Trump, el sueño de los votantes y la pesadilla del 'establishment'
jueves 3.mar.2016 por Luís Vázquez 0 Comentarios
El magnate sumó siete estados a su casillero de victorias. Ya son diez. 315 delegados, botín del primer tercio del proceso de primarias. Aunque lejos de los 1.237 que aseguran la nominación, más difícil lo tienen el resto de aspirantes de su partido. Eso es lo que nos dice la lógica matemática, no la política. Trump y su discurso se han convertido en la pesadilla del "establishment" republicano. Mientras él trabaja en sumar victorias, la maquinaria conservadora, atemorizada por su discurso y su show, elucubra como deshacerse de él.
Aquí entran en juego Ted Cruz, Marco Rubio y John Kasich. El senador de Texas, con cuatro victorias, se postula como alternativa al magnate. Pide para ello capitanear una gran coalición "antiTrump". Marco Rubio tiene el dinero y el apoyo del partido. Sólo una victoria parece escaso rédito para ilusionar o ilusionarse. Florida, el día 15, será clave en sus aspiraciones. También ese día John Kasich juega en casa. Ohio, con el nuevo sistema de reparto de delegados, todos al vencedor, puede darle un balón de oxígeno o la puntilla en esta carrera. Es en el caso de los tres, de momento, un querer y no poder.
El magnate siente esta lluvia ácida, agridulce, de aquellos con los que intercambió lealtades. Para blindarse, guarda una última bala. La que podría enterrar cualquier aspiración republicana para desbancar a un demócrata de la Casa Blanca en noviembre. No salir nominado de la Convención Nacional de Cleveland en julio y optar como independiente. La inevitable división de los sufragios conservadores pondría en bandeja de plata la victoria a Hillary Clinton.
Digo Clinton porque la ex Secretaria de Estado vive un idilio con el partido. Es su apuesta. La suma de los superdelegados y los representantes que ha logrado hasta hoy en las primarias ofrecen un resultado difícil de desmontar. Cuenta con 1.062 delegados, la mitad de los necesarios para la nominación, frente a los 421 de Bernie Sanders. Salvo cataclismo, la que fuera primera dama, será candidata.
El senador de Vermont no tira la toalla. Sigue sumando estados, pero las cuentas no salen. Aunque no sea el nominado al final, nadie le negará un discurso revolucionario que ha removido los cimientos de una sociedad atorada en su concepción política. También resucitar el estigmatizado termino socialismo en Estados Unidos, algo que sólo la historia valorará en su justa medida. Sin embargo, el rechazo republicano a Trump y los oídos sordos demócratas a Sanders demuestran que los garantes del bipartidismo estadounidense rehuyen sus respectivos extremos.