Persiguiendo Ballenas en Bicicleta.
martes 23.may.2017 por Fran Ventura 0 Comentarios
La ballenas están viajando al norte, hacía Alaska. Me llevan un par de semanas y no sé si las podré alcanzar. Ellas nadan a contracorriente y yo pedaleo con todo el viento en mi contra... Me he debido cruzar con más de cien ciclistas, pero todos viajan hacia el sur. Yo soy el único loco que viaja hacia el norte, y me encanta...
El 14 de Mayo salí de San Francisco escoltado de mi gran amigo Michael Kohn. Con él como guía hice las dos primeras etapas por la "California 1", una carretera antigua y cortada en muchos tramos por desprendimientos. El primer día acabamos en Bahía Bodega, el pueblo donde Alfred Hitchcock ambientó la película "Los pájaros". Difícilmente habría volado un agaporni con tanto viento... Para poder cenar tuvimos que acampar detrás de las duchas de la playa y pegarnos a la pared para que nuestros fideos no salieran volando. Esta es una tierra donde el viento sopla de verdad...
El segundo día, después de 11 horas pedaleando contra el viento a través de playas paradisiacas y paisajes sacados de un cuadro de Turner, llegamos a "Manchester" (California). Michael llegó de milagro y yo un poco tocado psicológicamente. No anima mucho pensar que te quedan más de 1500 Km en esas condiciones, en las que tienes hasta que pedalear cuesta abajo para poder avanzar... El tercer día Michael volvió en autobús hacia San Francisco y yo seguí mi camino bajo la lluvia. En aquel momento prefería la lluvia al viento, al menos tendría la posibilidad de probar mi flamante equipación "waterproof".
Después de 7 horas mis nuevos guantes de primaloft calaron, pero los calcetines de goretex aguantaron... Mi buje dinamo dejó de funcionar y yo llegué a un lugar llamado Leggett al borde de la hipotermia. No está nada mal para ser el tercer día...
Leggett, en medio de un bosque de secuoyas gigantes, es demasiado pequeño para tener moteles. Sólo tiene un camping estatal, pero yo no estaba en condiciones de acampar... Tiritando, helado y solo, al final siempre ocurre un pequeño milagro y acabé, unas millas más abajo, en una "cabaña rural" cuyo coste no podía asumir. La dueña, Billy, una señora ya mayor, me vió demasiado apurado y me hizo un buen descuento... Así que esa noche pude secarme, secar la ropa y reponerme. La hipotermia es muy traicionera, pero al menos avisa...
El cuarto día cruce los bosques de secuoyas gigantes de Humboldt, detrás de los cuales se esconden las mayores plantaciones de marihuana de California. Ahora con la legalización el precio ha caído "en picado" y la zona está en decadencia. Los cultivadores conducen unos enormes pickup con ruedas para trepar por las peores pistas de montaña que uno pueda imaginar. Llevan una pegatina en el portón trasero que dice: "Keep weed ilegal". El kilo ha pasado de los 15.000$ a los 1.500$ en pocos años.
En estos bosques de secuoyas se rodó "El retorno del Jedi". Uno imagina ewooks y motojets correteando entre estos árboles, cuya edad puede llegar a los 2500 años. Es imposible entonces no reflexionar sobre lo breve de nuestra existencia frente a la magnitud de estas "Secuoyas Siempre Vivas".
California se va volviendo cada vez más agreste y salvaje. Kilómetros y kilómetros de bosques y montañas. Incluso cruza el territorio de los indios Yurok, más allá del rio Klamath... Luego se llega a Crescent City, justo encima de la falla de San Andrés. Esta ciudad ha sido arrasada un par de veces por culpa de los tsunami, el último coincidiendo con el gran terremoto de Japón de 2011.
El sexto día no hubo descanso, así que llegué costas de Oregón. Aquí los paisajes son aún más bellos que los de California. Después de varios días por estas playas uno queda insensibilizado ante tanta belleza. Los atardeceres son bucólicos y los amaneceres magistrales.. La naturaleza es aquí indescriptiblemente sublime.
Otra buena noticia fisicamente estoy respondiendo muy bien... Estoy cumpliendo con el calendario previsto, y después de esta primera semana todo será más fácil. La mala noticia es que el buje de mi rueda delantera está muy dañado por el uso. Me cuesta mantener la dirección en las curvas por una holgura que tiene. Me están montando una rueda nueva en Portland, donde espero llegar en mañana... "Mea culpa", ya me lo dijeron los mecánicos.
Si has llegado hasta aquí te confesaré algo. Cuando estoy luchando contra el viento y siento ganas de bajarme de la bici, pienso en India, pienso en Nandini y en los 8 niños que ya han sido apadrinados. Quizás tú seas el siguiente padrino de Fundación Vicente Ferrer... Después de Alaska llegará China, el Sudeste Asiático y el momento de conocer a Nandini en Anántapur. ¡Apadrina!