Beti arte Unai
jueves 19.abr.2012 por Enrique Pallás 1 Comentarios
Hasta siempre, Unai. Te echaremos de menos. Bon vent i barca… dirán algunos.
Hasta nunca. Au revoire. Tanta paz lleves… dirán otros.
El adiós del técnico de Hondarribia llegará pronto. Será entonces cuando se eche la vista atrás… y se entone aquel clásico “pues a lo mejor no estábamos tan mal”. Será entonces cuando los números vuelvan a primar sobre el estilo, cuando los resultados se impongan a la metodología.
Porque Unai vive expuesto a esa dualidad: la confrontación de estadísticas con sensaciones, ese concepto, ambiguo y terriblemente subjetivo. Sobre todo en un sector, el periodismo deportivo, cada vez más ligado a la militancia, y que confunde, en muchos casos, el forofismo con el libro de estilo.
Bajemos a la mina. Hay aspectos que no son discutibles: el trato personal de Unai Emery es cercano, con propios y extraños, en un mundo del fútbol cada vez más propenso al aislamiento y al menosprecio hacia los aficionados y periodistas. Además, todo el mundo cuenta con Unai Emery. Es más que un entrenador: ya forma parte de la sociedad valenciana. Si hace falta apoyar el proyecto de un alpinista valenciano, allí está Unai con la mejor de sus sonrisas. Que toca estar en primera línea de la campaña contra la violencia machista, ahí aparece Emery. Que le piden dar un coloquio sobre fútbol y empresa, a la cita no falta el técnico. Sin olvidar los actos del club, que no serían lo mismo sin la presencia de su míster. Más allá del contenido de sus declaraciones, ambiguo y cauteloso hasta el extremo, jamás rehúye las entrevistas ni manda a su segundo a las ruedas de prensa. Ni critica las labores arbitrales. Ni pone en el disparadero a sus futbolistas ni al resto del personal del club. Incluido al presidente, del que soporta exigencias año tras año, en muchos casos, alejadas de la realidad competitiva actual. Y no sólo exigencias: también la remodelación de la plantilla una temporada sí y otra también, con la salida de los jugadores más representativos y con sustitutos de buen nivel... pero sin el aditivo necesario para conformar un equipo campeón.
Más allá de horas encerrado en el despacho (la prensa lo sufrimos con interminables esperas en sala de prensa viernes tras viernes), se le achaca falta de motivación del vestuario, incapacidad para dirigir grupos y proporcionarles mentalidad ganadora. Es posible... pero seamos serios: la motivación en determinados niveles se presupone, al menos en equipos que aspiran a algo más que la permanencia. E incluso en éstos. Tal vez la diferencia de potencial con Barcelona y Real Madrid impide generar ilusiones en los futbolistas que ven imposible aspirar a algo más que el tercer puesto y un papel honroso en Copa y en la competición europea de turno.
Sobre el césped, la propuesta quedó clara desde que cruzó la frontera. “Prefiero ganar 5 a 4 que 1 a 0”, afirmó. Un estilo antagónico al que iluminó al Valencia CF de principios de siglo, campeón de Liga, finalista de Champions, rocoso, inaccesible… y poco vistoso. Entonces no se cuestionaron los métodos y sí se aplaudieron los resultados. Un buen trabajo, sin duda, pero ligado indisolublemente a un bache en los dos transatlánticos de la Liga, inmersos en procesos de cambio (unos) y en cegadoras apuestas por zidanes y pavones (otros).
Difícilmente encontrará el Valencia CF un entrenador más adecuado para la situación actual del club, en fase de transición, con un nuevo estadio como punto de inflexión para el crecimiento y con la resurrección económica en pleno pero lento desarrollo.
Las comparaciones, pues, son odiosas y, cuanto menos injustas. El principal problema de Emery radica, paradójicamente, en la situación económica del Valencia CF, que le impide apostar por un perfil de entrenador de élite para entrenar a futbolistas de sueldos (más) millonarios, sino que le obliga a mantener (4 temporadas ya, lo nunca visto) a un técnico que acepta sofás y lámparas y exprime los recursos como pocos. La propuesta es cuestionable, como todas, pero el fin justifica los medios. ¿O sólo cuando interesa?
Carmen dijo
Totalmente de acuerdo. Cuando se vaya lo echaremos de menos, si no al tiempo... No encontraremos jamás entrenador más currante, y a ver quién diseña luego las jugadas a balón parado para los partidos atascados. Ahora que empezábamos a hacer cosas buenas con los córners...