Hacia Rutas Salvajes: De Nuevo México a Arizona

En 2007 Sean Penn estrenó "Into the Wild", la historia de un joven en busca de una vida pura en la naturaleza. Quizás porque escribo después de haber acampado varias noches en el bosque, sin cobertura de teléfono, sin internet, sin demasiado agua, me siento modestamente identificado con Christopher MacCandlees, su protagonista. En este punto es donde debo confesar que me he tenido que cortar las uñas para poder escribir este post... Al final uno sin darse cuenta se vuelve un homeless, como Harold y Daisy, el tipo de la barba y su perro, de los que te hablaré más adelante.

Nos habíamos quedado en Santa Fé, una ciudad demasiado pequeña como para pasar desapercibido. Allí quedaron Paul Hillman y su chica, que pasean a los turistas en sus rickshaw. Allí quedó Julie Jacobs, Emy y también todos los del Santa Fé International Hostel: una familia de la que cuesta despedirse. Un pedacito de mí se quedó allá...

Cuarenta kilómetros al sur de Santa Fé, en el Turquoise Trail, está Madrid, el Madrid de Nuevo México. Madrid era una pequeña ciudad minera (antracita) hasta que la explotación dejó de ser rentable y quedó abandonada. En los noventa, un puñado de artistas decidieron recuperarla e instalar allí sus galerías y talleres. De ciudad fantasma, Madrid pasó a ser un colorido pueblo de casitas de madera. Sólo queda una familia original de Madrid que aún habla castellano, los de la "Taberna Turquoise", el resto son llegados en los últimos años...

El "Turquoise Trail" acaba en Albuquerque. Muchos hemos conocido la existencia de esta ciudad gracias a la famosa serie de televisión "Breaking Bad". Nada más entrar en Albuquerque todo te resulta extremadamente familiar. En su Central Boulevard está el auto-lavado donde hacía horas extras Walter White (el que acaba comprando como tapadera de su negocio) y unos kilómetros al norte está su casa.

Nada mas parar en la esquina con mi bici una señora salió del garaje y empezó a mirarme fijamente de manera amenazadora. Inmediatamente comprendí que los "seguidores" de la serie no éramos bienvenidos. Un coche pasó delante de mí haciendo fotos a la casa y la señora le pegó un par de gritos... ¿A quién se le ocurre comprar la casa de Walter White? Claramente la familia que vive ahí ahora está sufriendo una pesadilla. Bajo mi punto de vista, deberían haber habilitado un museo de la serie en ella... Yo hubiera pagado la entrada encantado. Por cierto, la pizza ya no está en el tejado.

Después de Albuquerque Nuevo México se vuelve aún más árido. La Ruta 66 transcurre por los antiguos puestos de comercio indio, donde los Navajo y los Zuni cambiaban sus pieles por espejitos... Estas tribus nativas solían establecerse en las laderas de los desfiladeros, que aquí son enormes rocas de color rojo. El más famoso de estos puestos de comercio es el del "Jefe Caballo Amarillo", donde se pueden encontrar todo tipo de artesanías de cerámica, cuero y joyería. Por desgracia el único espejito que llevaba es el del retrovisor de la bici, y ese lo necesito...

A la sombra de una de estas rocas, en el RedRock State Park, me encontré con Harold, otro veterano de la guerra de Irak (primera foto del post). Ya me encontré con otro viajando en bicicleta en 2014, cuando iba camino de India. Harold era paisajista, pero después de volver de Irak lo perdió todo: su empresa, su mujer, la cabeza... Todo menos su mascota, su perrita Daisy. Así que Harold y Daisy van de un lado a otro en su bicicleta buscando quien les acoja y les de cariño o un par de dólares. Supongo que esta es la parte de la guerra que la CNN no emite en directo... Mucha suerte a los dos y como dicen aquí: God bless you Harold.

Al entrar en Arizona la cosa se pone un poquito más dura aún. Las distancias se alargan a las cien millas entre ciudad y ciudad (160 Km) y el desierto, el Painted Desert, eleva el mercurio a los 43 grados. Después de unas cuantas horas pedaleando es fácil que aparezcan las desorientaciones: No sabes qué hora es, o cuánto tiempo llevas pedaleando desde la última parada... Tampoco estás seguro de ir en dirección correcta, sobre todo al mediodía. Las alucinaciones también pueden aparecer: A veces en la lejanía ves gasolineras con bebidas heladas... pero luego no hay nada, solo más desierto.

En Arizona te intentan engañar, o directamente te engañan... Aquí te dicen un precio en el cartel y luego cuando vas a pagar el precio es otro. El americano se suele callar, porque entiende que vivir en Arizona debe ser duro, pero yo al menos les saco los colores... Update the price you are anouncing, please!

En el desierto de Arizona se pueden encontrar cosas tan curiosas como esta, si pagas los 18 dólares que cuesta la entrada:

Un meteorito impactó aquí hace 50.000 años. A principios de siglo alguien pensó que la piedra del espacio podría contener metales preciosos y se hicieron varias prospecciones en el cráter, todas ellas fallidas porque el meteorito se desintegró, se evaporó en el impacto. Pero Arizona tiene otro "agujero" más impresionante que este: el Grand Canyon.

El Painted Desert va ganando altura, a los 2.000 metros comienza el monte bajo y los 2.250 se vuelve un hermoso bosque, el Coconico National Forest.

Cuando uno sale de un desierto y se encuentra un bosque de estas características lo primero que quiere hacer es plantar la tienda de campaña y tirarse al fresco en una sombra. Allí uno se encuentra con su parte más salvaje... Hacia rutas salvajes ( guiado por mi GPS), tomé algunas carreteras de grava para llegar al "Cañón del Colorado" por la parte de atrás, por el "Desert Point View", el que todos los fotógrafos consideran como el mejor punto de observación.

La que ves en la foto es mi cámara de video 4K, mi Sony Alpha7SII (por cierto, también hace fotos). Aún no he podido ver en 4k las filmaciones, pero me pasé horas esperando a que las nubes formaran sombras en el paisaje, que el sol bajara para dar más textura a la imagen, que las nubes tomaran un tono dorado... Mientras las moscas se pusieron moradas conmigo.

A la mañana siguiente dos enormes alces americanos estaban pastando frente a mi tienda. Eran las cinco y media de la mañana. No pude evitar acordarme de Christopher MacCandlees, el protagonista de "Into the Wild". Mi cara al abrir la tienda también debió ser un espectáculo. Así que rápidamente tomé mi cámara y me dedique a perseguir a los alces hasta que me quedé sin batería. Tendrás que ver el documental... Luego los "Perritos de la Pradera" se comieron las galletas de mi desayuno, y si les dejo se comen mi teléfono al hacer la foto.

Hablando de batería, mi portátil está al 20%, así que es mejor que publique este post, no sin antes decirte que tenemos un nuevo miembro en el equipo: Se llama Nagachaitanya y es un niño de Anántapur. Uno de mis radios ya lleva su nombre. ¡Bienvenido amigo!

El Mojave me espera, mientras medio país está en alerta por altas temperaturas. ¡Qué pereza! Sígueme en mi FB: El camino de Anántapur.