22 posts de noviembre 2010

Nueva Orleans: mi lugar en el mundo

Todos tenemos un lugar en el mundo. Un lugar con el que soñamos despiertos y al que podemos acceder cuando soñamos dormidos.

Generalmente es sólo en los sueños cuando lo hemos visto, cuando se nos permite por unos segundos pasear por sus calles, pisar su suelo, rozarte con sus gentes, dejarte arropar por su cielo y tocar su aire…

Pero, cuando te despiertas, ese aire familiar y espeso que es como un trozo de ti mismo, se desvanece entre tus dedos como una sombra al apagarse las luces….

Lo raro, lo realmente raro y extraordinario, es poder verlo con los ojos abiertos y el cerebro encendido. Yo he tenido esa suerte. La suerte de darme de bruces con un sueño. Y es exactamente así, como cuando vas a cruzar una puerta y no te das cuenta de que hay un cristal transparente en medio.

Y entonces sufres una conmoción completa. Como cuando te reencuentras con alguien muy querido al que no has visto hace mucho tiempo. La única diferencia es que ese alguien eres tú, que te habías perdido a ti mismo hace mucho tiempo. Porque estabas allí, te habías quedado allí en alguno de tus sueños. Encontrarte con tus fantasías es como estrellarte contigo mismo en un espejo.

Dejas de ser alguien dividido, tú y tu reflejo, para ser uno sólo al otro lado del espejo… Y de pronto todo cuadra, te sientes mejor que en tu vida. Como en casa. Y aunque sea la primera vez que estás allí, todo está como tú lo habías dejado, todo te resulta familiar, conocido, paseas por sus calles casi como si las hubieras recorrido desde niño….

Eso me pasó a mí. Encontré mi lugar en el mundo y sentí que yo había estado allí todo el tiempo, que era allí donde estaba todo lo que me es familiar, mi sitio. Y cuando encuentras ese sitio, tu alma se queda prendida, como una mariposa en un alfiler, en sus rincones.

Físicamente he vuelto de aquel lugar, volví hace tiempo, pero la parte que no es física de mí sigue allí ensartada a sus paredes y cuando puedo, me voy allí, visito mi ciudad muchas veces, sobre todo, cuando no tengo más remedio que escapar del sitio que ocupo físicamente en el mundo

Hoy me gustaría llevaros a vosotros hasta allí… Seguid mis pasos con la oreja… Venid….Venid conmigo a las calles de ese lugar… Las calles de Nueva Orleans… La ciudad más musical del planeta…

Una ciudad que suda música por todos sus poros, una ciudad que come, duerme, vomita, ríe, baila, folla, sufre, vive dentro de la música, como si la ciudad fuera una sinfonía disparatada y conmovedora de almas, tocando todas juntas en consonancia y disonancia…

Es una ciudad brutal… Apabullante… No hay otra como esa… Yo quisiera vivir allí algún día… Mientras, me tendré que conformar con escucharla en la distancia…Acelerad el paso, que allí oigo a una de esas brass bands, que te puedes encontrar en cualquier momento en la ciudad….

Sobre vuestro lugar en el mundo os pregunto hoy en nuestro blog y en nuestro Facebook:

¿Qué ciudad, villa, aldea, rincón, pueblo, monte, casa, playa, valle es tu lugar en el mundo, el lugar donde te has sentido más como en casa, el sitio de tus sueños, en el que te gustaría vivir, pasar tus días, reposar tus huesos? ¿Quizá es el sitio donde ya vives?

Hoy me vais a permitir que os lleve con los oídos a recorrer las calles de mi ciudad en el mundo, Nueva Orleans, la cuna del jazz donde vamos a comernos un suculentísimo filete de música de la ciudad… Pero no voy a ser yo sólo vuestro cicerone, sino un gran músico que ha sido nombrado embajador de la ciuda, después de vivir y tocar allí durante años: el trompetista Joseph Siankope.


Democracia de Ikea

Ya lo intuíamos. Ya intuíamos que lo llaman democracia y no lo es, que votar cada cuatro años no es más que un paripé para que alguien se siente en el poder y cambie los muebles de la casa presidencial y nos amueble a nosotros la vida a su antojo, como si fuéramos una casa de IKEA.

Lo intuíamos pero, de vez en cuando, por si se nos olvida, viene un político y nos lo recuerda. Como dice ese cartel colgado en muchas tiendas: hoy es un día estupendo, seguro que viene algún (¡¡¡¡ piiiiiiiiii !!!!) ...y lo estropea.

El último en recordarnos lo poco que vale nuestro voto ha sido el líder de la oposición, el señor Rajoy, este fin de semana. En una entrevista en un diario de tirada nacional ha explicado sus planes de gobierno y una cosa ha quedado clara: van a suprimir las principales medidas sociales aprobadas por el vigente gobierno.

Entre otras cosas, el señor Rajoy quiere derogar el matrimonio homosexual. O sea, que todos esos que se han casado con la nueva ley, dejarán de ser matrimonio. Qué contrasentido: por apoyar el discurso de la conferencia episcopal española, el señor Rajoy se va a liar a romper matrimonios.

No les gusta la promiscuidad pero quieren legalizar contra la monogamia. Que se aclaren. Que no vayan diciéndoles a los homosexuales que no les gusta su vida disipada y cuando sientan la cabeza y hacen voto de fidelidad, los divorcian.

Que se aclaren, insisto, y que digan claro lo que piensan: no les gustan los homosexuales. Al menos, no les gusta que sean iguales a los demás. Así que quieren legislar para dejar claro que un homosexual no es una persona normal. Vale que aceptan a los homosexuales como animal de compañía pero que quede clarinete que no es una persona como las demás.

No, las personas normales no se penetran por detrás. Qué va. Se dan por culo, pero jamás se penetran por detrás. Por detrás sólo lo hacen los homosexuales que por eso son diferentes, son raros y no deberían poder tener un matrimonio como las personas normales.

Pues si son coherentes, el PP debería anular todos los matrimonios que practiquen la sodomía o coito anal. Claro, qué hace diferente a un homosexual de un hetero: que penetra a su pareja por detrás (en todo lo demás son iguales, porque si quisieran podrían tener hijos con una mujer). Ergo, todo el que penetre a su pareja por detrás debería renunciar a la denominación “matrimonio”.

Amigos, si estáis casados y habéis sodomizado a vuestras señoras, andaos con ojo porque igual sois un poco homosexuales y vuestro matrimonio podría peligrar. Para que un matrimonio no peligre, lo más seguro es el misionero. Y a ser posible, no fornicar.

Dice el líder de la oposición que lo que no le gusta es que se llame matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo. Si no le gusta que se llame “matrimonio”. Bien, pues que lo llame “matrimonio gay”, que es lo que es y en rigor, no es lo mismo que matrimonio.

El caso es diferenciar a las personas, hacerlas sentir distintas, no iguales, no integradas. El caso es dejarle claro a algunos que son raros, que no son normales…
De qué sirve que una mayoría votase a un partido que había prometido legalizar el matrimonio homosexual si después llega otro presidente y lo deroga.

Ya puestos podrían seguir suprimiendo derechos conseguidos con los años. Ah, pero si eso también lo quieren hacer: quieren privatizar algunos servicios públicos como la sanidad, la educación o la dependencia, para que funcionen mejor y para poder mantener el estado del bienestar.

No sólo insultan a todos los trabajadores del sector público. Se insultan a sí mismos. Ellos también forman parte del sector público. Al menos les honra reconocer lo que todos intuíamos: que servir, no nos sirven, ni sirven para nada.

Sobre estas declaraciones de Mariano Rajoy os queríamos preguntar hoy. Conocer la opinión que os merece y si os parece que los derechos pueden ir aparejados al gobierno de turno y se pueden hacer y deshacer alegremente, o si deberían tener un mayor grado de protección...

Javier Gallego


Este es el blog del programa Carne Cruda de Radio 3, una carnicería radiofónica en la que hacemos picadillo la realidad social, le sacamos los higadillos a la cultura y abrimos en canal a los personajes más ‘rarunos’ para servírtelos frescos, sangrantes y con las tripas fuera.
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