La vuelta a España (o la salida de China)

El concepto de “origen” es una de las cosas que más le importa a un chino. En su idioma, para referirse al movimiento, hay que hacer siempre referencia al punto de origen. “Entrar”, “salir”, “ir” o “volver” siempre tienen que ir acompañadas de una partícula que haga referencia al origen. Para un chino ir a España desde China siempre será “dejar China” o “dejar el país” y volver a China siempre será “Volver a China” o “Volver al país”. Por muchos años que se pasen fuera, China siempre es su punto de referencia.  

Pues bien, hoy nosotros volvemos a España para emprender la parte ibérica de nuestra grabación. Estamos asentados en Pekín, así que todos estos meses hemos estado viajando por todo China, siguiendo a los personajes que formarán parte de nuestro documental. Ahora toca volver a España y ver como estos personajes con los que hemos compartido los últimos meses se mueven por nuestras tierras.

Viajaremos a Valencia, donde vive la familia de Sian, un chaval de 18 años, que tras crecer en España ahora está pensando en ir la universidad en China. Pasaremos por Madrid donde Xiao Lan, un niño de 4 años que ya grabamos en su pueblo natal en el sur de China, está empezando a ir a clase en un colegio de primaria de la capital. En Madrid también visitaremos el bar del señor Fang, que ahora pasa la mayor parte de su tiempo en China, donde tiene diversos proyectos inmobiliarios. En Barcelona, asistiremos a una cumbre de empresarios de Wenzhou de la mano de Jin Lin, dueño de una importante empresa importadora de producto español en Shanghai, y por último acompañaremos a Xu Feng, empresario con el que hemos pasado meses ya en China, a visitar una bodega de la Rioja que está pensando comprar. 

Estoy seguro que veremos cambios de comportamiento curiosos. El entorno influye mucho en la actitud de las personas y más aún cuando los países viven momentos históricos tan diferentes, como es el caso de España y China. Muchos de ellos dejarán en China o se reencontraran en España con sus familiares y amigos, con lo que podremos mostrar las durezas de vivir a caballo entre dos continentes. Además este tiempo les hemos visto hablando su idioma y entre los suyos,  el ver como se comportan en español y en un entorno menos conocido nos ayudará a dar una visión más en profundidad de su personalidad.

Nos llevamos a España a nuestro socio y amigo Shi Quirong, que además de un excelente camarógrafo, es natural de Wenzhou, capital de la provincia donde vienen 7 de cada 10 chinos en España. Esperamos que junto a el muchos de los chinos que normalmente se niegan a hablar ante las cámaras, nos abran sus casas, negocios e inquietudes. El que sea de su misma provincia ayuda mucho, ya que hablan un mismo dialecto totalmente diferente al mandarín y además el ser paisanos hace que se creen unos lazos de confianza inmediatos.

Entre tanto, intentaremos aprovechar para disfrutar un poco de este país, que tanto se echa de menos cuando se está fuera.

Los chinos y los medios de comunicación

La relación que los chinos tienen con los medios de comunicación es en general de amor con los medios nacionales y de odio con los extranjeros. Los periodistas chinos gozan de gran status social, y no es por que desarrollen una gran labor informativa, más bien es por su cercanía con el poder y su capacidad de promocionar personas o marcas. Por el contrario los medios extranjeros están en general bastante mal vistos, ya que son considerados invitados maleducados que no paran de criticar a su huésped.


En China es muy normal que los periodistas chinos reciban regalos, o cuanto menos sean invitados a comer después de una entrevista. Los chinos dan por hecho que cuando se les entrevista es por que se quiere promocionar su causa o ensalzar su persona y por eso se sienten obligados a agradecérselo al periodista de alguna manera. Es casi impensable que un periodista chino critique o haga un reportaje de investigación por su cuenta y riesgo.  Cuando se publica información negativa sobre alguien o algo siempre es parte de una campaña orquestada por mandato del gobierno.

Son muy pocas las veces que un periodista chino levanta una noticia. Cuando se habla de algo negativo es por que ya no queda más remedio, por que la información fluye por las redes sociales o por que ya ha sido filtrada por otros medios. En China los medios de comunicación, y por ende los periodistas, son funcionarios y nadie tiene ningún reparo en llamarles "la voz del Partido". Sin reparo alguno, todo lo concerniente a la información en China sigue dependiendo del Ministerio de Propaganda.

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Hace poco un amigo me comentó que un colega suyo de la escuela de cine había montado un negocio perfecto. Con el pretexto de grabar un documental sobre las proezas del héroe revolucionario Xi Zhongxun (padre del que será próximo presidente chino, Xi JinPing) juntó a 5 grandes empresarios que le dieron un montón de dinero en concepto de "producción". A cambio, estos "productores" tendrían la posibilidad de cenar con el próximo dirigente de China. Con el pretexto de "hablar sobre la historia de su padre" podrían aprovechar la oportunidad para desarrollar la relación personal con un personaje de tanta influencia. El promotor de la idea consiguió reunir 3 millones de dólares. Creo que esto da una buena idea de como funciona la información en China.

En la antípoda están los medios extranjeros, que la mayor parte de las veces están obligados a nutrir con sus noticias ese morbo antichino que impera en el mundo occidental. Esto hace que se busquen temas especialmente escabrosos sobre el país, por lo que gran parte de las noticias sobre China que llegan a los hogares occidentales muestran los aspectos más negativos. Es el pez que se muerde la cola, los periodistas extranjeros saben que las noticias malas venderán mejor y el espectador está tan acostumbrado a oír hablar mal de China que lo contrario le suena raro, lo que hace complicado ofrecer relatos más equilibrados sin ser tildado de "vendido al régimen".

Aunque cada vez menos, antes también era frecuente que un chino abriera las puertas de su casa a un periodista occidental pensando que su forma de tratar la información sería tan benévola como la de sus colegas chinos.  Cuando los chinos ven el reportaje terminado normalmente quedan descontentos con la forma en la que han sido retratados. A veces con mucha razón, hay reportajes sobre chinos en España donde se consiguió el consentimiento para grabar diciendo que era para un reportaje sobre "jóvenes emprendedores" y luego el material se usó para hacer frívolos retratos de la "mafia china" utilizando imagenes de los hijos de empresarios chinos. Un comportamiento muy poco ético por parte de algunos periodistas occidentales que hace muy dificil que la comunidad china vuelva a confiar en cualquier periodista no chino.


El mundo de documental es aún más complicado. Alguien dijo que la salud de una sociedad se podría medir por el estado de la producción de documentales de un país. Es cierto que las sociedades que promueven el documental, suelen tener una sana actitud autocrítica y de reflexión social. Y me refiero no solo a grabar documentales, también a que se puedan exhibir públicamente dentro de ese mismo país. En China es impensable la difusión pública de un retrato documental crítico sobre un político o sobre un aspecto social que afecte a la imagen de desarrollo del país. Pero esta censura no solo viene de parte del poder, la inmensa mayoría de los chinos tampoco aceptan que se retrate cualquier tipo de miseria, y cuando uno graba algo que no sea esplendor y grandeza siempre recibe un gran "¿Por qué te interesa eso tan feo?" como respuesta. Según la cultura china, los problemas de la casa se deben arreglar de puertas adentro, y piensan que  la exposición pública no sirve más que para causar desconcierto.

En estas aguas tan movedizas nos movemos. Por un lado los chinos no entienden que el documental es reflexión y que mostrar las partes oscuras de la realidad es parte de la responsabilidad social del género. Por otro lado los occidentales no entienden que China es un país complejo donde coexisten realidades totalmente opuestas y que los relatos cerrados no valen. Un país lleno de cosas buenas del que también hay mucho que aprender.

Marcos Miján


Marcos Miján es el director del documental 'China en la maleta'. China irrumpe en nuestro día a día cada vez con más frecuencia, pero aún son muchos los prejuicios y malentendidos con los que solemos abordar los relatos sobre éste país y sus gentes. En este blog queremos compartir los pormenores de la preparación y rodaje del documental 'China en la maleta' que Pangea Films desarrolla en coproducción con TVE, un proyecto que pretende alejarse de dichos tópicos y dejar que sean los chinos quienes nos muestren sus vidas.
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