¿En qué parte del cuerpo se aloja el amor?, se pregunta Marta Etura en Return. Son palabras escritas por Pablo Messiez que buscan respuesta en los movimientos que arranca, desliza, desgarra, provoca, susurra, el premio nacional de danza Chevi Muraday junto a una actriz que desnuda su alma de bailarina.
Preguntas sobre emociones a las que solo se pueden sugerir respuestas insinuadas por dos cuerpos que bailan una exhausta danza llena de vida. Respuestas a nuestra idea del amor asentada en la cultura: en los libros, en el cine, en la música, que viajan en el escenario para que nos cuestionemos si realmente existen, o simplemente pertenecen al...
A Carlos Sorín le gustan las historias pequeñas, las que surgen de lo cotidiano. Y le gusta la Patagonia porque en su topografía no hay lugar para que los seres humanos se escondan.
La concentración de población en las grandes ciudades permite el anonimato.
Los habitantes de las zonas rurales de la Patagonia no son dados a mucho contacto por la falta de costumbre, por timidez. Y por el viento.
De la maraña de gente, que inunda los transportes públicos de las grandes ciudades por las mañanas, surgen gadgets electrónicos, libros, periódicos sujetados por personajes absortos que comienzan por conectarse al exterior más lejano, par...
Todavía con el tema I’m so excited, de Los amantes pasajeros, repiqueteando en mi cabeza, tras muchas horas en la sala de montaje, salí el jueves de Torrespaña hacia el teatro. En el programa de mano de Deseo, Miguel del Arco escribe:
"Dijo Montaigne que nuestro deseo es indeciso e incierto; nada sabe poseer y nada sabe gozar rectamente. Aunque también sabemos que sin dejar vía libre a esa fuerza motriz, el ser humano jamás habría progresado. Luchamos permanentemente entre la necesidad de trascender y la constancia de que nuestra vida no es más que un secreto fisiológico. Esa lucha básica puede convertirse en primitiva… "
Y estas palabr...
Almodóvar es un visionario. No es casual que ponga a todos
esos personajes en un avión que tiene que hacer un aterrizaje forzoso, y
tampoco lo es que en los minutos previos al posible apocalipsis final el culto
al placer surja como único alivio posible.
Me parece que en los últimos años
nos hemos subido a ese avión, el de Los amantes pasajeros, y parece que no nos damos cuenta de que no hay
destino al que llegar donde aliviar todos los frentes que hemos abierto: tanto
personales, como colectivos. Así que estamos en el aire, como el avión de
Almodóvar, dando vueltas en círculos, sin saber a dónde dirigirnos, ni qué
hacer y lo úni...