Adiós

36 meses. Muchos y pocos. Todos impregnados por el aroma a gasolina, por el rugir de los motores y esa fervorosa afición. Regados por los llantos y las risas. Igual que en las estanterías de mi casa reposan centenares de revistas especializadas en el mundo de las dos ruedas, ahora, junto a ellas también descansan sacos de recuerdos, experiencias, momentos y aprendizajes.

El Mundial de Velocidad iba a ser una experiencia profesional más y se ha convertido en una forma de vivir, viajar, sentir, conocer, pensar, aprender... Básicamente se ha transformado en una pasión.

Se fueron las motos pero nunca mi pasión por las motos. Simplemente, y esta vez voy a ser escueta, quería agradecer a cada una de las personas que se han cruzado por mi camino en estas últimas tres temporadas (sois tantos que me llevaría mucho espacio citaros a todos, pero cada uno sabe el cachito que me llevo de él/ella). A la familia del paddock, los compañeros de la sala de prensa, a cada uno de los equipos, por supuesto, a los pilotos y a mis compañeros de batallas en el operativo. Sin controversia y sin dramas. Las etapas empiezan y acaban y a pesar de que ésta ha terminado antes de lo que esperaba, y aunque es duro, me llevo una gran experiencia y una gran pasión que me va a acompañar siempre.

También quería agradecer al espectador. Ese personaje exigente que sigue con la misma devoción que yo este apasionante mundo de las dos ruedas. Ahora paso a ser uno de los vuestros. Sólo deciros que desde el primer momento entré a “este circo” con muchísimo respeto por vosotros y con ganas de aprender, mejorar y crecer. Espero no haber defraudado a los que en su momento contaron conmigo. Supongo que pronto llegarán nuevos trayectos.

Desde aquí quiero desearles muchos éxitos a los pilotos (a los de aquí y a los de allá). A esos extraterrestres que se juegan la vida y que con su garra y corazón nos enganchan en cada una de sus salidas, adelantamientos y frenadas. Me llevo para siempre a grandes compañer@s e incluso amig@s de este adictivo y goloso mundo. Me subí al tren en marcha con billete de ida y, desafortunadamente, la próxima parada no va a ser el Circuito de Losail sino el sofá de mi casa. Será extraño pero el próximo 11 de abril estaré enganchada a la pantalla disfrutando de las motos bajo los focos de Qatar. No me lo pienso perder. Seguro que os veo en alguna concentración o circuito. Gracias a todos y mucha suerte.

Decía el cantautor argentino, Coti, en su “Canción de Adiós”…

“…Fuiste la luz de mi vida
y mi musa preferida
pero todo se acabó…”

“…solo queda despedirme
con voz ronca pero firme
el mal trago ya pasó…”

“…te estoy diciendo a mi modo
buena suerte, chau, ADIÓS...”

Frío y Calor en Pingüinos

“Aquella fórmula secreta que escribimos en la arena, siento frío”. Era Bunbury el que inspiraba estas gélidas palabras. Y fuimos muchos; concretamente 22.316 pingüinos los que hace casi un mes pasamos frío. Mucho. Dicen que es la ausencia total o parcial del calor pero creedme que, a pesar de los más de ocho grados bajo cero a los que estábamos sometidos, la pasión que a todos nos unía hacía que esa sensación glacial se convirtiese en calina.

Gritos de vaho. Metáforas aparte, era tal el frío que pensé en dos ocasiones que tenía hipotermia leve (algo hipocondríaca soy, no nos vamos a engañar). Hasta el bueno de Juan Ramón Lucas se curró un masajillo en mis pobres pies helados. Eso fue el viernes, media hora antes de subirnos al escenario para anunciar las campanadas que daban la bienvenida a este 2010 sobre dos ruedas. Un compañero excepcional, un tipo motero hasta la médula; un camarada: Lucas.

El prefacio llegó servido de risas, cariño, buena onda, buen vino de rueda y pinchos (porque… ¡cómo nos pusimos! y ¡cómo nos cuidaron!). Enfundados, él con chupa clásica y yo con un plumas, subimos al escenario. A nuestra izquierda un reloj que punteaba las doce menos cinco. Delante miles y miles de moter@s entregad@s. Detrás, la familia de Turismoto (una pasada de gente). Fue justo en ese instante cuándo alguien me retiraba el plumas y mis brazos quedaban al descubierto acariciados por una helada brisa. Y aunque el vello estaba erizado otra vez ¡qué más daba con lo bien que lo estábamos pasando!

“Ainhoa te vimos en el paddock del Gran Premio de la Comunitat Valenciana y pensamos en ti y en Juan Ramón para dar las campanadas moteras 2010” – me comentaba Mariano Parellada, director de Turismoto. “¿Qué te parece?” – continuaba. “¿Que qué me parece? Me apetece muchísimo. ¡Tengo mono de motos! Gracias por pensar en mí. Allí estaré”. Eso sólo fue un agradable comienzo de lo que acabaría transformándose en un impresionante fin de semana. Instantes y más instantes que sólo sumaban desde ese primer momento en el que Mariana y yo asomábamos las cabezas por primera vez en el pinar de Puente Duero.

Tiendas de campaña que cómo iglúes emergían de todas partes. “Esquimales” llegados no sólo de todas las partes de España sino, también, de Italia, Alemania, Portugal, Francia o incluso China. Y todos nosotros íbamos llegando con un único objetivo: disfrutar del espíritu de hermandad que te da la moto. Pocas cosas he visto que puedan unir tanto. Es@s moter@s no esperaban ver a Rossi ni a ninguno de los nuestros. Se reúnen desde hace ya 29 años para conversar y gozar. Lo que oteaban mis ojos fue un colectivo agradable y responsable sin ganas de gamberrear de forma insensata con la moto.

Tras esos doce piñones bañados con cava y ese abrazote con mi compañero de lujo, la fiesta continuaba hasta altas horas de la madrugada en una de las carpas del recinto. Fueron pocas las horas que dormí pero había que exprimir el fin de semana. Quería vivir al máximo esa experiencia.

A la mañana siguiente, hacia las doce del mediodía llegaba a la Acera de Recoletos para disfrutar de las exhibiciones de Stunt-Freestyle con fieras cómo Emilio Zamora. “¡Anda un sidecar!” – pensé. Al poco tiempo estaba subida junto a un maestro “algo loco” que agitó mi paseo con trompos, pilotando sin manos, subido de pie… y yo al lado. De risa. Fue genial.

Genial también fue reencontrarme con compañeros como el gran Dennis Noyes que acababa de dejar la soleada costa oeste americana para llegar por primera vez a Valladolid. Lucía el sol pero el frío seguía siendo uno de los protagonistas. Así que para paliarlo: unas ricas lentejas calentitas. Eso fue a mediodía y por la noche presencié una estampa muy emotiva: el desfile de antorchas.

Mi amigo David se había acercado a pasar el fin de semana y él fue mi piloto especial esa noche. Detrás, yo, con una antorcha en la mano derecha para recordar a todos los fallecidos en la carretera en el pasado año. Lamentablemente, demasiados. Un gesto más (cómo el de la emotiva manifestación motera del 14-N en Madrid) para reclamar unas mejores condiciones en la carretera.

Al día siguiente se ponía el broche final con la entrega de los Pingüinos de Oro. Tres merecidos trofeos que fueron a parar a manos de Julián Simón, Dennis Noyes y Dorna Sports (lo recogió su Consejero Delegado, Carmelo Ezpeleta). Y hablando de manos: menos mal que Julito me dejó sus guantes. Ese fue mi segundo caso de leve hipotermia. Caldito caliente y de vuelta a Madrid. Y menuda tela de regreso…

El año que viene si puedo repito. El efecto mariposa. Los pingüinos se alejaban y mientras ya empezaba a mover las alas la pretemporada con la presentación del Circuito de Jerez en Madrid y las máquinas que veremos rodar en breve. Ya lo decía yo… “El invierno sin motos es duro. Muy duro”.

Gracias a la familia de Turismoto (Mariano, Mayte y tantísimas personas con un gran corazón –no me quiero dejar a nadie porque sois bastantes-), a Mariana, Juan Ramón, David, a mi familia materna por esa espectacular y emotiva comida, a Gustavo, Augusto y Selva (gracias por vuestras cariñosas palabras), a los Pingüinos de Oro, a Pablo (que qué) y, sobretodo a tod@s l@s Pingüin@s que tanto amáis el mundo de las dos ruedas (“esa es la fórmula secreta que escribimos en la arena”) y que tan bien me lo hicisteis pasar.

'The end has no end'

“The end has no end… the end has no end”. Lo canta la banda estadounidense de garage rock: “The Strokes” . Qué vendría a ser algo como “el final no tiene final… el final no tiene final”. Es cierto que finaliza la temporada 2009, pero, si somos positivos, podemos decir que esta traca final de Cheste es sólo el inicio de la próxima temporada. De hecho, el lunes, después del Gran Premio de la Comunitat Valenciana, arrancan los entrenamientos de pretemporada. Baile de cilindradas, colores, pilotos; en definitiva: cambios. “El final no tiene final”. Despedimos la temporada 2009, como siempre, por todo lo alto. Son muchas las citas que tenéis este fin de semana con las motos y con RTVE. Y espero que no faltéis a ninguna de ellas.

1) El sábado RTVE ofrece un macro concierto de la mano de Amaral, 84, Melendi, Danza Invisible y La Cabra Mecánica. Para todos los amantes de “La Cabra” y del Lichis deciros que ésta será su última actuación juntos. Pero cómo “el final no tiene final”, Lichis & co. ya tienen nuevos proyectos musicales en mente. La cita es en la Plaza de toros de Valencia (como el año pasado). Las puertas se abrirán a las 20:00h. Además, es gratis. ¿Qué más queréis? Para los que no os podáis acercar, lo podréis seguir a partir de las 22:00h en La 2 de TVE.

2) El domingo a las 21:00h y en directo, también en La 2 de TVE, podréis seguir la ceremonia de entrega de premios de la temporada 2009: los FIM AWARDS. Una gala curiosa, emotiva y ¡bilingüe! (el punto en inglés lo pone mi amigo de la BBC Matthew Roberts –gran profesional y persona-). Ahí estarán los protagonistas de la temporada: los pilotos. Luego nos iremos todos de parranda (pero eso no se retransmite, afortunadamente para algunos). Un poco más tarde en La2 podréis ver, como siempre, a medianoche, “MotoGP Club”, de la mano de Ernest Riveras (yo soy muy fan de este programa y, como ya sabéis, de su presentador).

Y, POR SUPUESTO, todos los entrenamientos libres (en Teledeporte), los oficiales (en La2 y Teledeporte) y el programa del domingo con las tres últimas carreras de la temporada (desde las 09:30h en La1 y Teledeporte). ¡Qué pena porque esto ya se acaba! Aunque ¿no había dicho que “the end has no end”…?

Por cierto, este miércoles, todo el operativo de RTVE celebramos “el día de la paella”. Hacemos una porra durante toda la temporada y los seis últimos clasificados somos los que pagamos esa feliz jornada edulcorada con karaoke y muchas risas. Espero que mi amigo Miguel se curre un Moto Jejé blog explicándoos lo que se pueda explicar. Madre mía. ¡Nos espera un intenso fin de semana! ¡Qué tiemble Valencia!

En el camarote con Rossi



No fue una noche en la ópera. Ha sido una mañana en el circuito. Pero la escena que hemos vivido precisamente en el box del ocho veces campeón del mundo podría equipararse con esa divertida secuencia del camarote con los Hermanos Marx. Llevaba tiempo hablando con William Favero, su jefe de prensa. Davide Brivio también estaba involucrado. “Valentino cuando está concentrado no siempre es muy de la broma” –me advirtió. Rossi sabe que el Mundial entra en una decisiva recta final (le separan treinta puntos del segundo, de Jorge Lorenzo, que precisamente conseguía su primera victoria en la máxima cilindrada el año pasado, aquí, en Estoril) y aunque le gusta tenerlo todo planificado al dedillo, en su vida también influye, y mucho, el tipo de despertar qué tenga. Ahora sigo con esto…

Me explico. Cada fin de semana de Gran Premio mis amigos del programa “Anda Ya”, de Los 40 Principales, nos lanzan una “Misión40”. Sabía que tarde o temprano llegaría “la Misión Rossi”. Es decir, involucrar a Valentino en una broma radiofónica y televisiva. Les eché de menos durante el verano, cuando se fueron de vacaciones y nosotros continuábamos con el Mundial… ¡seis Grandes Premios sin “Misión40”! Aunque, ojito, lo que no he echado tanto de menos es pegarme esos madrugones para conectar en directo con la radio (¡y encima en Portugal y Gran Bretaña, hay una hora menos!). Intento disimularlo… pero sí, yo soy esa mujer con voz ronca y medio dormida que entra los viernes y los lunes en el programa “Anda Ya”. Sin ir más lejos, hoy estaba en antena… buf… a las ¡6’46! de la mañana, hora portuguesa (igual era el destino… lo digo por el “46”).

Bien, como llevábamos tanto tiempo sin cometido, parece que Frank Blanco y compañía han arrancado la temporada con fuerza y esta vez nos han propuesto entrevistar a Valentino. Condiciones: que fuésemos mínimo seis personas los que le mareáramos y que además entrase una llamada de alguien que se hiciese pasar por mi chico y acabase hablando con Vale. Tela. Pues nada a lo que iba…

Al de Tavullia no le gusta acostarse pronto y tampoco le agrada levantarse temprano. Así que hemos quedado con él antes de los entrenamientos libres en su box. Su ojeroso rostro denotaba que seguía medio amodorrado. Esperábamos fuera. Algo intranquila, porque los pilotos están a lo que están y, a pesar de haber quedado con su equipo, el NO podía llegar en cualquier instante. Pero ha sido un SÍ. No éramos Groucho, Chico y Harpo, sino Juanjo Fernández, David Guil, Laura Lázaro, Jordi Alfaro, Miky Rodríguez y una servidora (montaje de Jordi Camardons y Laura Lázaro). Por cierto, ¡vaya cracks mis compañeros! Ya lo decía Groucho Marx: “Pasen ustedes, no se asusten de nada y dense prisa porque tienen que largarse dentro de diez minutos”.

Mientras Vale y yo charlábamos, el equipo preparaba la encerrona. Yo, por supuesto, desconocía qué es lo que iban a hacer entorno a nosotros. Arrancamos la entrevista y Rossi se dejó llevar. Valentino, que de tonto no tiene un pelo, empezaba a presagiar la broma. “Madre, cómo va a reaccionar éste…” –pensaba yo. Entró entonces la llamada telefónica. Era un gran amigo (lo descubriréis el domingo). “Por favor disimula que se te va a ver el plumero” –le insistí. Claro, cuándo cogí la llamada y noté claramente que era él pensé “se me va a escapar la risa y ya verás ahora cuándo le pase el móvil a Rossi…”. Creo que lo descubrió. Pero se seguía dejando llevar. Vale es muy grande. Nos invita a su box un viernes antes de los libres, se mete en el juego de la broma y se lo pasa bien, disfruta y hace que disfrutes.

No os voy a desvelar mucho, porque lo podréis ver en el previo de MotoGP (hacia las 13:15, hora española) que elaboramos antes de la carrera de la categoría reina, pero sí os dejo alguna fotografía. Por cierto, obra de Gigi Soldano (¡grazie!), compañero y grandísimo fotógrafo que retrata a Valentino desde hace muchísimos años. Bien… ¿Misión cumplida? Ya veremos.

Hace ya tres temporadas que preparamos estos “retos” con los pilotos. El cometido es única y exclusivamente el pasar un buen rato involucrando a los corredores; esos monstruos del motociclismo que no dejan de ser personas saladas y con sentido del humor cuando se bajan de sus máquinas. A veces hasta yo misma alucino porque normalmente caen en el juego. Claro, están acostumbrados a que nos acerquemos siempre a preguntarles sobre los entrenamientos y las carreras y no se esperan que les vayamos a hacer una broma en el circuito.

Es evidente que el programa (el previo que hacemos antes de cada carrera) se centra en aquello que todos queremos ver y saber: las motos. Al principio, por respeto, me daba apuro realizar este tipo de “sorpresas”, por el dichoso “qué dirán/qué diréis”. Claro, para gustos hay colores y una siempre es consciente de que puede que a alguno de vosotros no os haga mucha gracia ver este tipo de reportajes. Cuando vi que los pilotos eran los primeros en involucrarse y pasarlo bien pensé: “¡Qué carajo, un minuto y medio de risas siempre es un buen bálsamo previo a la carrera que todos esperamos ansiosos!”. Cómo víctimas han pasado casi todos. Héctor Barberà, Tito Rabat, Loris Capirossi, Sete Gibernau, Héctor Faubel, Toni Elías, Jorge Lorenzo, Pol Espargaró, Julián Simón, y un largo etcétera. ¡Y los que quedan! ¿Quién será la siguiente víctima? Ni yo lo sé…

“La verdad. No me figuraba yo que la travesía fuese tan agradable”. Lo mencionó Groucho, pero esta vez lo dije yo cuando salíamos del box de Valentino; de ese improvisado camarote con Rossi.

P.D: Grazie Valentino, William, Kattie, Davide, Gigi, a los amigos de “Anda Ya” y, por supuesto, a todo el equipo que hay detrás (TVE/Dorna) y que, a pesar de todo el trabajo que lleva un fin de semana de motos, sacan tiempo y humor para la “Misión40”.

Es... "par" GANÓ (Parte II)

Continúa...

La noche anterior los dos hermanos no se pusieron del todo de acuerdo. Pol se metía pronto en la cama. Antes había hecho la maleta. “Hombre, no la voy a hacer a las siete de la mañana. A esas horas no soy persona” –bromeaba. En cambio, Aleix se fue a una hamburguesería “made in U.S.A.”. Los nervios no le dejaban dormir. Cuando Aleix había conseguido cerrar los ojos, era Pol el que se desvelaba y le despertaba. Y así toda la noche. Por cierto… “El viernes estaba durmiendo y de repente vi a Pol casi encima de mi cama. ¡Qué susto me pegué! ¡Es sonámbulo!” –comentaba Aleix. “Y tú roncas” –se defendía Pol. Es un no parar de hablar enlazando una anécdota con otra.

Al final, durmieron poco. Polyccio fue el primero en despertarse (él prefiere ducharse por la noche. Ya nos comentaba antes que por la mañana no es persona). Cerraba la puerta y sonaba la alarma de Aleix. El mayor sí se duchó por la mañana e hizo la maleta tranquilamente. Jugaba con ventaja ya que el warm up de la categoría reina empieza más tarde. Día de carreras y la música de antes de la prueba no podía faltar. ¿Qué escucharon? ¿El Canto del Loco, su grupo favorito? No. ¡Máquina! “Me la ha pasado Pol” –decía Aleix. “Hay que salir enchufado” –añadía el pequeño.

Y enchufado salió, sí. Lo mejor de la carrera dice que, por supuesto, es el resultado, su primera victoria, aunque reconoce no haber disfrutado de la prueba y menos viendo a Nico Terol delante, ya que se iba acordando de lo sucedido el año anterior. Sí, recuerda el momento en el que más sufrió: “Al principio, cuando llevaba dos vueltas veía que Nico había cogido el ritmo muy rápido. Increíble. En dos vueltas ya estaba rodando en 49 y a mi me costó mucho. Tuve la suerte de tener a Smith detrás. Justó cuándo yo fallé un poco, tiró Bradley y cogió a Terol” –dijo.

“¿Y tú, Aleix?” –como si de un partido de ping pong se tratase voy ladeando la cabeza. A mi derecha, Aleix. En el centro, Genis. A mi izquierda, Pol. “En la salida me he puesto séptimo. Estaba muy convencido que lo único que estaba en mis manos para hacerlo bien o hacerme ver era la salida y ha ido bien, lo que pasa es que luego he cometido un error y he tocado a Toni, lo lamento. La salida es divertida. No es complicada” –disparaba concentrado. “¡He llegado a tener a Valentino Rossi y Dani Pedrosa detrás!”. Esto lo dijo con asombro… y no me extraña. El resultado de Aleix: décimo tercero. Se ha convertido en el piloto español más joven en debutar en MotoGP y ha arañado tres puntos en la general. Y de recuerdo… “Esta moto es muy difícil de girar en la última parte de la curva y tienes que hacer mucha fuerza contra el depósito y como es todo el rato izquierda… izquierda… izquierda, pues al final ¡el abductor corto se me ha reventado! –comentaba. “¡Ah! Además me he puesto mal el tapón en la parrilla y estoy sordo”.

Aprobado y con nota. En mojado y en seco. Aleix lo ha pasado mal. Ha pasado de no tener nada a estar en todas partes (la categoría de los 250cc, Moto2 y, ahora, hasta el Gran Premio de Portugal, en MotoGP). Ha sido una gran experiencia y él tiene claro que su futuro más cercano es Moto2. “Prefiero ser cabeza de ratón que cola de león” –me confesaba. “Aunque si nos llaman de MotoGP, ¡bienvenido sea!”.

Charlábamos y Niccolo Canepa estaba detrás escuchando la conversación mientras recogía el mono y ultimaba todo antes de irse. “¿Qué tal con tu compañero?”. “Genial. Él tiene 21 años. Yo, 20. Medimos y pesamos lo mismo. Es Giggolo Canepa” –bromeó. Y se dieron una colleja.

Sonó el teléfono. Era la mamá de los Espargaró. Los tres empezaron a recogerlo todo. Iban justos. Eran las 18:30 y a las 20:00 salía su vuelo. Antes de irse, Aleix me enseñó un regalo íntimo que le acompaña ¡desde el día que nació! Ya me lo había comentado alguna vez, pero, honestamente, no me lo acababa de creer. Hasta que lo vi. Sus padres les regalaron dos peluches el día que nacieron. Primero llegó “Pipo”, el hipopótamo que acompaña a Aleix en cada uno de los Grandes Premios. Luego llegó “una ratita muy mona” que siempre se queda en casa. “Es que soy un desastre y lo pierdo todo” –me comentaba Pol.

Menudo debut. “De buta madre” –dice Félix del equipo Pramac Racing. El ganador de la última carrera de 125cc, el piloto español más joven en debutar en MotoGP y el padre de las criaturas pusieron rumbo a la siguiente prueba. Gracias por las risas y por esa tarde. Buen viaje y ¡felicitats familia! (… i felicitats Espargarins!).

“Son sueños que son de verdad.
Me gustaría que fuera real.
Son sueños, quiero llegar hasta el final.
Y nada sirve si no estás”
(…)

Llegó, por fin la victoria de Pol. Me alegro mucho por él aunque también me apena por Nico, quien lideró la prueba en casi todo momento. Felicidades también a Álvaro por ese podio (aunque no estaba del todo contento “sólo” con la tercera plaza) y lástima las caídas de Dani y Valentino, pero se tragaron el pundonor y, como dos campeones, volvieron a pista: uno con más suerte que el otro. Felicidades al Capitán América. La victoria de Jorge Lorenzo deja el Mundial cada vez más apretado y emocionante. Como diría mi compañero Jesús Cebrián esto es lo que pasó “en el último capítulo de MotoGP”. El siguiente es YA; y en Misano, vamos, en casa de Rossi (y la que va a armar el Fan Club de Vale… os lo contaré en el siguiente blog). ¡La cosa está que arde! El siguiente Gran Premio puede ser clave en el desenlace del Mundial. Os esperamos a tod@s.

P.D: ¡Gracias a tod@s vosotr@s por los comentarios! Gracias a los Espargaró, a Gemma (por la cámara de fotos), a un gran fotógrafo: el pequeño Álex, a Félix, a Pere Gurt y a LEACH.

Es... "par" GANÓ (Parte I)

“Son sueños que son de verdad.
Me gustaría que fuera real.
Son sueños, quiero llegar hasta el final.
Y nada sirve si no estás” (…)

La original la interpreta Dani Martín, aunque en más de una ocasión los hermanos de Granollers la han versionado y canturreado en el coche, en el box o en la habitación de un hotel. Lo dice El Canto del Loco en uno de sus temas y eso es lo que les pasó el domingo a los Espargaró, en el templo de la velocidad. “¡Es que ni en los mejores sueños! Que ganara mi hermano eso ya es más que la mitad del día y luego debutar en MotoGP y acabar la carrera disfrutando...” –me comentó Aleix. Probablemente, fue de los pocos momentos de la conversación en los que se puso solemne.

A las 18:00 horas los equipos de la categoría reina ya estaban recogiendo los bártulos y empaquetando todo con algo de prisa. El rito era el de siempre, pero esta vez había que apresurarse, ya que la caravana del Mundial no descansaba y marchaba directamente hacia Misano. Finalizadas las tres carreras del día quedé con los tres hombres Espargaró en la oficina que hacía las veces de hospitality.

Al entrar, los dos hermanos hablaban por teléfono con aullidos y al unísono con José, su preparador físico. El ambiente era festivo. Curiosamente, ese mismo día finalizaban las fiestas de su pueblo, Granollers. “Me ha llamado el alcalde para felicitarnos” –manifestó su orgulloso padre. Genis Espargaró no se pierde una y, a pesar de los nervios de estos días, en su mirada rutilante traslucía el amor y la satisfacción que siente por sus dos pequeños. “¿Y quién ha ganado, los azules o los blancos?” –preguntó Aleix. “¿Cómo? No me estoy quedando con la copla” –refuté. “Es que, en fiestas, el pueblo se divide en dos peñas. Realizan varias actividades y aún no sabemos quién ha ganado” –me aclaró Pol. Genis tampoco lo sabía. Pero qué importaba. Ese día teníamos que celebrar una de las victorias más esperadas, la del pequeño Polyccio. Bueno, ya no es tan pequeño. El pasado 10 de junio cumplió la mayoría de edad. Hace dos meses se sacó el carnet de conducir y…

Entre risas, recordaron la anécdota del pobre “Mini”. Resulta que hace dos meses, Pol, en cuanto aprobó el carnet (era gracioso porque se traía, claro, el libro de la autoescuela a cada uno de los Grandes Premios) llamó a su hermano y camarada para darle la buena nueva. Aleix estaba en Valencia entrenando con la Moto2. “Hacía un calor horroroso, estábamos a 40º y, agotado, conduje a Barcelona para llegar antes de que me cerrasen el túnel de lavado. Quería dejarle mi coche impecable para que lo estrenase” –relataba exaltado.

Durante tres semanas el hermano mayor se movilizó en scooter para que el pequeño pudiese disfrutar de su estrenado carnet de conducir. “¡Un buen día me llama Pol y me dice que lo ha siniestrado!” –exclamaba. “No. Ainhoa, no te lo creas. Estaba “trinxat” (o sea, “roto” en castellano)” –se defendía Pol. “Mi padre es mecánico” –insistía Aleix. Y Genis, entre risas, remató el tema: “Ahora el “Mini” es mini, mini”. Todo son risas. Cuesta creer que haya tan buen rollo entre estos dos allegados. Pero así es. “Envidiable” y agradable.

“¡Ahora que está en MotoGP se puede comprar un Ferrari! Fíjate, yo acabo de ganar una carrera y voy en el tubo (refiriéndose a la clase turista del vuelo) y él va cómo un señor en “bisnis””. –bufoneaba Pol.

Una noticia que detonó como quien dice de un día a otro. “El domingo cené con mi manager y lo estuvimos hablando. Nos dijeron que Pasini iba a probar la moto el lunes tras el Gran Premio de la República Checa. Dependería de lo que hiciese el italiano. Mattia decidió quedarse con la máquina de los 250cc y el jueves estaba viajando a Italia para hacerme los monos. ¡Esto es MotoGP!” –me explicaba.

Aleix sólo se planteó una meta para ese fin de semana: disfrutar. Objetivo más que cumplido. Además, en esta travesía ha contado en todo momento con una sonrisa de oreja a oreja y con la compañía de su padre y su hermano. Pero, sobre todo, de Pol. Y cuando digo en todo momento, no estoy exagerando. Han compartido habitación. Se han enganchado a “House” y no han parado de devorar capítulos antes de irse a dormir. Se han ido de compras juntos (un detalle para la madre, la hermana y las novias), han compartido el mismo número (el “44” de Polyccio), se han hecho de “paragüeros” respectivamente. Aleix ya había sujetado el paraguas de Pol en alguna ocasión, pero como el mayor corría justo después en la pruebas de los 250cc, Pol, nunca tenía tiempo para prepararse. Eso sí, siempre estaba en el muro apoyándolo.

Esta vez se cobijaron mutuamente y se dieron suerte. Aunque los amuletos no podían faltar… o sí. “Yo llevaba el hipopótamo que llevo desde los dieciocho años cómo colgante. Con dieciséis llevaba uno más pequeño, pero cuando cumplí la mayoría de edad me regalaron uno más grande y le di el pequeño a mi novia, a Laura” –me dice. “¿Y tú, Pol?”. “Yo le he dado mi canguro a mi chica”. “¿Pero tienes novia?” Acto seguido, cómo si fuésemos cuatro críos sobresaltados… “¡Pol tiene novia! ¡Pol tiene novia!”. Zagalillos de buen rollo. Pero sí es cierto que las respectivas no fallaron y el primer mensaje de felicitación que recibieron los pilotos fue el de sus novias.

Continúa mañana...

Doctor Statistics

“Siempre he creído en los números. En las ecuaciones y la lógica que conducen a la razón. Pero… después de una vida de búsqueda me digo: ¿Qué es lógica? ¿Quién dice la razón? He buscado a través de lo físico, lo metafísico, lo delirante y vuelta a empezar. Y he hecho el descubrimiento más importante de mi vida. Sólo en las misteriosas ecuaciones del amor puede encontrarse alguna lógica”.

Lo decía Russell Crowe mientras encarnaba magistralmente en “Una mente maravillosa” a John Forbes Nash, un genio de las matemáticas que acabaría consiguiendo el Premio Nobel allá en 1994. También magistralmente encarna Martin Raines a “Doctor Statistics” desde hace quince años y su mayor premio ha resultado ser el poder seguir dedicándose a lo que más le llena: los números y el Campeonato del Mundo de MotoGP. Es en las motos, y tras cada Gran Premio, donde encuentra las misteriosas ecuaciones; esos números que nos indican las estadísticas del Mundial y que tanto utilizamos todos los que trabajamos en los distintos medios de comunicación.

El paso de los años le ha blanqueado el pelo. Tiene los ojos claros y una sonrisa persistente que delata lo que siente cada vez que entra en la sala de prensa de algún circuito. “Me atraviesa un cosquilleo por toda la espalda. Aquí me siento como en casa” –comenta emocionado. Para conocer a este joven de 54 años (él bromea e insiste en que tiene 32) tenemos que remontarnos a sus años mozos en la universidad. Siempre tuvo claro que lo suyo eran los números. “Te voy a llamar Doctor Statistics” –le comento. “No, no… no soy un doctor de estadísticas soy un doctor de ingeniería; ingeniero de profesión. En la universidad saqué matrícula en matemáticas y desde hace quince años, por pasión, busco las historias del Mundial vinculadas a los números” –me dice con ese acento de gentleman británico. Soy muy terca e insisto en que le quiero llamar Doctor Statistics. Él sonríe.

El jueves por la noche antes de las últimas carreras de Donington Park me lo encontré en el hotel en que nos hospedábamos. Estaba en la barra de bar, dialogando. Le encanta hablar. Me acerqué y me saludó con un cariñoso abrazo, como de costumbre. Nos tomamos una copa juntos. Podría pasar horas y horas charlando con él porque es un fenómeno enlazando historietas del Mundial. Además, cuenta con ese humor tan especial que sólo los anglosajones saben manejar.

Se había desplazado al trazado británico con su hija Kimberly, de 23 años, para poder disfrutar de un fin de semana de motos. Suele asistir, por placer, a cinco Grandes Premios al año. “Iría a todos, pero el bolsillo no me lo permite” –me dice. Esta vez, aunque se trata de uno de los circuitos que menos le gusta, jugábamos en su casa y por tanto había que asistir. Es seguidor del Mundial desde 1972. “Hace veinte años que vengo aquí y hace quince que me encargo de hacer las estadísticas”. Fue en 1994 cuando decidió que quería empezar a programar una base de datos sobre los resultados y la información vinculada a las motos. Nadie creyó en él, pero sí lo hizo nuestro Dennis Noyes. De 1995 a 1999 Raines le facilitó a Noyes los datos para que él escribiese bonitas historias entorno a los números. Luego, el británico se encargaría de escribir los datos entorno a esos guarismos.

¿Cómo y dónde trabajas? –curioseo. “El domingo, tras las carreras, empiezo a darle vueltas a la cabeza y el lunes y el martes trabajo en casa con las estadísticas. Tengo un despacho en casa con más de 400 libros de motos, 5000 revistas… así que en mi hogar, en York, Inglaterra, predomina la decoración motera” –chacotea.

Ahí va una pregunta complicada. ¿Un número? Apenas he terminado de formularla y enseguida replica “El 7. Por Barry Sheene”. Entonces… ¿es tu piloto favorito? (vaya pregunta la mía, pienso). “No. Es uno de los grandes pero de siempre mi piloto predilecto ha sido, es y será, Loris Capirossi”. Mientras centellea su clara mirada arranca con datos sobre Loris que precisamente ese fin de semana cumplía veinte años en el Mundial de Velocidad. Para mí sorpresa me comenta que lo conoció el año pasado y estuvo hablando con él diez minutos. ¡¿En todos estos años sólo has coincidido con él diez minutos?!, le pregunto pasmada. “Sí. Aún me pongo nervioso cerca de los pilotos a los que admiro. No sé describir el respeto que siento hacia ellos y de alguna manera también temo que se me caiga el mito al conocerlos mejor” –contesta. Quiero obsequiarlo y salimos en busca de Loris por el paddock para que pueda hacerse una fotografía junto a él. Está nervioso. Como un aficionado más. Lo buscamos en su hospitality y en su box sin éxito.

Sí, nos encontramos por el trayecto con cantidad de colegas del Doctor Statistics. Entre ellos, con Julian Ryder –periodista y comentarista desde hace años de Eurosport- con el que ha escrito un libro con motivo de los sesenta años del Mundial que saldrá al mercado en septiembre. Historias, fotografías, números, datos, estadísticas…

Acaba de finalizar el Gran Premio de la República Checa tras el parón estival. Martin Raines también estaba en Brno. Después de la rueda de prensa de los pilotos con un brillante Rossi que a pesar de lamentar la caída de Lorenzo bromea con que en las últimas vueltas, liderando sólo, se sentía cómo un turista en el trazado checo, me encuentro con Martin en la sala de prensa. Doctor (refiriéndome al británico y no al de Tavullia), ¿qué estadística resaltarías de éste último Gran Premio? A lo “Hall 9000 en 2001: A Space Odyssey” dispara datos de memoria, como por ejemplo:
1)Con esta victoria en Brno, Valentino Rossi se convierte en el piloto que más podios ha conseguido en los 61 años que llevamos de Mundial de Velocidad. Lleva 160 podios, uno más que Giacomo Agostini, quien obtuvo su último podio en el Gran Premio de la República Checa en 1977 con una 500cc.
2)En el próximo Gran Premio de Indianápolis, Aleix Espargaró sustituirá a Mika Kallio en el equipo Pramac Ducati y de esta manera se convierte en el piloto español más joven en competir en MotoGP.

Lástima la caída de Jorge aunque me quito el sombrero porque se cayó como sólo los valientes saben harcerlo: luchando. Complimenti a Valentino. Y, cómo no, a Dani y a Toni por sus respectivos podios. Igual que por la merecida y esperada victoria de Nico Terol o los podios de Simón y Bautista. ¡Teníamos mono de motos y encima lució el sol!

Nuestro ingeniero inquieto que, por amor a las motos, sigue dedicándose a lo que más le gusta se sonroja cuándo Ernest Riveras o yo misma le felicitamos y le comentamos que es alucinante el trabajo que realiza y que nos ayuda mucho. Él humildemente insiste… “Me encantaría hacer esto durante muchos años pero no sé, la concentración cada vez que me hago más mayor es más complicada y tienen que ser datos perfectos. No puedes equivocarte”. Tranquilo Martin, cuándo las cosas se hacen con corazón, duran y duran. Los números siempre estarán ahí pero ojalá sea nuestro británico el que siga desvelándonos las misteriosas ecuaciones del Mundial a través de su amor hacia el motociclismo.

PD: siento haber desconectado durante todo este tiempo de los blogs.

Al agua patos


Jueves, 4 de junio (por cierto, el cumpleaños de Pablo Nieto… ¡felicidades!). Hubo que madrugar. Mucho. Había quedado con tres compañeros periodistas del Mundial (Mela Chércoles –AS y Sólo Moto-, José Maroto –Motociclismo- y Jaime Martín –Marca-). Con quince minutos de retraso (lo siento, chicos) me plantaba en el punto de encuentro. A las 6:45 horas poníamos rumbo desde Madrid a Jávea. En menos de tres horas, bien amenizadas con risas, conversaciones e incluso con dúos canturreados a grito pelado de la banda sonora de Moulin Rouge, nos plantamos en la playa. Ahí nos estaban esperando Nico Terol, Héctor Barberà, Xavi Pérez –su manager-, Dani Martí y Germán (del programa Paddock GP), los monitores (el mío era Jordi) y otros camaradas.

El propósito no era otro que el de pasar una agradable jornada pilotando motos de agua. Objetivo más que superado. Bocadillos (algunos se zamparon más de uno con eso de que había que ‘acumular fuerzas’ antes de salir al mar), refrescos, un briefing explicativo y, por supuesto, el ritual. Como si de una moto de carreras se tratara, había que ataviarse de arriba abajo. No nos faltó de nada: trajes de neopreno, chalecos salvavidas, calzado, guantes, gafas de sol, ‘tú me das cremita yo te doy cremita’ y al agua patos. Mi moto era una GTI Bombardier See-Doo de 135 caballos. Héctor y Nico, los profesionales, manejaban otra de ¡255 caballos!

Los ‘pros’ zarparon en un grupo delantero. Surcábamos el agua, tranquila, aunque algunos ya empezaban a hacer filigranas acuáticas. Me fui soltando y oye… esto de la velocidad atrapa. Incluso Héctor me confesó “si te soy sincero… no te enfades, ¿eh?... pensaba que, como le ibas pillando el punto a esto de la celeridad, te ibas a caer”. Pues compañeros, no. No me caí. Eso sí, al día siguiente no podía levantarme de la cama. No recuerdo agujetas semejantes desde mis años mozos.

La ruta arrancó en la playa de Jávea y acabamos en Moraira. Unos 35 kilómetros que efectuamos, aproximadamente, en dos horas y media. Pasamos por zonas de difícil acceso, gracias a las motos. Calas, acantilados, una playa nudista (sin un alma) e hicimos una parada en la impresionante ‘Cova dels Orgues’ (Cueva de los Órganos). Fue salir de la cueva y el mar ya no se portó tan bien. Marejadilla a unos 75km/h... Es decir, me tragué más de una ola. E incluso una se llevó por delante las gafas de sol que tenía con cinta ‘literalmente sujetas’ a la cabeza (bueno, no fui la única… a Héctor y a Jaime les pasó lo mismo).

Ya de regreso, se me fue la olla y le comenté a Xavi: “¿te imaginas que vemos un tiburón”. Acto seguido su índice señalaba una aleta considerable. Xavi me estaba tomando el pelo de forma cariñosa pero, yo, ingenua, por un momento, pasé miedo. Vale, ¿cómo van a haber tiburones en la Costa Blanca? Oye… ¿y por qué no? Pues resulta que me dijeron que era un ‘Pez luna’ y Wikipedia dice que: “El Pez luna (Mola mola) es un pez pelágico, uno de los más pesados de los peces óseos en todo el mundo, alcanza los 1400 kg de peso y 3 m de longitud”. Toma. Ninguna broma, ¿eh? Parecíamos niños pequeños apurando los últimos metros de agua. Y, si no, que se lo digan a Mela y Maroto ¡qué incluso querían más! Amarramos las motos en el atracadero y a punto estuve de irme al agua (no muy limpia por cierto) gracias a un Héctor y un Mela de lo más revoltosos. Por suerte se rajaron. Despedimos la agradable excursión con una impresionante paella (¡gracias a todos!). Y, de regreso, un piloto de lujo. Héctor me llevó a Valencia y a punto estuvimos de quedarnos tirados sin gasolina.

Terol y Barberà llevan la velocidad, el deporte y las ganas de ganar en la sangre. Están muy preparados física y mentalmente para los GGPP que nos esperan. La próxima cita es este fin de semana en casa y, si pilotan igual que el otro día con las motos de agua, creedme que en el Circuit de Catalunya nos pueden dar más de una alegría. ¡Ah! Espero que sus máquinas de 125cc y 250cc, el sábado y el domingo, no estén pasadas por agua.

PD: El sábado mis compañeros Miguel Serrano, Virginia Díaz y una servidora presentaremos “MotoGP en concierto” en el Palau Sant Jordi, con las actuaciones de Hombres G, Tequila y Burning (buen elenco). Por supuesto, os esperamos en el trazado con los entrenamientos y las carreras (y, si no, a verlo en TVE), pero también queremos que os acerquéis al Palau Sant Jordi (arrancará hacia las 21’15 horas). Vale la pena y ¡es gratis! Os esperamos y disfrutad de este esperado Gran Premio de Catalunya (¡¡¡¡qué ganas!!!!).



De cena en Poggio Seco


“La rama dura se quiebra pero la rama delgada con flexibilidad nunca se quiebra”. Estas palabras del filósofo indio Jiddu Krishnamurti solía utilizarlas Bruce Lee. No es la primera vez que a Valentino Rossi las cosas no le van como deberían, pero él se mantiene elástico, como esa rama, y tiene la capacidad de volver a estar erguido tras los dos “golpes” que lleva acumulados.


El primero, en Le Mans, acabando último en una carrera que prefiere olvidar. El segundo: en su jardín, en Mugello. Sí, terminó tercero, pero en un trazado que sólo le había visto ganar a él en los últimos siete años, es decir, en MotoGP. Lo destronaba Casey Stoner (ahora, líder) que vencía por primera vez en la casa de Ducati pero, sobre todo, en territorio Rossi. La vida es así. Unas veces ganas y otras no. Lo importante es eso: mantenerte elástico. Y esa ‘flexibilidad’ la tiene, en parte, gracias al apoyo constante que recibe de todos los que le veneran. Estaba en casa y ahí no podían faltar los suyos.


El jueves 28 de mayo, tres días antes de la carrera, Rino Salucci y Flavio Traversi -presidente y vice-presidente del Fan Club oficial de Valentino- aterrizaron en el circuito: en moto, bronceados y con esa sonrisa afable que les caracteriza. Lo primero que confabulaban era la cena de esa misma noche. Para que os hagáis una idea de cómo es Valentino... Como piloto es uno de los mejores, si no el mejor. Esto hay que reconocerlo. Ha sido y es un máquina, y punto. ¿Y como persona? No todos los pilotos cuando juegan en casa, con los compromisos que eso acarrea, sacan un hueco para estar junto a sus seguidores. Pues Vale, sí.


Como desde hace ocho años, “camuflado” y “escoltado” por su inseparable amigo, Uccio, Rossi se desplazó hasta la curva Poggio Seco. Bermudas, sudadera y gorra. La cita era a las 21:15 horas. Una carpa hacía de local. Manteles de papel, platos y vasos de plástico y, por supuesto, ¡pasta italiana! Los afortunados eran pocos. Valentino y Uccio, discretos como siempre, se sentaban en el extremo de una de las mesas y disfrutaban de unas horas cargadas de buen rollo.


Eso es algo que el italiano también ha aprendido con el tiempo. Aunque a veces no de esa impresión, él es un currante nato. Se prepara y estudia cada uno de sus movimientos. Uno de sus puntos fuertes es la comunicación. Cuenta con gente en el equipo de plena confianza con los que lleva toda la vida trabajando y, además, de todos es sabido que, incluso, le habla a su M1. Pero cuando llega el momento de sacar el pie del circuito (ya sea en su motorhome, en un hotel o en la carpa de Poggio Seco) también es importante hablar de otras cosas, porque aunque su vida gira en torno a su pasión, a las motos, afortunadamente hay otras movidas que también le interesan y gustan.

Cautiva pensar cómo alguien como él sigue disfrutando de las pequeñas cosas, como una cena con los suyos en medio del trazado. Y en esos “suyos” está su amigo del alma, Alessio Salucci, alias “Uccio”. Sí, qué coincidencia, como Rino Salucci. Claro, es su padre. Papá Salucci ha visto crecer al pequeño Alessio y a su travieso compinche Valentino recorriendo en bicicleta y scooter las calles de Tavullia. Valentino es como un hijo para él. “¿Y Uccio no le daba a las motos? –le pregunto. “Sí, sí, le flipan, pero vio que no era lo suyo. A Uccio también le tiran los coches, incluso compite, a veces”. Conversamos durante un buen rato y me doy cuenta que ‘de tal palo tal astilla’. Es igual de majo que su ‘figlio’. “Hemos traído una máquina de hacer nubes con el ‘46’ ” –me comenta exaltado.


Eran las 21’15 horas del jueves. A esa hora, antes de partir para el hotel, decidí dar unas vueltas en scooter por el trazado (algo que procuro hacer en cada uno de los circuitos). Debo reconocer que sólo di una vuelta. Hacía mucho frío. Al pasar por la curva Poggio Seco pude olisquear la cena que estaban degustando.


El domingo, a pesar de que ‘la curva de Rossi’ estaba, como siempre, teñida de amarillo, y a pesar de que las nubes con el ‘46’ flotaban en el aire, Rino, Flavio & Cía. no pudieron disfrutar de la que hubiese sido la octava victoria consecutiva de Valentino en su jardín (la décima si tenemos en cuenta las tres cilindradas). De todas formas como dice el protagonista (apretando los dientes) “subir al podio en casa está bien”.


Y, como siempre, se repitió el ritual. Los “tifosi” invadieron la pista para poder estar cerca del podio, cerca de su ídolo. Igual desde casa no se aprecia con tanta intensidad, pero creedme que es una locura. El año pasado despedía el programa desde la torre de control, encima de una rejilla, y desafortunadamente llevaba un vestido. Éste año, aprendida la lección y con tejano, os decíamos adiós desde Mugello, y también decíamos “ciao” a esa racha de triunfos consecutivos de Rossi. La rama de Valentino seguro que vuelve a estar rígida de cara a la próxima cita: el Gran Premio de Catalunya. El año que viene el Mundial volverá a Mugello y, el jueves antes de la carrera, Valentino y Uccio, probablemente seguirán yendo DE CENA EN POGGIO SECO.


Las fotos son del gran Rino. Se lo propuse y me hizo el favor. Le di la cámara y me puse a hablar con Matteo Flamigni, telemétrico de Rossi. A los cinco minutos regresaba el presidente Salluci y me pedía que le enseñase a manejarla. Pero no había manera de ponerla en funcionamiento. ¡Me había olvidado la batería que estaba cargando en el autobús de TVE!


Entre risas y algo sonrojada fui a por la batería. “Eso es que estás enamorada” –se reían. “Va a ser que no” –contestaba ruborizada. El viernes Rino no vino al circuito y el sábado tras los entrenamientos de clasificación me acerqué al hospitality de Yamaha. Valentino aparentaba estar “bien”, pero todos los que estábamos presentes sabíamos que el cuarto puesto de los cronometrados no era del todo de su agrado. Las fotos de la invasión de pista son de mi amigo Kim. Él es un crack y, entre otras muchas cosas, un gran lazarillo cuándo en los previos del programa nos tenemos que desplazar corriendo (Juanjo –mi cámara-, Edu –su ayudante-, él y yo) de un sitio a otro. Grazie Rino, grazie Flavio, gràcies Kim.


PD: Felicitats al Barça, a Lorenzo, a Bautista, Terol y Simón. Me alegra saber que Sete regresa en el Gran Premio de Catalunya y ojalá Dani se recupere pronto.

Los viajes de Júpiter


La noche del lunes al martes la pasó viajando solo. Bueno, no exactamente. Le acompañaba su inseparable amiga, con la que lleva años rodando por los sitios más inhóspitos del planeta. Le avalan varios libros que hablan de ello: de sus rutas moteras por el mundo. Habíamos hablado, nos habíamos mensajeado, pero no nos conocíamos en persona. Esa “maravillosa persona” se acabaría convirtiendo en mi compañero de ruta durante dos días, quince horas y más de 1200 kilómetros. Y creedme que tantas horas dan para mucho. Para hablar, para disfrutar del silencio (que muchas veces habla solo), para pensar y, en definitiva,para gozar de esa sensación de libertad y de esos instantes que únicamente se viven, se sienten y se palpan encima de la moto.

He llevado una scooter por la ciudad y tras la experiencia que viví hace dos años, cuando tuve el honor de subirme a la Ducati Biplaza con Randy Mamola en el trazado jerezano, rondaba en mi cabeza la idea de sacarme el carnet de “moto grande”. Pero hasta el momento no ha podido ser. No por ello he dejado de vibrar con esta experiencia, porque, como yo, también son muchos los moteros y las moteras que sienten las rutas desde atrás; cómo paquete. O, como diría mi guía, Gustavo Cuervo, mejor “cómo acompañante”. Gustavo (Javi para los amigos y así me dejó bautizarle) venía de Madrid. El lunes estuvo junto a otro gran escritor, el alemán Ted Simon, quien con 78 años acababa de llegar de Alemania a España, en moto, para presentar la reedición de su libro “Los Viajes de Júpiter”. Un “vademecum” que narra las aventuras que Ted vivió durante cuatro años por todo el mundo, recorriendo más de 126.000 kilómetros a lomos de una Triumph Tiger 500cc.

Hombre, nada que ver con nuestra “corta” travesía, pero me atrevería a decir que con lo que viví, nada que envidiar a Simon. Esto de la ruta motera era una idea que rondaba por la cabeza de nuestro boss, Javier Grima, desde hacía tiempo. Él, además de ser nuestro jefe,siempre ha sido y es un motero empedernido y esto se respira en todo lo que hacemos. Queríamos vivir lo que muchos sentís cada fin de semana que os acercáis a un Gran Premio en moto.

Así que ahí estábamos. Nuestros amigos moteros de Béjar (una pasada de tíos): Iñaki, Martín, Paco, Rafa y Juanma, Gustavo (Javi), de Madrid, Javier, Marc, Desirée, Laura de realización, Ana de producción, Cristina, Germán, María y Rubén de Paddock GP, Miguel y José, los conductores, Clara (la chica que a veces conduce el motorhome de Nieto)… y, por supuesto… Ángel Nieto, que no se pierde una, y más si el motivo está vinculado con las dos ruedas. Eso sí, esta vez vino con su motorhome, su casa rodante. El gran Ángel estuvo diez años viviendo en su caravana cuándo corría en el Mundial y, desde hace un año, ahora también se desplaza a todos los Grandes Premios europeos en su camión. Nieto llevaba veinte años sin meterse una “kilometrada” en moto. Pero no se lo pensó dos veces. Durante unos 300 kilómetros estuvo pilotando y yo tuve el placer de compartir esos instantes con mi amigo Ángel como acompañante.

Quedamos el martes 12 de mayo, a las 7,00 de la mañana, en los estudios que TVE tiene en Sant Cugat del Vallés (en Barcelona y que precisamente este año cumplen su cincuenta aniversario). “A estas horas no había ni perros en la calle” – decía el ocurrente 12+1. Precisamente esa no fue la salida que pilló para llegar al Circuit de Catalunya cuándo cogimos la autopista de Girona. Claro, él (y ya sabéis porqué) prefirió coger la salida 12. El itinerario nos brindó la posibilidad de conocer parajes, por ejemplo, como La Pirámide de Ricardo Bofill, construida en 1976 (nada más pasar la frontera entre España y Francia), el Viaducto de Millau, el Viaducto de Garabit, Clermont-Ferrand (dónde se encuentra el Circuit de Charade o la sede central de Michelin), la Catedral de Saint-Étienne de Bourges o el Castillo de Chenonceau. Todo esto amenizado por el suculento lomo y chorizo de nuestros amigos moteros de Béjar, agradables conversaciones, risas, anécdotas, etcétera. Eso sí, durante el viaje nos enteramos de una triste noticia. El adiós del gran cantautor Antonio Vega que atrás deja brillantes temas como por ejemplo “Se dejaba llevar por ti” .

Y por las motos nos dejamos llevar. Después de dos días, 15 horas, sol, lluvia, calor, frío, 70 litros de combustible por moto, unos 1200 kilómetros de carretera y millones de historietas… llegamos al destino: el mítico circuito de Le Mans. El trazado vecino qué tanto gusta a los nuestros. No obstante, han obtenido aquí un total de dieciocho victorias. Por cierto, podréis disfrutar de nuestra ruta en un reportaje que se han currado Laura Lázaro y Jordi Camardons y que os ofreceremos en el previo de MotoGP del domingo.

Pues eso… que ya estamos en el “fregao”. Sin ir más lejos, me voy volando a conocer el nuevo motorhome de Jorge Lorenzo, que estrena en este trazado, y a dar un “garbeo” en scooter por el circuito con Ernest. Por cierto, el mundo es un pañuelo. Resulta que mi guía, Gustavo Cuervo, y otro de nuestros colegas moteros, Paco, estuvieron durante muchos años llevando a Ernest cuándo era comentarista, en moto, de la Vuelta Ciclista a España. En fin, que me voy con el Riveras que ya me está esperando y se pone nervioso con los retrasos. Hoy es el día y, cómo veis, aquí todo va de motos.

Amigos… aunque se barajó la posibilidad de que Ted Simon hiciese su recorrido en una BMW, al final, fue en una Triumph Tiger 500cc. En BMW, con Javi y con el resto de mis compañeros de TVE y de Béjar, he tenido la suerte de poder disfrutar de una experiencia inolvidable y os invito a tod@s, los que lleváis moto y los que no, a que lo probéis.





Ainhoa Arbizu


Ainhoa Arbizu es una de las enviadas espaciales de TVE a los grandes premios del Munidal de Motociclismo.
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