Profesores no tan chiflados
lunes 3.jun.2013 por Miguel Castro 2 Comentarios
Entre dos profesores chiflados, Jerry Lewis en 1963 y Eddie Murphy en la versión que se hizo de esta película en 1996, tenemos dos ejemplos de la imagen caricaturizada de lo que es un inventor. La poderosa capacidad que tiene el cine de crear imaginarios consigue que pensemos en los inventores como tipos medio chiflados, absolutamente ensimismados, capaces de crear ideas brillantes en apenas un segundo y de llevarlas a cabo en un trabajo absorbente que casi les hace olvidarse de todo lo que les rodea.
Eusebio Moro Franco tiene 22 patentes registradas y, a pesar de ello, no vive de sus inventos y piensa que el destino de un inventor es el de Nikola Tesla, el genio croata que contribuyó activamente en la llamada segunda revolución industrial y que murió condenado al ostracismo.
Hablando con Eusebio, uno se da cuenta de que los inventores en nuestro país necesitan dos grandes amigos: el primero de ellos debe de ser alguien con una gran capacidad de comunicación, dedicado a contar la idea del inventor con entusiasmo a futuros mecenas interesados en el proyecto. El segundo de los amigos del inventor es preciso que le dé confianza en el ámbito financiero, para que el profesor, chiflado o no, siga ensimismado en su proyecto. Tal vez alguien debería de pensar en cómo poner en contacto al inventor y a sus futuros amigos para que la cosa funcione. Así, de primeras desconozco si hay un censo de inventores desempleados, otro de especialistas en marketing en la misma situación y un tercero de gestores pasando los lunes al sol. Si existiera este censo, tal vez el inventor se daría cuenta de que tiene muy cerca un par de desconocidos que pueden llegar a ser sus socios e incluso sus grandes amigos. O tal vez el INEM podría cruzar esos datos y ponerlos en contacto.
En El hombre vestido de blanco, clásico británico de 1951
que recomiendo vivamente. Un
extravagante científico crea una tela irrompible
que además no se mancha. Lo que parece un hallazgo increíble, un gran paso para
la humanidad, no es visto así. Nadie quiere comercializar una prenda que no se
deteriora, los trabajadores ven el invento con preocupación ya que tienen miedo
a perder sus trabajos.
Una película genial que refleja el conflicto de intereses que lleva implícito todo cambio. Un inventor, un investigador es alguien que trabaja para encontrar nuevas vías, nuevos retos, y eso puede suponer modificar nuestras vidas. Casi dos décadas lleva Teresa de Pedro en ello, dedicada entre otros temas a la creación de un coche que no necesita conductor, en el Centro de Automática y Robótica (C.A.R.) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En estos últimos meses se va reduciendo la plantilla de su departamento: antes eran doce, ahora cuatro, y de ellos, dos de lo que nos muestran el coche terminarán sus contratos en dos meses. ¿Cuántos departamentos hay en España en estas condiciones? ¿Cuántos investigadores se están viendo obligados a emigrar? ¿Dónde revertirán los años de trabajo y formación realizados en España? Puede que ahora no haya dinero para mantener a estos investigadores pero, aunque sea una perogrullada, y siguiendo un símil futbolístico, los clubes se desprenden temporalmente de jugadores cediéndolos a otros equipos por un tiempo definido. Han dedicado muchos años a la formación de su cantera y quieren mantener unos derechos en el futuro. ¿Se podría establecer una formula parecida, beneficiosa para el Estado y para los investigadores?
Mientras esto ocurre, Anselmo Peñas lleva su sueño a las aulas. Enseña a niños de siete años robótica. Muchos cuestionaran este planteamiento al escucharlo, sin verlo, argumentando que es horrible motivar así a los niños, que lo que tienen que hacer es jugar. Cuando ves una clase completa de Anselmo te das cuenta de que jugar, divertirse, crear y sacar a la luz una curiosidad innata por aquello que les rodea, es lo que hacen en todo momento. No es de extrañar que Anselmo Peñas comparta los planteamientos educativos de Ken Robinson, los que llevaron al británico a afirmar rotundamente que el modelo educativo implantado en casi todos los países occidentales mata la creatividad y a proponer soluciones para que esto no ocurra.
Los niños a los que enseña Anselmo no parece que vayan a tener ese problema. Hay, y ha habido muchos anselmos en nuestro país. Lo que nadie garantiza es que cuando crezcan tengan un lugar aquí para desarrollar su trabajo. Aunque tal vez tú, que estás leyendo estas líneas, ya has pensado en ello, y tal vez, después de ver la charla de Mick Ebeling te has decidido: vas a sacar a la luz esa idea aparcada en un cajón, vas a elegir a aquellos que te pueden ayudar a llevarla a cabo, y vas a emplear tu tiempo en el sueño de todos. ¿Podemos ayudarte?
@MiguelCastroU
@Detrasdlatrama
Ana dijo
Realmente es muy interesante darte cuenta de que a través de dar visibilidad a las ideas se crea una perspectiva completamente distinta para los inventores. Algunos de ellos,genios ocultos para el mundo, han dedicado toda una vida a crear algo que está bajo un armario, cajón,.. y quién sabe cuando verá la luz. ENHORABUENA POR EL PROGRAMA! es distitno, diferente, transmite ilusión, esperanza, hace pensar y sobre todo abre una ventana a inmensas posibilidades para mejorar la sociedad.
Tomas dijo
Ojala nuevas invenciones no se acaben inusadas por intereses de algunos individuos