LA SAL DE LA TIERRA
jueves 30.oct.2014 por Miguel Castro 0 Comentarios
Dice Sebastiao Salgado que los seres humanos somos La sal de la Tierra: feroces depredadores capaces de devorar todo el planeta. Sin embargo, el cloruro sódico es esencial para la vida, por lo que la afirmación de Salgado tiene un doble sentido.
De ese doble sentido nos habla un documental dirigido por Juliano, el hijo de Sebastiao, y por el cineasta Wim Wenders, La sal de la Tierra. Un trabajo que se inició por el deseo de Juliano de conocer y compartir vida con un padre que para él era un héroe. Un héroe casi imaginario, debido a los largos periodos de ausencia de Sebastiao del hogar familiar. Meses en que Lélia se ocupaba de la familia y de editar y promocionar el trabajo de Sebastiao. Lélia y Sebastiao son un perfecto tándem que ha dedicado gran parte de su existencia a ofrecernos la mejor crónica en imágenes de la vida del ser humano sobre el planeta.
Salgado, que durante muchos años trabajó para Médicos sin Fronteras, reflexiona a cámara (y esta vez no es la suya) sobre nuestro papel en la Tierra. Lo hace a través de sus vivencias, de su experiencia, y decide ofrecernos con La sal de la Tierra uno de los mejores regalos que un ser humano le puede dar a otro: la capacidad de reflexionar sobre el qué, el cómo, el cuándo y el por qué de nuestra existencia, de nuestra esencia.
Nos deja algunas claves básicas para afrontar nuestros próximos días, nuestros próximos años. Desde este momento sólo depende de nosotros, de nuestra dualidad, aceptar o rechazar ese regalo, en una decisión que implica que nuestra inteligencia y emocionalidad, se imponga sobre un arrollador, desmedido y a menudo malinterpretado instinto de supervivencia.
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