Gafas para ver la cruda realidad
Hay una óptica que se anuncia en televisión con la promesa de regalarte dos pares de gafas cuando te compras uno. Y como me hizo ver la señora Cruda: cuán necesario es que te regalen no uno, sino dos pares. Es absolutamente imprescindible.
Qué alegría, qué alboroto, otros dos perritos pilotos.
No querías gafas, pues toma 3 pares. Está muy bien. Tres pares de gafas son absolutamente necesarios para la vida moderna. Uno para cada una de las comidas: desayuno, almuerzo y cena. O uno para cada una de tus tres teles. O para verlas las tres a la vez. O para tus distintas lecturas:unas para los libros buenos, otras para que los best sellers te parezcan buenos y las terceras para leer la mente, por ejemplo. Si es que no sé cómo no se les había ocurrido antes, cómo nadie se le había ocurrido lo esencial que es tener 3 gafas en esta vida.
Para ver la realidad en 3D. Para los papeles por triplicado de Hacienda. Para ver tres en un burro. Para encontrarle los tres pies al gato. Para ver los tres tristes tigres. Para ver la realidad tres veces más grande. O tres veces más cerca. O multiplicada por tres. Para que te vean de tres formas distintas. Para ver la santísima trinidad. Para ver al trío calavera. Para hacer un trío contigo mismo (te vas cambiando de gafas mientras te tocas y oye, es como un menage a trois sin todo el lío de las piernas y los brazos de por medio).
Hoy en día no se puede vivir sin tres pares de gafas: tus gafas principales y tus dos pares de repuesto. Así, si se te pierden las gafas de repuesto, te quedan las gafas de repuesto de las gafas de repuesto. Y si también se te pierden éstas, puedes volver a la óptica y comprarte otro par y llevarte otros dos, con lo cual no tienes 3 pares, tienes 4. ¡Por el precio de sólo dos pares! ¿No es fantástico?
Y es entonces cuando te das cuenta de que no necesitabas 3 pares sino 4. Es entonces cuando te das cuenta de que con 3 pares todavía tenías miedo de no tener gafas suficientes pero con 4 pares ya estás bastante cubierto.
Quizá no del todo, pero bastante, porque tienes tus gafas principales, las de repuesto, las de repuesto de las de repuesto y, las que son verdaderamente fundamentales, las de repuesto de las de repuesto de las de repuesto. Esas no pueden faltar. Por lo que pudiera pasar. Nunca se sabe. Nunca se sabe cuándo las vas a necesitar. Pero las vas a necesitar. Eso lo sabes desde que te regalaron el cuarto par de gafas.
¿Y no es mejor tener tres o cuatro cosas de algo que tener sólo una? Por supuesto: es mejor tener tres casas que una sola. Y tres coches, mejor que uno solo.
Así puedes utilizar un coche para ir de tu primera vivienda a la segunda, donde coges tu segundo coche y vas a la tercera para recoger tu tercer coche con el que vuelves a tu primera casa a dormir, cansado después de tanto conducir.
Pero para tener tres casas necesitas tres lavadoras. No lo veas como un problema. Piensa que con tres lavadoras puedes lavar mucha más ropa y puedes, por tanto, tener mucha más ropa. Puedes tener 3 veces más ropa que antes. A lo mejor ahora te parece que no la necesitas. Pero cuando cojas tus tres coches para ir de una casa a otra, te darás cuenta de que necesitas tener ropa en cada una de tus casas.
Para cambiarte. Porque se suda mucho conduciendo de una casa a otra. Y además a cada coche y a cada casa le va un tipo de ropa. No puedes ir vestido de la misma forma en todas partes. Qué te has creído. ¿Es que no sigues la moda, so cutre?
Pues lo mismo pasa con las gafas. No puedes llevar siempre las mismas gafas. Hay que cambiar. Para que la gente no se aburra de ti. Para que tú mismo no te aburras de ti, de verte siempre igual. Y porque la realidad es muy cambiante y para entender cada cosa necesitas un tipo de gafas diferente.
De hecho, no necesitas 3, necesitas muchas más, necesitas millones de gafas. Una para ocasión, para cada momento de tu vida. Y sobre todo un montón de gafas que te hagan ver la vida de color de rosa. Por eso te regalan dos pares: para que seas más feliz.
Porque la realidad no depende del cristal con que se mire, sino de la montura que lleva el cristal con que se mira. Yo preferiría que me regalaran sólo un par de gafas, unas gafas para ver la cruda realidad y cómo te compran con regalos...
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Nuestra vida es algo mejor porque escuchamos canciones como éstas, que sonaron en este programa: "The Way My Poetry Should Go" (ALBERT KUVEZIN & YAT-KHA), "Pink Fruits" (PINK FREUD), "Wicked Wind" (KYRIE KRISTMANSON), "Art Star" (THE THING), "Hardcore Mama" (THE THING + CATO SALSA EXPERIENCE) y "Have Love Will Travel" (THE THING).
Empezamos el programa hablando de Albert Kuvezin, cantante de Tuva que practica el canto polifónico, especialidad de su tierra: UNA SOLA GARGANTA PRODUCE VARIOS TONOS. ¿Que no? Escucha a Kongar-ol Ondar, un mito en su país, Y NO SALDRÁS DE TU ASOMBRO...
Y para que sigas en el asombro más tiempo, te recomendamos el estupendo documental sobre la obsesión del bluesman Paul Pena por el canto de Tuva: Genghis Blues . ALUCINANTE.