1 posts de enero 2010

Frío y Calor en Pingüinos

“Aquella fórmula secreta que escribimos en la arena, siento frío”. Era Bunbury el que inspiraba estas gélidas palabras. Y fuimos muchos; concretamente 22.316 pingüinos los que hace casi un mes pasamos frío. Mucho. Dicen que es la ausencia total o parcial del calor pero creedme que, a pesar de los más de ocho grados bajo cero a los que estábamos sometidos, la pasión que a todos nos unía hacía que esa sensación glacial se convirtiese en calina.

Gritos de vaho. Metáforas aparte, era tal el frío que pensé en dos ocasiones que tenía hipotermia leve (algo hipocondríaca soy, no nos vamos a engañar). Hasta el bueno de Juan Ramón Lucas se curró un masajillo en mis pobres pies helados. Eso fue el viernes, media hora antes de subirnos al escenario para anunciar las campanadas que daban la bienvenida a este 2010 sobre dos ruedas. Un compañero excepcional, un tipo motero hasta la médula; un camarada: Lucas.

El prefacio llegó servido de risas, cariño, buena onda, buen vino de rueda y pinchos (porque… ¡cómo nos pusimos! y ¡cómo nos cuidaron!). Enfundados, él con chupa clásica y yo con un plumas, subimos al escenario. A nuestra izquierda un reloj que punteaba las doce menos cinco. Delante miles y miles de moter@s entregad@s. Detrás, la familia de Turismoto (una pasada de gente). Fue justo en ese instante cuándo alguien me retiraba el plumas y mis brazos quedaban al descubierto acariciados por una helada brisa. Y aunque el vello estaba erizado otra vez ¡qué más daba con lo bien que lo estábamos pasando!

“Ainhoa te vimos en el paddock del Gran Premio de la Comunitat Valenciana y pensamos en ti y en Juan Ramón para dar las campanadas moteras 2010” – me comentaba Mariano Parellada, director de Turismoto. “¿Qué te parece?” – continuaba. “¿Que qué me parece? Me apetece muchísimo. ¡Tengo mono de motos! Gracias por pensar en mí. Allí estaré”. Eso sólo fue un agradable comienzo de lo que acabaría transformándose en un impresionante fin de semana. Instantes y más instantes que sólo sumaban desde ese primer momento en el que Mariana y yo asomábamos las cabezas por primera vez en el pinar de Puente Duero.

Tiendas de campaña que cómo iglúes emergían de todas partes. “Esquimales” llegados no sólo de todas las partes de España sino, también, de Italia, Alemania, Portugal, Francia o incluso China. Y todos nosotros íbamos llegando con un único objetivo: disfrutar del espíritu de hermandad que te da la moto. Pocas cosas he visto que puedan unir tanto. Es@s moter@s no esperaban ver a Rossi ni a ninguno de los nuestros. Se reúnen desde hace ya 29 años para conversar y gozar. Lo que oteaban mis ojos fue un colectivo agradable y responsable sin ganas de gamberrear de forma insensata con la moto.

Tras esos doce piñones bañados con cava y ese abrazote con mi compañero de lujo, la fiesta continuaba hasta altas horas de la madrugada en una de las carpas del recinto. Fueron pocas las horas que dormí pero había que exprimir el fin de semana. Quería vivir al máximo esa experiencia.

A la mañana siguiente, hacia las doce del mediodía llegaba a la Acera de Recoletos para disfrutar de las exhibiciones de Stunt-Freestyle con fieras cómo Emilio Zamora. “¡Anda un sidecar!” – pensé. Al poco tiempo estaba subida junto a un maestro “algo loco” que agitó mi paseo con trompos, pilotando sin manos, subido de pie… y yo al lado. De risa. Fue genial.

Genial también fue reencontrarme con compañeros como el gran Dennis Noyes que acababa de dejar la soleada costa oeste americana para llegar por primera vez a Valladolid. Lucía el sol pero el frío seguía siendo uno de los protagonistas. Así que para paliarlo: unas ricas lentejas calentitas. Eso fue a mediodía y por la noche presencié una estampa muy emotiva: el desfile de antorchas.

Mi amigo David se había acercado a pasar el fin de semana y él fue mi piloto especial esa noche. Detrás, yo, con una antorcha en la mano derecha para recordar a todos los fallecidos en la carretera en el pasado año. Lamentablemente, demasiados. Un gesto más (cómo el de la emotiva manifestación motera del 14-N en Madrid) para reclamar unas mejores condiciones en la carretera.

Al día siguiente se ponía el broche final con la entrega de los Pingüinos de Oro. Tres merecidos trofeos que fueron a parar a manos de Julián Simón, Dennis Noyes y Dorna Sports (lo recogió su Consejero Delegado, Carmelo Ezpeleta). Y hablando de manos: menos mal que Julito me dejó sus guantes. Ese fue mi segundo caso de leve hipotermia. Caldito caliente y de vuelta a Madrid. Y menuda tela de regreso…

El año que viene si puedo repito. El efecto mariposa. Los pingüinos se alejaban y mientras ya empezaba a mover las alas la pretemporada con la presentación del Circuito de Jerez en Madrid y las máquinas que veremos rodar en breve. Ya lo decía yo… “El invierno sin motos es duro. Muy duro”.

Gracias a la familia de Turismoto (Mariano, Mayte y tantísimas personas con un gran corazón –no me quiero dejar a nadie porque sois bastantes-), a Mariana, Juan Ramón, David, a mi familia materna por esa espectacular y emotiva comida, a Gustavo, Augusto y Selva (gracias por vuestras cariñosas palabras), a los Pingüinos de Oro, a Pablo (que qué) y, sobretodo a tod@s l@s Pingüin@s que tanto amáis el mundo de las dos ruedas (“esa es la fórmula secreta que escribimos en la arena”) y que tan bien me lo hicisteis pasar.

Ainhoa Arbizu


Ainhoa Arbizu es una de las enviadas espaciales de TVE a los grandes premios del Munidal de Motociclismo.
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