mother no tiene parangón, aquí tenéis el reportaje:

 Y un vídeo de 2013, que rodamos en un ensayo: 

 

 

 

 

Maite Guisado   24.feb.2016 23:07    

De charlatanes el infierno está lleno, pero el mundo está a reventar.

    viernes 22.ene.2016    por Maite Guisado    0 Comentarios

LOS CHARLATANES, Teatro del Astillero

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"No es una obra de teatro, es una fiesta", así describe el dramaturgo y director teatral (el último director del programa La Mandrágora de esta cadena) Luis Miguel González Cruz Los charlatanes, porque es una conmemoración de los 20 años del Teatro del Astillero de Madrid, uno de los colectivos de más calidad y recorrido del panorama independiente peninsular, un taller de escritura, según su propia definición, formado actualmente por los cuatro dramaturgos que han creado conjuntamente esta marciana pieza: el mismo Luis Miguel González Cruz, que la dirige, Inmaculada Alvear, Yolanda Dorado y Daniel Martos, que además forma parte del reparto junto a Nuria Benet y Eugenio Gómez.

Digo marciana porque son dos marcianos que bajan a la tierra buscando ayuda para salvar a su planeta. Pero no se les ocurre nada mejor que ponerse en la piel de unos gestores culturales (temazo en sí mismo, dicho sea de paso). Y aquí se enmaraña todo.

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Son más bien esqueches, llenos de humor y mofa, a veces crueles o festivos, con tono cabaretesco y surrealista, donde recibe todo dios: políticos, programadores, gestores y, evidentmente, los mismos  dramaturgos. 

Una autocrítica muy sana, con muchos guiños (da mucha risa por ejemplo la cómplice parodia de la Zaranda). Una sátira sobre la burocracia, los ivas, las facturas, sobre las dificultades para tirar adelante de los artistas, sobre la profesión del programador, del gestor cultural, y el del ayuntamiento, de la comunidad, de los profesionales del canapé y el vermut, y esos forzosos formularios por triplicado debidamente sellados y compulsados... Ellos hablan de todo con descaro y también dan nombres y apellidos. Para acabar reflexionando, entre risas y números musicales, sobre el arte, el papel, la responsabilidad y la honestidad del artista y todo el tinglado montado alrededor.

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La obra se representó inicialmente en diferentes centros culturales del entorno de Madrid, fue a Zaragoza, la semana pasada estuvo en el Théâtre de l'Opprimé de París y este fin de semana abre VI Ciclo de Compañías en Red del Teatre Tantarantana de Barcelona, donde después se podrán ver Fraude, de Sudhum Teatro, y Ligeros de equipaje de Producciones Viridiana. Celebremos que el Tantarantana continue siendo un espacio en Barcelona donde se puedan ver propuestas que de otro modo no llegarían a Cataluña.

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Luis Miguel González Cruz en un ensayo

Maite Guisado   22.ene.2016 02:46    

ETXEKOAK de Jon Gerediaga Artedrama & Huts Teatroa

    viernes 11.dic.2015    por Maite Guisado    0 Comentarios

Antropólogo cultural, profesor, ante todo poeta, Jon Gerediaga es también hombre de teatro. Después de su trayectoria con FTI, Fábrica de Teatro Imaginario - Antzerkiola Imaginarioa (1998-2009), ahora vuelve a escribir para la escena. Su nueva obra, Etxekoak, aborda las dificultades y los recelos para acoger a un inmigrante en casa desde el punto de vista de sus habitantes.

©Ainhoa Resano

Etxekoak (“los de casa”), parte de la vivencia real de su director Ander Lipus, que propuso a Gerediaga escribir esta pieza llevada a escena por Artedrama y Huts Teatroa. “La historia parte de situaciones reales que le sucedieron a Lipus y que le suceden a mucha gente en cualquier parte del mundo. Él se enamoró de una cubana y tuvo que vivir un calvario de cinco años hasta que consiguió traerla a casa y vivir una relación normal con ella. Así que ya en la ficción teatral la familia debe tratar por un lado de superar todas las tramas y trampas legales que Europa les tiene preparadas a los inmigrantes, y por otro lado, se debe explicar a la “amama” (abuela) de casa, por ejemplo, que la nieta se ha casado con alguien que no conoce el idioma, que es de otro país, y de otra etnia. Así que aunque el punto de partida y de llegada es una historia de amor, se habla también de juicios legales y prejuicios de todo tipo, que definen quién es ‘de casa’, ‘de la familia’ (etxekoak), y quién no, y por qué, y cómo solucionarlo”, explica el autor.

©Ainhoa Resano
Ironía y humor para defendernos del dolor

La familia está formada Maddi (Maika Etxekopar), su abuela (Kristiane Etxaluz), y dos tíos: Imanol (Ander Lipus) y Goio (Javier Barandiaran), el tonto del pueblo, que toda la función lleva orejas de burro y que, tal como nos comenta Gerediaga, “puede permitirse decir las cosas con una mezcla de ingenuidad y humor que acaba funcionando y contagia a toda la casa”.

Aunque el tema no es para reírse, seguramente sin humor sería insoportable. “Es un tema doloroso en muchos aspectos, y en temas así hay que dejar la tragedia para tiempos mejores –afirma el dramaturgo–. Ciertos asuntos y cierta gente tienen en la realidad tales cargas de sufrimiento que uno no se puede permitir ser pesimista. No es fácil encontrar el tono de modo que no suene grandilocuente por un lado, pero tampoco caiga en chistes fáciles basados en tópicos culturales, dado que no hablamos de una casa en abstracto, sino concretamente una casa en el País Vasco, y más concretamente aún, en una casa euskaldun o vascófona, lo cual no es un detalle sin importancia, sino más bien un asunto que está en el núcleo duro de cualquier cultura: el idioma. Cuántos aceptarían como español o francés a alguien que no hable castellano ni francés? Desde luego la ley no lo hace, y a la gente también le cuesta mucho, en todos lados. Pues en eso los euskaldunes no son tan diferentes, al fin y al cabo. Lo del idioma es sólo un ejemplo, y no es en ningún caso crucial en la obra, pero sí significativo. Por otro lado, los obstáculos legales son mucho más crueles y en la realidad tienen poco que ver con el humor. Son en todo caso temas delicados y dolorosos, no hay más que ver las imágenes de los noticiarios con las colas de refugiados enfrentados al gran leviatán, así que si el público se ríe a veces es más bien porque algo de ironía y de burla pueden servir para defendernos del dolor.”

©Ainhoa Resano

Convulsión y prejuicio, amor y esperanza

La historia no está narrada desde la perspectiva del inmigrante, que ni siquiera está presente en escena, aunque no es un personaje completamente ausente, puesto que revoluciona la casa: “Su presencia se hace sentir durante toda la obra, todo el mundo sabe cómo se llama, Mamadou, y lo que supone para el desarrollo de la obra, pero, ciertamente, y dado que la ley lo impide, está, efectivamente, ausente. Creo que se nos quedaba grande tratar directamente el tema de la inmigración como si nosotros nos pudiéramos hacer cargo como autores y en primera persona de todo ese sufrimiento que nunca hemos vivido, así que la opción era en realidad la más fácil, hablar de ello desde la posición que conocemos, es decir, desde la perspectiva del que está en casa, quiere recibir al extraño, y no puede, no le dejan. El foco se sitúa en esa convulsión que sufre la casa, una convulsión que está producida en primera y última instancia por el enamoramiento, pero que se estigmatiza y se vuelve patológica por la ley y el prejuicio. Una ley basada en el prejuicio y la discriminación por cuestiones de raza, idioma, religión, sexo y un largo etcétera de ‘razones’ por las cuales somos aún capaces de discriminar y de hacer las cosas fáciles muy difíciles. No caer en la absoluta desesperanza, y luchar contra ella, era y sigue siendo una obligación para mí cuando escribo, así que hacer que la convulsión primera (la del amor) perdure y brille durante la obra era un desafío trascendental que debe mantenerse, creo, además de en el arte, también en la vida y en el tiempo, en la medida de nuestras posibilidades.”

©Ainhoa Resano

 Un gran poeta entre bambalinas

Doctor en antropología cultural y estudioso de la cultura mapuche, Jon Gerediaga es ante todo un gran poeta y eso palpita en sus piezas teatrales. 

  • Bitola
  • Olivetti
  • Mundopolski
  • Yuri sam
  • Aurevoir
  • Babilonia
Babilonia

 De sus años con la compañía Fábrica de Teatro Imaginario, recordamos Fitola balba, karpuki tui (2004, ed. Pamiela), lectura dramatizada sobre su primer poemario, 8 Olivetti Poetiko (2007, Artezblai), Mundopolski (2007, Artezblai), Yuri Sam. Otoitza, (2007, Artezblai), Au Revoir, Triunfadoreak!, (2007, Artezblai) y Babiloniako Loreak, estrenada en 2009 y de la cual podéis ver el reportaje que hicimos en el programa La Mandrágora.

“Escribir para teatro, al menos en mi caso –comenta Gerediaga–, no es sólo una labor solitaria y autónoma, sino que implica el trabajo en equipo de un grupo de personas que también están implicadas en el proyecto: actores, música, luces, vestuario, escenografía, etc. Y por supuesto, el director, en este caso Ander Lipus, que es quien dirige la caravana. Yo sé que el animal teatral es él, así que sé que su visión sobre lo que yo traigo escrito servirá para mejorar el texto y la obra en general. Así que siempre le hago caso, no sólo a él, sino también al resto del equipo. Cuando un actor tiene interiorizado el personaje, llega a saber más del personaje que yo, y sus sugerencias sobre tal o cual línea conviene tenerlas en cuenta también, de modo que todo el equipo empuje en la misma dirección.”

 

No es un autor que dé a la compañía su escrito terminado y se desentienda, el texto va creciendo y armándose en el trabajo con todo el equipo. “En este caso y prácticamente siempre que he trabajado con Lipus, en la génesis hay reuniones entre los dos, en las que hablamos de cosas de la vida mezcladas con teatro, y también esta vez fue así. Yo sabía lo que le estaba pasando a Lipus con su pareja cuando él me propuso hablar de ello en una obra de teatro. Me dio algunas claves, como número de personajes, título, etc. y en sucesivas reuniones fuimos perfilando hilos dramáticos que partían de su experiencia personal. Yo fui confeccionando el texto en constante contacto con él. Luego en una fase posterior, entraron actores y actrices, músico, escenógrafo, etc. Y también todos ellos aportan nuevas visiones de  conjunto. De modo que el texto, esta vez, tiene un total de nueve versiones desde el primer borrador, y creo que se puede dar ahora por concluido, después de la quinta o sexta representación, y difícilmente antes. Esto cansa mucho, porque se debe volver una y otra vez sobre lo escrito, y sobre todo escribir con ‘tijeras’, pero sé que es siempre por el bien de la obra, y sé que el texto se beneficia de ese trabajo en equipo en el que yo no soy totalmente autónomo, aunque las palabras las ponga yo. Pero el pálpito o la convulsión no lo puede poner el texto en solitario, por bueno que sea. Yo al menos no puedo, hablo por mí. El teatro es otra cosa distinta de un texto teatral.”

Jon Gerediaga no había vuelto al teatro desde que en 2009 escribiera Flores de Babilonia (Babiloniako Loreak), pero en este tiempo no ha dejado de escribir: “Siempre encuentro algún modo de refugiarme en la poesía, que es un lenguaje más austero, más propio, y en el que me siento mucho más autónomo, y cuando mi estado de ánimo me lo permite y me lo pide, sigo escribiendo poemas”.

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Su primer poemario fue Fitola balba, karpuki tui (2004). En 2008 recibió el premio nacional de la crítica y fue también finalista del premio nacional de poesía con su excelente Jainkoa harrapatzteko tranpa (2008, Trampa para atrapar a Dios). Después siguió Zentaurohankak (2012, Patas de centauro) y este año ha publicado Argia, Lurra, Zuhaitza, Zerua (2015, Luz, tierra, árbol, cielo). En castellano pueden leerse algunos poemas en la antología bilingüe Siete Poetas Vascos (2009), publicada como los demás por la editorial Pamiela.

La suya es una poesía enraizada en la tierra, donde la naturaleza respira los sentimientos, las pequeñeces y las profundidades del hombre. Sus poemas, de una belleza turbadora, son selvas de afectos, sufrimientos y esperanzas destilados desde el fondo del alma. Desde aquí hago una llamada al mundo editorial: urgen traducciones a otras lenguas de todos sus libros.

Etxekoak tiene prevista gira por Euskadi toda la temporada. En su web encontraréis más información y el calendario de funciones.

Maite Guisado   11.dic.2015 18:43    

El valle de los cautivos: el azar es un orden muy complejo

    viernes 4.dic.2015    por Arantxa Vela Buendía    0 Comentarios

         Hay obras de teatro que van floreciendo por Madrid en distintas salas. “El valle de los cautivos” se estrenó en la Sala Tú, siguió en el Teatro del Barrio y ahora continúa respirando en los teatros Luchana.  

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Fernando Escudero y Sato Díaz en "El valle de los cautivos"

        Hasta que no vi “El valle de los cautivos” por segunda vez , no caí en la cuenta de que una de las cosas que más te hace preguntarte quién eres es la suerte, la buena o la mala suerte. ¿Por qué yo? puede convertirse en ¿quién soy yo… para merecer esto?

        Cuánto más caótica es una situación, más estamos en manos del azar y menos creemos saber quiénes somos. Aquello que nos da seguridad, estabilidad… desaparece llevándose parte de nuestro nombre. La guerra es un ejemplo. Poco queda de nosotros cuando nos sentimos profundamente en peligro. ¿Y si te salvas? ¿Si te salvas cuando aquellos que te rodean son masacrados?

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Sato Díaz y Fran Cantos

 

        “El valle de los cautivos” es una especie de rezo de agradecimiento y dolor. Agradecimiento por librarte de la muerte y dolor por la pérdida de aquellos que te hicieron compañía cuando no había a tu alrededor nada que te acogiera. Imagino que algo de ti se va con ellos, algo de tu historia desaparece. Una historia irrepetible como irrepetible es el horror y el miedo. Nunca te habías visto en una parecida, ni te volverás a ver. Son situaciones únicas como único es el que fuiste, quien quiera que hayas sido, para afrontar el terror. Ese tú se va con los muertos y algo de esos muertos se viene contigo.

        “El valle de los cautivos” habla de un hecho real que le ocurrió al abuelo del autor, Pedro Martín Cedillo. Durante la función, adivino al dramaturgo descubriendo, fascinado, la historia del muchacho que fue su abuelo; intentando saber sus razones y sentimientos; intentando reconstruir el interior de un joven que sufrió cosas que él tan solo puede imaginar. Al final, los dos han seguido el camino de sus vidas y, aunque no llegaron a cruzarse en el tiempo, acabaron con la misma duda en la cabeza: ¿quién soy? 

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Sato Díaz y Fernando Escudero

 

          Yo también tuve un abuelo al que no conocí porque murió en la guerra. Se llamaba Teófilo Buendía y dejó pistas de su existencia por todo Madrid. Era constructor y levantó bellos edificios donde ahora vive gente que no lo conoció, como yo. Es raro pensar en los antepasados. No te sirve de mucho para saber quién eres, pero sí, al menos, para conocer de dónde vienes.

 

Arantxa Vela Buendía

Subdirectora de ¡Atención obras!

Arantxa Vela Buendía    4.dic.2015 16:35    

La clausura del amor. El amor nunca acaba bien

    domingo 29.nov.2015    por Arantxa Vela Buendía    0 Comentarios

    

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Bárbara Lennie e Israel Elejalde en "La clausura del amor"

     Hay algo profundamente tradicional en “La clausura del amor” de Pascal Rampert. El texto, compuesto de dos monólogos que, en su versión española interpretan sucesivamente Israel Elejalde y Barbara Lennie, enfrenta los sentimientos de un hombre y una mujer ante el final de la pareja que ellos forman. ¿Qué es lo que me resulta tan profundamente tradicional? Que la reflexión viene de la mano del hombre y el sentimiento, de la de la mujer.

    Él comienza la obra. Es el primero en monologar y manifiesta su intención de separarse. Este deseo de ruptura le lleva a preguntarse dónde está el amor que sitió, dónde aquella mujer que amó y qué tiene que ver con la que ahora tiene delante. El hombre afronta una sensación de irrealidad. Si era real mi amor, ¿qué me pasa ahora? Y, si no era real, ¿qué me pasa ahora? ¿De qué se habla realmente cuando se habla de amor? ¿Qué es lo que amamos cuando amamos?

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Israel Elejalde en "La clausura del amor"

    ¿Y ella? ¿Cómo reacciona? A ella la ruptura le pilla por sorpresa. No se la espera. No la quiere. Su forma de entender el amor se ve tan contrariada que insulta, descalifica… Frases como “no das la talla”, “la palabra siempre te queda grande”, “no eres un general, eres un desertor” salen de su boca para demonizar y culpabilizar al hombre que ya no la puede amar más. Se siente ninguneada, profundamente ofendida por las reflexiones del hombre, borrada del mapa y de su propia historia. ¿Cómo puede alguien preguntarse por el amor, por su amor? Ella asocia la intensidad de sus emociones con la verdad y las preguntas con ofensas.

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Bárbara Lennie e Israel Elejalde en "La clausura del amor"

    Tengo entendido que el texto tiene algo de documental, que el autor intentó transcribir lo que le dijo su ex mujer cuando él le comunicó su intención de romper con ella. Así que la obra se asemeja al registro de un hecho. No todo el mundo tiene por qué verse representado en esos monólogos, no todas las personas reaccionaríamos así, pero sí hay un tópico flotando que me resulta alarmante, y lo que me alarma es ese tufillo tan tradicional en el reparto de papeles. Los hombres piensan, se preguntan, avanzan; las mujeres sienten y se estancan.

    Si el texto no fuera ese documento más o menos fiel a lo que le ocurrió a Rampert, me preocuparía menos; pero las duras palabras, llenas de rencor y deseos de venganza que dijo su esposa, son testimonio de que aún se transmite la idea generación tras generación de que la mujer debe depositar principalmente su autoestima en el terreno de los afectos; porque el personaje femenino de la obra se siente morir al ser abandonada, ningún ataque le es suficiente para calmar su ira. Como la decisión de separarse no ha sido suya, se siente víctima y, por tanto, con derecho a una indemnización en forma de venganza. Como si de una moderna Medea se tratara, cree tener derecho a adueñarse de sus hijos, los hijos de ambos, y negarle al padre el acceso a ellos. Si rompes conmigo, rompes con ellos.

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Israel Elejalde y Bárbara Lennie en "La clausura del amor"

    Me produce cierta tristeza ver todavía mujeres que convierten el afecto en un arma arrojadiza, que confunden ser queridas con querer. Como exposición de unos hechos que aún están ocurriendo, el trabajo de Lampert me  resulta interesante, pero el hecho de que el discurso de la mujer sea el último, al faltar una réplica que relativice su punto de vista, se genera en el espectador la sensación de que sus razones son mejores, de que su forma de entender el amor es la correcta y de que él es un traidor por desear algo diferente, por llevarle la contraria. Imagino que el dramaturgo ha intentado hacer un ejercicio de objetividad, pero el orden de los factores, altera el producto.

    Por alguna razón aún desconocida, no hay amor que más nos duela que el de la pareja. Quizá por eso siempre recuerdo las palabras de un amigo que hace tiempo me dijo que nunca aciertas al romper con alguien, no hay forma de hacerlo bien, no hay manera de evitar ni de evitarse el dolor.

Arantxa Vela Buendía   29.nov.2015 13:37    

¿Qué tendrá la princesa?

    jueves 12.nov.2015    por Arantxa Vela Buendía    0 Comentarios

        

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Carme Elías en "Al galope"


            Carme Elías interpreta en "Al galope" a una mujer melancólica. Desde que comienza el monólogo,  su personaje, Diana Vreeland, se nos muestra como una reina destronada; el mundo ya no va a su paso. Vreeland tuvo una vida profesional brillante a pesar de que nunca buscó trabajo. Dirigió dos grandes revistas de moda, Vogue y Haper’s Baazar, casi sin quererlo. Su estilo, su forma de ver la vida acertaron con el presente que le tocó vivir, hasta que el mundo echó carrerilla y la desbancó. El texto de Mark Hampton y Mary Louise Wilson recoge justo ese momento en que se queja de todo lo que es y echa de menos lo que ya pasó. Melancolía. Y yo que tengo la sensación de que la obra habla de la feminidad y de que éste es un personaje bastante contradictorio, ¡gracias a Dios!

        La feminidad plantea siempre un interrogante. ¿En qué consiste? A las hembras nos parece una invención y notamos que es un invento por el trabajo y el tiempo que empleamos cada mañana en sostenerla. ¿Qué te pones? ¿Cómo te pintas? ¿Cómo te adornas? La feminidad es gritar: no somos hombres. Las revistas de moda viven de marcar esa diferencia. 

         La Diana Vreeland de Carme Elías tiene un ideal de mujer. Un ideal que logró encarnar cuando se casó con el arquitecto Reed Vreeeland y que tiene que ver con el “dolce far niente”. La princesa encuentra un príncipe más o menos azul con el que viaja y disfruta de todo lo hermoso y caro que hay en este mundo sin necesidad de trabajar. Preocupaciones: cero, emociones: cinco; vamos, goleada.

        Una y otra vez, el personaje vuelve a esos idílicos días en los que su única ocupación era emocionarse cuando su marido volvía a casa. Ese momento en el que ella se exigía lo máximo: la feminidad, ser perfecta por lo que eres y no por lo haces.  Es curioso, cuando evocaba esos recuerdos, se instalaba en la pena. Hablaba de paraíso perdido. ¿Era la pérdida lo único que entristecía a la princesa?

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Carme Elías interpreta a Diana Vreeland en "Al galope"

        “Trabajar lo puede hacer todo el mundo, a mí lo que me gusta es soñar” – se queja en un momento del monólogo. Necesita dinero pero rechaza una y otra vez una oferta de empleo que le ofrecen sus amigos. Parece como si tener que ganarse la vida fuera una ordinariez, algo impropio de una fémina. Para eso ya está el apuesto marido.

        Esta ilusión de felicidad que la Vreeland traza con holganza, estilo y feminidad desaparece de un plumazo al final de la obra. La princesa Vreeland abandona su llorosa melancolía cuando acepta esa ocupación de la que ha estado huyendo toda la obra. Su ideal, por muy deseable y envidiable que nos hubiera parecido, pierde todo su esplendor cuando la vemos ponerse manos a la obra. Diana Vreeland vuelve a la vida en cuanto encuentra en qué emplear su talento.

        Por eso creo que la obra trata de la feminidad, de cómo conciliar un ideal, una idea de lo que es ser mujer, con la energía de un ser humano. Algo contradictorio. Quizá por eso a la Vreeland le gustaba siempre incluir en sus creaciones un detalle de mal gusto, para que la cosa tuviera…vida.

Arantxa Vela Buendía   12.nov.2015 18:51    

Lo que no se dice

    martes 3.nov.2015    por Arantxa Vela Buendía    0 Comentarios

   

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David González y Pablo Martínez Bravo en "Añicos" de Carlos Be


     Hay obras de teatro que se quedan conmigo varios días. Lo que me acompaña tiene que ver con lo que no se dice, con diálogos que no se han escrito y que, por alguna razón, están ahí, callados. No todo lo que se cuenta  se escucha; no todo se ve.

 

         No es que me surjan dudas; no es que me quede con la sensación de no haber comprendido, más bien siento haber entendido algo de lo que no soy muy consciente y que se manifiesta con un sabor de boca que persiste durante varios días.

         Han pasado ya unas semanas desde que fui a La pensión de las pulgas a ver “Añicos” de Carlos Be y todavía  resuena en mi cabeza la que quizá fue la última palabra de la función: gracias. Ese agradecimiento final nos hablaba de todo lo que se había estado callando el personaje y el autor. La obra, de repente, se abrió en muchas direcciones y se convirtió en todo lo que se removió en mí a partir de esa palabra. ¿Cuántos sentidos cruzaban la gratitud de aquella joven? Y la obra siguió escribiéndose, aunque Carlos Be no hubiera añadido nada más.

 

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"Dignidad" de Ignasi Vidal


         Con “Dignidad” de Ignasi Vidal me ocurrió algo parecido. El texto plantea la dificultad de comportarse de forma ética en política, de lo complicado que resulta darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios ¿Cómo y con qué dinero se financian campañas políticas que buscan mejorar la sociedad? ¿Cómo y con qué dinero se construyen cimientos que sostengan los ideales? ¿Es posible la honradez en política?

 

         Todas estas preguntas están a la vista. Al salir de la obra, puedes establecer un debate con tus amigos, un debate interesante y muy pertinente en los tiempos que corren. Pero a mí lo que me interesó de verdad estaba entre líneas.

         Tuve la suerte de hablar con Ignasi Vidal a la salida de obra en los teatros Luchana y me dijo que el director, Juan José Alfonso, había puesto un acento en eso que yo percibí. No puedo decir qué es porque no me gusta reventar finales, pero si diré que, a veces, las buenas intenciones, las personas intachables proyectan en el suelo y una sombra negra, profunda y recortada como una caricatura. Esa sombra hizo que la obra me acompañara durante varios días. Se me ocurrió volver verla algunas semanas después. La representación había crecido, y la sombra, también.

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Subdirectora de ¡Atención obras!

Arantxa Vela Buendía    3.nov.2015 13:29    

TNT... boom!

    sábado 3.oct.2015    por Maite Guisado    0 Comentarios

 

TNT es un festival que tiene lugar en Terrassa, cerca de Barcelona. La sigla explosiva significa Terrassa Noves Tendències. No es un festival friky.  Muchas de las cosas que se estrenan aquí son las que triunfan después en los escenarios más preciados. Solo que aquí tienen la oportunidad de despegar.

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Pero no solo eso, hay también consagrados. Abrió el festival la Needcompany. La extraordinaria compañía belga, que hemos seguido en esta cadena, estrenó su nueva pieza, estrenada en la última Biennale de Venecia, luego fue a Buenos Aires y debutó en las Españas ayer, en Terrassa.

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Espectacular el dominio escénico de la Needcompany. Sobrecogedor, con fuertes dosis de ironía como de reflexión, sumamente atractivo, da mucho material para pensar. The blind poet se llama el espectáculo. Un ejercicio de memoria, la de todos, partiendo de las historias personales de los miembros de la troupe.

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Muchos espectáculos en pocos días.  Hago un resumen.

Arrollador el juego, inteligente, brillante, jocoso de  Susurrando a los caballos de la compañía Los Moñecos. Espectacular. Hay que verlos. Superbuenos! No solo hay que verlos, hay que programarlos en los teatros. De lo mejor que he visto en mucho tiempo!!!

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 En medio de una plaza, transitada por gentes que la cruzan cada día, Jordi Gali ha montado su tinglado. Maibaum, una pieza de orfebrería preciosa, creada despacio, con lupa y precisión suiza, ante las miradas de los transeúntes que se preguntaban qué es eso y que terminan aplaudiendo la enorme estructura, tan artesanal como poética, que ha levantado durante tres horas. Ole y ole!

  Gali

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  Pinchó PlayDramaturgia, con Liberté, Égalité, Beyoncé. Hacía mucho que no veía una cosa tan y tan mala.

Triunfó el Conde de Torrefiel con "La posibilidad que desaparece frente al paisaje". Trabajo muy bien hecho que se estrenó en el CDN antes del verano, con la complicidad del Teatro Pradillo y que va a volver a Cataluña, al Festival Temporada Alta de Girona. Son buenos, son punkis. Todo masticadamente pensado y reflexionado milimetradamente. No engañan. Inteligentes. Imperdibles.

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Xavier Bobés encandila, como siempre. Su espectáculo "Cosas que se olvidan fácilmente" es una pura delicia. Para solo 5 espectadores. No solamente por la proximidad, toca la fibra. Una poética absolutamente apabullante. Dominio de los objetos y una mirada penetrante en nuestro ser, nuestra memoria. Que haga un espectáculo para solo 5 personas ya dice mucho. No entra en las leyes del mercado. Pura magia, verdad escénica mayúscula. Vital.

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Hay muchas más cosas, destaco "La coronación de Barbarela", del colectivo Dimitri Ialta, formado por el que hoy es el equipo artístico que dirige FiraTàrrega, Jordi Duran y Anna Giribert, entre otros.

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Y de FiraTàrrega va a Terrassa su espectáculo inaugural. Compra'm (cómprame) de la compañía Insectròpics, con el apoyo dramatúrgico de LosCorderos.sc, triunfó ante millares de personas en la feria leridana, en un megaespacio, y ahora regresa en una gran plaza de Terrassa. Pintura, teatro, vídeo, música en directo, con el contundente grupo musical  Za!, lenguajes que convergen, complicidades que crean un espectáculo vivo, potente, poético, bello, que golpea.

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Maite Guisado    3.oct.2015 03:28    

Desde Roma con amor

    viernes 17.jul.2015    por Arantxa Vela Buendía    1 Comentarios

    

Roma acutando
Roma Calderón en "The lovers. El animal amante"

    

    “La feminidad es un invento masculino, por eso funciona con los hombres”. La directora de teatro María Ruiz nos estaba dando un curso de dramaturgia a los trabajadores de TVE cuando nos dijo esto. Comentábamos una escena de una obra que ya no recuerdo, y uno de los personajes femeninos utilizaba armas de mujer para conseguir algo de un caballero. “Siempre funciona” ¡Cuántas veces hemos visto a otras féminas manipular a un hombre y sorprendernos de que “ciertos recursos” sean tan eficaces!

         Roma Calderón es toda ella un arma de mujer. El personaje que presenta en sus cabarets es lo que vulgarmente se conoce como “un cañón”. Pelirroja rotunda, piernas interminables sobre tacones imposibles, ceñida por un corsé y… en bragas. Eso lo repite ella desde principio como si quisiera resquebrajar la imagen de canon de feminidad de "femme fatale" que representa.

Roma calderón

         Roma nos hacer reír desde el principio del show. No pega mucho en un cabaret insinuante pero es cierto, nos reímos mucho. Nos reímos porque las historias que cuenta, la de un matrimonio que no acabó de cuajar, la de su fallido intento de ligue en Nueva York, o la del tremendo y agitado trío que se monta con dos ases de la danza… no hacen juego con su disfraz de pantera. Nadie esperaría que Roma y sus tacones no acertaran a conquistar a un transeúnte, que su marido pensara en otras mujeres o que en un trío ella fuera uno de los “catetos” y no la hipotenusa. Roma juega a Lina Morgan sin perder un ápice de su sex appeal, sin renunciar a su atractivo. ¿Por qué podría estar haciendo todo?  

         “Si le damos la vuelta a mi nombre, leemos “amor”- nos dice al poco de comenzar el espectáculo como si de una declaración de intenciones se tratara. Roma ha montado un cabaret para poner el amor del revés y enfrentarnos a la imagen que tenemos de él, porque si lo vemos del derecho, no salimos bien parados. Somos cómicos cada vez que intentamos imitar el esplendor del cliché; cada vez que deseamos que nuestra vida, nuestras emociones y sobre todo nuestros actos se ajusten a un ideal romántico o don juanesco. Resultamos cómicos pero no somos ridículos, nos dice, y nos lo dice de una manera sorprendente. Cuando narra sus fracasos, emplea el humor pero en ningún momento ridiculiza ni su cuerpo ni su mente para provocar la risa y, de esta forma, nos transmite que nuestros fallos, bochornos y vergüenzas tampoco nos convierten en seres patéticos.

        Las relaciones amorosas son difíciles pero posibles. Y son posibles si somos capaces de conciliar nuestros mejores momentos con los malos; si somos capaces de impedir que nuestros fallos nos avergüencen, nos paralicen y nos hagan sentirnos feos.

 

Arantxa Vela Buendía

Subdirectora de ¡Atención obras!

Arantxa Vela Buendía   17.jul.2015 21:57    

He tenido un sueño

    domingo 12.jul.2015    por Arantxa Vela Buendía    0 Comentarios

        El sábado pasado, en La pensión de las pulgas, hubo un momento que creí estar en un sueño, en el sueño de un hombre. “Un hombre olvidado” va de bigamia: dos féminas y un caballero. 

Un_genio_olvidado
"Un genio olvidado" de Carlos Atanes

 

         Ese instante perturbador comenzó cuando, reunidos en una misma casa mujer, amante y marido, el caballero negaba que “la otra” estuviera allí. Hablaban con ella, la veían pero él insistía e insistía en que su presencia no era real. Presumiendo de una mayor categoría intelectual, inventaba teorías seudocientíficas para confundir a la esposa y que aceptara la invasión de la amante en el hogar conyugal como si de un fantasma se tratara. La joven amante se sumó al delirio invasivo adueñándose del espacio con gran  naturalidad para sorpresa y fastidio de la esposa.

            Carlos Atanes, autor y director, ha partido de la historia particular de un tal Charles Howard Hinton para alcanzarnos a todos y crujirnos un poco el alma. Hilton fue matemático, escritor de ciencia ficción y bígamo, condición sine qua non para esta historia. Una historia que acierta a poner en escena lo que yo interpreté como un profundo deseo masculino que altera y perturba la convivencia entre hombres y mujeres: la necesidad de tener una señora de la que escapar y otra señora a la que acudir.

         Como no quiero reventar la obra, no voy a seguir desarrollando la idea. Tampoco me gustaría que nadie pensara que el sueño se queda sólo en esto. Hay mucho más que contar, pero eso se lo dejo a Atanes y a sus actores que lo hacen mucho mejor que yo y perturban mucho más. 

Arantxa Vela Buendía

Subdirectora de ¡Atención obras!

Arantxa Vela Buendía   12.jul.2015 21:04    

¡Atención Obras!

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Bienvenido al blog del programa ¡Atención obras!, un programa semanal que, cada viernes en La 2 de TVE, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música y las artes plásticas. Los viernes, a las 23:45, en La 2 de TVE.
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