Ilusionista
miércoles 27.ene.2016 por Miguel Castro 1 Comentarios
No se porqué me viene a la cabeza estos días una frase de la película La juventud, de Paolo Sorrentino. La suelta una miss universo tras recibir un gruñido intelectual de una estrella de cine, en respuesta a un destello de sincera admiración: “Cuando la ironía está cargada de veneno denota la frustración del que la ha lanzado.”
Hay ironía, pero sin veneno, cuando Jordi Molla dice que él no es pintor, que él es un gran actor, un actor que pinta, que escribe, que dirige… Apasionado y enfermo de curiosidad, Jordi Mollà es incapaz de detenerse, no para. Sonríe cuando nos muestra una de sus obras: un ladrillo dorado. No hay mejor forma de expresar lo que significó la burbuja inmobiliaria en este país, fue como la fiebre del oro; ni hay tampoco mejor alegoría para hablar de lo que puede o no puede ser arte contemporáneo. Jordi nos muestra también una Divina Comedia, de Dante, barnizada, sus páginas no se pueden abrir, es como una piedra, más que un libro parece un fósil, es otra de sus obras. Y por último Jordi sostiene unas fotos de una enorme obra que realizó con guiones que le llegaron, que leyó, que le propusieron y que jamás se convirtieron en película.
El ladrillo dorado
Un político estadounidense precandidato a la presidencia de Estados Unidos, Bernie Sanders habla de que la avaricia de Wall Streett está destruyendo su país. Hay una máxima ecologista que dice que en el mundo hay recursos suficientes para satisfacer las necesidades de todos los seres del planeta, incluidos los seres humanos; sin embargo no hay recursos para satisfacer la codicia de unos pocos.
La Divina fosilizada Comedia
Escribió Dante en La divina comedia que las zonas más abrasadoras del infierno estaban reservadas para aquellos que tuvieron la oportunidad de cambiar las cosas y no lo hicieron. ¿Quién puede abrir un libro solidificado?
Los guiones atrapados
Todo lo que no hacemos, aunque lo pensemos, aunque lo escribamos, no existe. Nuestras vidas están llenas de proyectos que no surgieron, que se quedaron aparcados, que no se llevaron a cabo. De viajes imaginados, de sueños robados, de enamorados y enamoradas que abrazaron el aire, de ideas que cambiarían el mundo que no fraguaron, nadie las puso en práctica. Y, sin embargo, todo ello aunque nunca existió, nos hizo sentirnos vivos. Nos hace sentirnos vivos. No entiendo bien el mecanismo de la nostalgia de lo no vivido, pero creo que existe. De alguna manera, lo que no hicimos, existe.
Tuve la oportunidad de hablar con Jordi Mollà de aquello que le hacía sentirse vivo, y no puedo más que agradecerle esa larga conversación, esa generosidad y pasión con la que hablaba de todo y de nada, de lo que importa y a la vez es irrelevante, de lo que somos y a la vez no somos.
En el enlace que sigue a estas líneas está la conversación emitida. La conversación completa quedará archivada en dos discos hasta que alguien, por azar, por resiliencia, o por método, decida desempolvar descartes de otras vidas.
CODA
El ladrillo, la divina comedia y los guiones atrapados no se encuentran en el montaje emitido sobre Jordi Molla. Me pregunto por qué no los incluí, por qué quedaron como descartes. Me hago esta cuestión mientras dejo que suene una vez más un tema de la banda sonora de Ocho y medio, la película de Fellini, un tema que no consigo quitarme de la cabeza: El ilusionista.
@miguelcastrou
@detrasdlatrama
Facebook: Detrás de la trama y Miguel Castro Uceda
Ana dijo
Magnífica película La Juventud, me hizo reconciliarme con el "Arte" con mayúsculas y volver a disfrutar de la belleza que es capaz de transmitir el buen cine. Muy buenos tus comentarios sobre aquello que descartamos, muchos "escribimos en el aire" a diario, acertadísimo título de un programa de Radio Nacional. Nuestros escritos recorren las ondas del universo, así cómo nuestras ideas y pensamientos. Me gusta. Lola.