Sin esta pequeña introducción alguien podría pensar que en el siguiente texto me atrevo a dar consejos sobre ¡cómo tener ideas! No os confundáis por favor y tomadlo sólo como un relato de mis experiencias personales en el trabajo. Además, si supiese cómo funciona esto de las “ideas” escribiría más al respecto. Y cobraría por ello. Mucho.
Ayer vi esta estupenda animación sobre la “procrastination”, o lo que sería en español el poster… Un momento, hay una mosca en la ventana haciendo un ruido infernal. Ya está, seguimos, decíamos que la “procrastination” es el arte de postergar tus quehaceres por las más absolutas banalidades… ¿Me habrá comentado alguien mi foto de perfil en Facebook? Perdonadme un instante… Vale, hecho, seguimos; desidia también es una buena traducción de “procrastination” que aunque muchos los traducen como procrastinación la RAE todavía no ha acepta… ¿Es demasiado pronto para empezar a hacer la comida?
Bueno, creo que más o menos entendéis qué quiero decir con “procrastination” (En caso contrario leed la wikipedia, que es gratis ). Aquí la animación de marras.
Sin contar el cómo mezcla los diferentes géneros de animación, algo que me encanta, creo que esta pequeña pieza transmite el aburrimiento, la tediosa repetición y al final el enfurecimiento con uno mismo que es definitorio de esta forma de trabajar. Nada más ver el vídeo empecé a pensar lo “procrastinador” que era yo a veces para dar forma a un proyecto. Cuando te descubres cambiando la letra del documento una y otra vez, convencido de que es absolutamente necesario encontrar la fuente adecuada para una hoja y media de proyecto. Cuando dejas proyectos a medias por otros proyectos a medias, que luego dejarás para empezar otro proyecto que dejarás a medias. Cuando alguien te pregunta “Oye ¿Qué ha sido de eso tan chulo que me comentaste que ibas a hacer?”, y te descubres sin saber qué decirle. Me enfurecí conmigo mismo ¿Cómo podía a veces ser tan idiota? ¿Es tan difícil sentarte y currar durante unas horas para conseguir mejores ideas? Pensemos en la gente que quiere presentar algo a los INVI ¿Cómo se permiten levantarse de su silla? ¿No quieren tener el mejor de los proyectos? ¡Pues que curren hombre!
¿O no?
Yo, la verdad, no lo tengo tan seguro. Todos hemos oído esa frase atribuida en algún momento a todos los pintores, escritores y cineastas del siglo XX que dice algo como “Yo creo en las musas, sólo espero que me pillen trabajando”. Y es del todo cierto, la leyenda urbana de la idea repentina, del “¡Eureka!” dentro de una bañera, del genio levantándose de su silla susurrando “Lo tengo” es eso, una leyenda urbana. Es cierto que en algún momento una sinapsis cerebral encaja, manda la información pertinente y ¡chas!, ahí hay algo que antes no estaba, pero eso es sólo el principio. Las ideas no caen del cielo, se trabajan, se moldean, uno se parte la cara con ellas y si tienes suerte puede que te salga una buena después de 99 horribles. Pero ¿En esto de la innovación y la creatividad cómo se curra? Uno se sienta delante de una hoja en blanco y… ¿Trabaja? Pues, no tengo ni idea de los demás, pero a mí me da resultado justo todo lo contrario. Es cierto que en algún momento del proceso uno tiene que sentarse y trabajar como el resto de mortales: escribiendo un proyecto, grabando unos planos, tomando unas fotos o haciendo el pinopuente, da igual. Pero antes yo ya he hecho mil cosas y no he hecho nada para que el proyecto avanzase: ver vídeos en Youtube, salir a tomar el aire, leer un poco, hacer la comida, jugar con tu gata, divagar con tu colega… “Procrastination” de tomo y lomo. Yo, por ejemplo, cuando tengo un concepto y quiero que llegue a algo más tengo que dejar de pensar en él obsesivamente, hacer otras cosas y hablar de otras cosas, cosas que me gusten y, si existen, que estén meramente relacionadas. Ese concepto irá cogerá forma, o no, quién sabe, y llegará el momento de sentarse a “trabajar”. Admitámoslo, la mayoría de esos proyectos que has dejado a medias murieron porque no eran tan buenos, porque no encontrabas algo que de verdad dijese: sigamos por aquí, vamos bien.
Supongo que si estás escribiendo una tesis sobre los lupanares en el siglo XVI y te descubres viendo “Mujeres, hombres y viceversa” puedes considerar que estás perdiendo el tiempo, pero si estás buscando algo, intentando encontrar un idea… Quizá un poco de tronistas no vengan nada mal. Saber cuando postergar el trabajo y cuando trabajar es, creo yo, una de las claves para conseguir desarrollar del todo tus proyectos.
Procrastinar malditos… en su justa medida.