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Morimos...¿hablamos de ello?

Repasando el programa de A punto con la 2 que dedicamos al proyecto HU-CI, uno se encuentra con frases como estas: “El sufrimiento en esta sociedad es un tema tabú, y no digamos la muerte”, le comenta el actor Alfonso Bassave a Gabi Heras, médico intensivista creador del proyecto para humanizar los cuidados intensivos en las UCIS.  Y lo hace mientras toman un café. A lo que Gabi añade: “Si te acercas lo suficiente, tiene premio. En el momento en que te acercas al sufrimiento y no lo rechazas, lo atraviesas, dejas de sufrir y tu experiencia vital se convierte en algo transcendental”

Pocos trabajos me parecen tan necesarios como este de humanizar las unidades de cuidados intensivos, lleva implícito humanizar nuestras vidas, nuestro día a día. Mirar a la muerte hace que miremos a la vida de otra manera. Hace que nos cuestionemos el motivo por el que actuamos, y que de repente surjan preguntas sobre nuestras intenciones, sobre el motivo por el que hacemos lo que hacemos, cada día.

No es fácil, no es nada fácil pensar que nos vamos a morir y mirar hacia adentro: hacia las emociones que nos genera esa idea, algo que no somos capaces de dimensionar ni de entender y que nos atemoriza. La mayoría de las veces preferimos no prestar atención al sufrimiento, a la muerte, porque pensamos que no sirve para nada, parece que sólo estamos programados para producir, no para perder el tiempo, y decidimos seguir con nuestras cosas, mantenernos ocupados, atentos a lo que pasa fuera, y nos olvidamos de mirar hacia adentro.

¿Qué pasaría si lo hiciésemos? ¿Si una tarde nos planteásemos que deberíamos hacer un documento de voluntades anticipadas, que deberíamos decidir si queremos que nos incineren o que nos entierren, o si queremos ser donantes de órganos?

¿Que pasaría si un día decidiésemos hablar de lo invisible, de lo oculto, de lo que sentimos y no nos atrevemos a contar a nadie? ¿Qué pasaría si hablásemos abiertamente de ello?

Gabi y Alfonso saben lo que pasaría. Ambos tuvieron la generosidad de compartir públicamente esa experiencia con nosotros, de decir cosas que no recuerdo haber escuchado nunca en un programa de televisión.

Ambos saben que si fuésemos capaces de hablar más de la muerte conseguiríamos aumentar nuestra capacidad de escucha, de percibir el aliento de los demás, de sentir nuestros miedos y el miedo de los otros, de abrazarlos, de entenderlos, y así superarlos, sentir lo que nos bloquea y  atravesarlo. Sentir que estamos vivos, despiertos, conscientes, atentos.

No puedo dejar de agradeceros, Gabi, Alfonso, lo que habéis hecho. No puedo dejar de sentir gratitud por esa gran bocanada de amor que habéis lanzado, en un mar donde sólo parece tener derecho a navegar el desconsuelo.

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Miguel Castro   12.ene.2016 18:07    

Lo que pienso, lo que siento, lo que hago.

 Tengo un amigo venusiano con el que a veces veo la tele. Es un poco plasta, la verdad, porque no para de preguntar en todo momento. El otro día vio por primera vez un partido de fútbol, el Madrid Barça. Y desde antes de que comenzara el partido empezó con la matraca.

Fr

- ¿Esa bandera tan grande que han puesto en la grada?

- De Francia

- ¿Y por qué la ponen?

- En homenaje a las víctimas del atentado de París.

- ¿Qué es Francia?

- Un país, el corazón de la Unión Europea, donde nacieron muchos de los valores que seguimos en este continente.

 - Y los dos equipos, ¿de dónde son?

- De Madrid y Barcelona.

 -  ¿Y..

- ¡Me vas a dejar ver el partido!

 Mi amigo venusiano no se calló. Le tuve que explicar nuestra historia, le hable de referéndum, del derecho a la autodeterminación de las reglas del fútbol, de qué eran los estadios y hasta de los más nimios detalles de la indumentaria de los jugadores.

 - Oye, ¿y qué llevan los jugadores en las camisetas?

Aba

- Llevan marcas. El Madrid lleva publicidad de una compañía aérea de Emiratos Árabes, y el Barcelona en la parte delantera la publicidad de la línea aérea de Qatar, otro país árabe;  por la parte trasera lleva Unicef, que es Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia.  

- ¿Y las marcas tienen que ver con los valores universales, como la bandera enorme del principio?

-  No.

 -Entonces,  ¿con qué tienen que ver?

- Con la venta de un producto.

- ¿La infancia de las naciones unidas es un producto?

- No, no es producto...

- Creo que no me estoy enterando bien… 

- No me estoy explicando bien.

 Mi amigo venusiano se fue y me dejó allí, con todas sus preguntas en el aire,  y con nulo interés en lo que ocurría en el terreno de juego. El Madrid perdía por entonces 0-2.

 Hace tiempo que no disfruto con el fútbol, pero lo sigo viendo. Es como un rito. Comenzó cuando compartía con mi padre momentos de verdadera emoción. ¡Qué felicidad! Cómo disfrutaba mi padre cuando marcaba un gol el Madrid. Y cómo disfrutaba yo junto a él, junto a mis hermanos. Ahora sé que era la pasión que nos unía la que me gustaba.  Lo que ocurría en el terreno de juego desencadenaba esos mágicos momentos que hacen que el Real Madrid sea parte del mapa emocional de mi infancia, lo quiera o no.

 Ahora ya no es así. Siento que la relación se acabó hace mucho tiempo. Tal vez me haya vuelto demasiado analítico y he dejado de abstraerme, de mirar solo al balón. Las contradicciones que antes eran invisibles han entrado en el campo de juego. Los símbolos,  las ideas, los intereses, las motivaciones han inundado cada centímetro de los estadios. Todo ello me genera una gran confusión entre lo que pienso, lo que siento y lo que hago.

 ¿Qué son el Madrid y el Barçá ahora? Dos marcas globalizadas que interesa vender en los cinco continentes. Símbolos que nos incitan al consumo aprovechándose de la generación de una emoción. En el mapa emocional de los niños de hoy se encontrará para siempre Fly Emirates y Qatar Airways como dos puentes hacia un abrazo eufórico. Y es posible que esos niños no lleguen a saber nunca donde está ni Qatar ni los Emiratos Árabes, ni si son o no democracias como la nuestra.  

Con toda seguridad, esos niños han oído hablar de Siria. Han sentido el miedo en los rostros de sus padres cuando escuchan el nombre de ese país, inmerso en una guerra civil, que puede convertirse en el origen de una cadena de arrebatos bélicos.

   

A última hora de ayer fui a clase de Chi-kung. Laura, la profesora, me enseñó el símbolo que hay reproducido bajo estas líneas, y me enseño también una serie de movimientos que le llevan a uno a una especie de danza en la que se vincula lo que se piensa, lo que se siente y lo que se hace.  


Ideograma     

     

 Tras la danza y la meditación a la que lleva, lo que pienso es que hay que preguntarse a quién le beneficia el miedo que parece extenderse por todos lados.

Es lo que siento: miedo.

Bailo un poco más, quiero sacarlo fuera, y me doy de bruces con mis contradicciones que lo invaden todo. Desmenuzo cada una de ellas.  

Escribo, es lo que hago, lo que me ayuda a vencer los miedos. Una frase más y los habré dejado a un lado... Ya están casi fuera. 

 

 

 

 

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Miguel Castro   26.nov.2015 17:29    

Seamos valientes: la Tierra grita.

Me considero algo parecido a un amateur espiritual. Hago meditación desde hace años, y simpatizo con algunas de las ideas del budismo que me parecen valores universales. Motivo por el que emprendí este verano un viaje a la India más tibetana y budista, en compañía de un grupo de desconocidos que teníamos en común a un amigo un tanto singular: Andoni Ajuria. Singular porque  empezó como consultor para IBM, llegó a ser Director de Consultoría de una multinacional sueca y  un buen día dejó el traje y la corbata y se colgó los hábitos de monje.  

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En el sur de la India, en Bilakuppe, cerca de Mysore, Andoni cuida de un grupo de niños tibetanos cuyos padres, a muchos kilómetros de distancia, en el norte de la India, tienen enormes dificultades para salir adelante. El monasterio les da una formación y a través del Geshe de la congregación, Andoni está consiguiendo que un grupo de personas de todo el mundo ayuden a que el hogar de los niños tenga, poco a poco, unas mejores condiciones.

Cuando llegamos allí, los niños nos homenajearon como si hubieran venido los Reyes Magos. He de decir, que nunca había disfrutado de una semana de vacaciones con una inmersión tan profunda en una comunidad tan diferente a la mía. Vivíamos con los niños, y Andoni nos llevaba a ver templos donde nos sumergía en el budismo, y donde, lógicamente, aparecían todo tipo de dudas, cuestiones y diferencias, éticas y morales, que ponían sobre la mesa las discrepancias existentes entre ambas culturas.

Uno de estos preceptos que me fascina es la ley de causalidad, o lo que es lo mismo, que nuestros actos se nos devolverán en esta vida o en vidas sucesivas. Ese es nuestro karma. Otro de los puntos que nos atrajo de las enseñanzas de Andoni fue el de poner una intención a cada una de nuestras acciones, y si esa intención es altruista, si persigue el bien de otras personas, pues mejor que mejor. De verdad, no sabéis como cambia una comida si se empieza agradeciendo los alimentos que tenemos en la mesa, y se pone en la comida el propósito de que nos dé energía para hacer algo por los demás. Es curioso que sea yo el que diga estas palabras, alguien que renegó a los trece años de la educación católica que había recibido y se sumergió en lecturas existencialistas durante buena parte de su vida.

Ahora, muchos años después, me he dado cuenta de la importancia de los ritos en nuestro día a día. Ritos que hoy pueden ser laicos o religiosos, pero que sin duda nos conectan con nuestra espiritualidad. Y nos conectan con los demás, aunque no hablemos el mismo idioma. Una comunicación que teníamos con los niños: acercándonos a sus vidas,  a sus mantras, a sus oraciones, aprendiendo de su rico mundo interior. Y que devolvíamos de la mejor forma que nosotros sabemos: con el juego y la risa.

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Escucharles esos mantras, a la luz de la Luna, es realmente difícil de olvidar, muy, muy difícil. Esa semana, esa increíble experiencia nos convirtió a Oihana, Paola, Carmen, Luis, a Andoni (su nombre de monje es Thendar), y a mí, en compañeros de un gran viaje interior y exterior; emocional y vital

Oihana emprendió su propio viaje, tras dejar a cada uno de los un dibujo, un mandala. Los niños se quedaban absortos contemplando como en dos horas Oihana era capaz de llenar de colores y complicadas formas geométricas un papel en blanco. Es la manera singular de meditar de Oihana.

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Nos despedimos de los niños. Oihana hacia el sur de la India. El resto mirábamos ya las montañas del Himalaya, al norte de la India. Una naturaleza inigualable que nos acogía, y por la que teníamos que acceder por la carretera más alta del mundo, y con alguna molestia por las alturas, no siempre se transita a 5600 metros de altitud.

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Uno de nuestros destinos fue el lago Pangong,  a 4400 metros de altitud. Allí, después de un precioso paseo, vimos que, al igual que ocurre en todas partes, las botellas de plástico presiden las orillas de lugares tan inaccesibles como este, es como si los seres humanos dejásemos nuestra impronta en todos lados. Como pudimos, acompañados de nuestro guía tibetano, Remsing, recogimos los plásticos que nos cabían en las manos y emprendimos la vuelta al campamento. Un joven nos agradeció el haber marcado la diferencia, pero lamentó que no se pudiese hacer casi nada por los residuos, tan solo quemarlos o enterrarlos. Habían pedido ayuda al Gobierno, se encontraban a la espera de una respuesta a cómo gestionar los residuos. 

Esa noche, luna nueva, el cielo se tocaba con el suelo, y miles de estrellas fugaces tropezaban con nuestros rostros que, tumbados boca arriba, parecían querer absorberlas. Esa noche, algunos no dormimos, mal de altura.

 Despierto, desvelado, en la puerta de la  gran tienda de campaña que me resguardaba, mirando las estrellas fugaces que recorrían el firmamento, pensando en el budismo, en Jesucristo, en el momento en el que Buda vivió, en el que Jesús predicó. En Mahoma, en otras religiones, y en todos los mandamientos; pensando en los preceptos religiosos de los que he oído hablar.  Preceptos que tienen miles de años de antigüedad, se escribieron, se dictaron, cuando el ser humano tenía una mínima capacidad del poder que tiene ahora, de esa inmensa capacidad de creación y de destrucción que tenemos ahora.

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Y en esos preceptos principales, de los credos más influyentes del mundo, de los más extendidos, de los que ampliamente abarcan a la mayoría de los habitantes del planeta, en todos esos preceptos no hay mención al cuidado de nuestra casa, nuestro planeta, el lugar donde vivimos. 

¿Por qué? Debería de ser un precepto esencial para nuestro karma de especie. ¿Y si en pleno siglo XXI creásemos uno? Podría ser común y universal, para todos los ciudadanos de este planeta: creyentes o aconfesionales. Un precepto para la especie, escrito en todas las lenguas del mundo, y compartido por todas las religiones del mundo. Un precepto acompañado de un mantra compartido. Un mantra que, a una hora del día, pusiera a todos los seres humanos que habitamos este maravilloso lugar en contacto con nuestro planeta,  la Tierra, en contacto con nuestros semejantes, en contacto con nuestra espiritualidad.

Esa idea nació cuando ya amanecía en el lago Pangong. A punto de emprender viaje hacia Dharamsala. Cuando llegamos a la ciudad donde vive el Dalai Lama tuvimos la oportunidad de ver a un Geshe próximo a su santidad que, generosamente, nos ofreció dos sesiones de enseñanzas budistas donde surgieron todo tipo de preguntas, y una de ellas fue sobre el precepto de cuidar nuestra casa común. El Geshe me contestó que los medios de comunicación tenemos un gran trabajo que hacer en este campo, en el campo de la educación medioambiental. Dijo también que el budismo buscaba la iluminación de nuestras mentes y que si esta se producía, conllevaría el cuidado y sanación del planeta.

  La conversación continuó: incidí en los numerosos seguidores de las religiones, y el papel positivo que podían ejercer y así aliviar la enorme presión que los seres humanos provocamos sobre la casa común en la que vivimos, y también nuestro karma de especie.  Me contestó que estaba de acuerdo. Y a partir de ahí nos ilustró mostrándonos algunos de los estrechos vínculos existentes entre la naturaleza y el budismo.

Al regresar a Madrid e incorporarme a mi lugar de trabajo en TVE seguí dándole vueltas a la idea, hablé con amigos, con expertos en religión, con expertos en teología, y me compré la encíclica del Papa Francisco que trata sobre el cuidado de la casa común, Laudato Sí. La encíclica del Papa. Un libro que puede ser leído como un texto político, tanto como el publicado este año por Naomi Klein, Esto lo cambia todo, el capitalismo contra el clima

 Libros esenciales de un año donde nuestra casa común ha tenido una enorme relevancia. Tanta que son muchas las noticias sobre ambos libros. Noticias como esta que encontré hace un par de días.

VATICANO, 10 Ago. 15 / 10:24 am (ACI).- El Papa Francisco decidió establecer cada 1 de septiembre la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará a partir de este año tal como se hace en la Iglesia Ortodoxa.

 El 10 de agosto, día en que está fechada esta noticia, fue el día que estuvimos en el lago Pangong, fue el día que pensé que había tenido una idea y que tenía que transmitirla a los cuatro vientos. Mi ego me decía que era mía, y que era importante. ¡Qué ingenuo! La idea no era mía, en absoluto...

Es curioso cómo nos engaña la mente y cómo nos engaña la vida. Lo normal sería pensar que leí la noticia en un periódico, en Internet, en el teléfono móvil, y me olvidé de ella. El mal de altura hizo lo demás. Ya está. Asunto resuelto. Pero, en el Lago Pangong no había Internet, dormíamos en tiendas de campaña. Y además, desde que llegue a la India, el 30 de julio, mi teléfono dejó de funcionar. Mandé algunos correos desde cibercafés, y poco más. Estuve veinte días casi desconectado de la red, con la atención plena en mi interior, en el presente, en lo que veía, sentía, en lo que  me rodeaba. No tengo respuesta a cómo me llegó esa información. Lo que sí sé es que no surgió de mí, en absoluto, por mucho que mi ego interpretara que así era.

En el blog Medical Daily, publicaban hace unos días la siguiente noticia en la que se informaba que la telepatía era posible utilizando el siguiente sistema.

  Bbi

Lo que parece un gran avance científico, puede ser simplemente un extrañísimo artefacto. He decidido no dedicar ni un segundo más a cómo me llegó el mensaje. Y he decidido dedicarle mi tiempo al contenido del mismo.

Laudato-sii

La Tierra nos está gritando que hagamos algo: que cambiemos nuestros hábitos, que la cuidemos, que la sanemos. Y en ese cambio va implícito un cambio de modelo productivo, de hábitos de consumo, de vida diaria. Va implícita una conversión ecológica, como dice el Papa Francisco. “La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilo de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos las causas humanas que lo producen o acentúan. Es verdad que hay otros factores ( como el vulcanismo, las variaciones del eje de la Tierra o el ciclo solar), pero numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana.  Al concentrarse en la atmósfera, impiden que el calor de los rayos solares reflejados por la tierra se disperse en el espacio. Eso se ve potenciado especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles que hace el corazón del sistema energético mundial." (23)

 Para los no creyentes hay otra voz que agita la conciencia ecológica, y que une el cambio climático a multitud de injusticias pendientes de resolución. La voz de Naomi Klein.

 “Todas las reivindicaciones económicas aquí expuestas (unos servicios públicos que funcionen, una vivienda digna, una adecuada redistribución de las tierras) no representan otra cosa que temas que dejaron pendiente los movimientos de 

Tapa-KLEIN-ESTO-LO-CAMBIA-TODO-ok-e1429283009224liberación más potentes de los dos siglos pasados: desde el de los derechos civiles hasta el feminista, pasando por el de la soberanía indígena. Las ingentes inversiones globales que se requieren para responder a la amenaza climática – para que nos adaptemos humana y equitativamente a la fuerte variabilidad meteorológica en la que estamos y de la que no podremos librarnos, pero también para que conjuremos la posilidad de un calentamiento verdaderamente catastrófico, que aún estamos a tiempo de evitar – constituyen una oportunidad para cambiar todo eso y para que esta vez, lo hagamos bien. Podrían producir la redistribución equitativa de tierras agrícolas que tendría que haber seguido a la independencia de los regímenes coloniales y dictatoriales; podrían traer el empleo y las viviendas que soño Martin Luther King; podrían hacer llegar puestos de trabajo y agua limpia hasta las comunidades nativas y podrían servir para encender, por fin las luces y abrir los grifos del agua corriente en todos los townships sudafricanos. Esa es la esperanza que encierra en sí misma la promesa de un Plan Marshall para la Tierra.”

Hace varios meses, cuando Naomi Klein pasó por Madrid, hice un reportaje para el programa Para Todos La2, basándome en la conferencia que  dio en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.  Al final de la conferencia le pedí que me dedicara su libro. Y esto fue lo que escribió.

  2015-10-05 15.41.02

Be brave significa Sé valiente. Muchas veces me he preguntado porque me escribió esto, si no me conocía de nada (de nuevo el ego).  Ahora creo saberlo. Probablemente lo ha escrito miles de veces en sus viajes por todo el mundo. Lo único que hace que no cambien las cosas es el miedo. Hay que tener valor para superarlo, para deshacerse de él, para cambiar los hábitos de vida con los que nos hemos criado, para darle la vuelta a nuestro día a día y comenzar de nuevo pensando en la naturaleza que nos rodea, sintiéndola. Luchar por ella, aunque nos resulte incómodo, nos dé pereza, nos cueste acostumbrarnos. Hacerlo ayudados de una herramienta esencial, la meditación. Hacerlo para que los demás puedan disfrutar de la décima parte de lo que nosotros tenemos. 

Creyentes y no creyentes tienen una importante decisión que tomar en esta segunda década del siglo XXI: destruir definitivamente nuestra casa, el lugar que nos ha dado la vida, o aprender a amarlo, a respetarlo, a escucharlo. Seamos valientes. 

 

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Miguel Castro    5.oct.2015 18:44    

¡Oh, "santa" Navidad...!

 Paseo por la Puerta del Sol de Madrid con una gran amiga. Vemos el dorado árbol de Navidad que han colocado en el centro de la plaza. Mi amiga me comenta que me fije en los símbolos que lo adornan: son bombos de la lotería. 2013-12-16 19.25.06 Un predicador, subido a un cajón que se encuentra a los pies del árbol, habla de la figura de Jesús de Nazaret. Cuatro personas escuchan con atención sus palabras. Una pareja pasa por delante del predicador sin detenerse. Su destino final es uno de los puestos que vende lotería de doña Manolita. Mi amiga se marcha, la acompaño a la estación de metro de Vodafone Sol.

 Mis recuerdos me llevan muchos años atrás cuando descubrí la inscripción del origen de las carreteras de España, el llamado kilometro cero. Fue más o menos en el tiempo en el que mi padre se pasaba los viernes por la tarde rellenando boletos de las quinielas. Mis hermanos me contaron que una vez nos tocó una de catorce en las quinielas. Al parecer no fuimos los únicos a los que les tocó, hubo muchos, pero el premio dio para que los ocho: mis cinco hermanos, mis padres y yo, nos fuésemos en un cuatro latas hasta Motril a pasar unos días de vacaciones. Mi padre siguió insistiendo, esperando acertar de nuevo, al igual que multitud de españoles que veían las quinielas y la lotería como la única posibilidad de salida de una situación económica asfixiante. 

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Con el recuerdo no me he dado cuenta de que mis pasos me llevaban camino de casa por un itinerario nada habitual. Veo por vez primera algunas calles que están al otro lado del río, a un centenar de metros de mi casa. Y en mitad de estas calles llama mi atención un centro de meditación del que había oído hablar y al que nunca había concedido tiempo. El lugar es un paraíso de armonía, el trato es hospitalario, próximo, humano. Improvisamos una cena después de la meditación: un par de empanadas y unas cervezas. La conversación es animada, hay confianza pese a que algunos acabamos de conocernos. Entre broma y broma, comento extrañado lo del árbol repleto de bombos de lotería. Me dicen que la razón es que ha sido Lotería Nacional quién lo ha pagado. Un chico joven me comenta que también Papá Noel vestía de verde originariamente y una campaña publicitaría en 1931 transformó su vestimenta adaptándola a los colores de Coca Cola. Y así se quedó: con el color rojo y blanco, haciendo desde entonces una publicidad nada subliminal de la marca.  Me doy cuenta de lo ingenuo de mi comentario.

Verde

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 A la mañana siguiente reviso los temas de los que quería haber hablado en el blog y que han quedado relegados por la visión del árbol de los bombos de "ilusión", y por un paseo no dirigido repleto de sorpresas. Le echo un vistazo a un libro y una película que llevan encima de mi mesa varias semanas. 

El libro es La oficina en New Yorker, una excelente recopilación de chistes de la formidable revista estadounidense. Vuelvo a ojearlo fascinado y llama mi atención esta viñeta.

2013-12-19 10.46.01

En el prólogo del libro, Jean Loup Chiflet, editor, escritor y periodista que ha hecho la selección de las viñetas, afirma que "nuestra vida profesional llena de códigos, ritos y sobreentendidos, puede ser una mina de oro para los humoristas". 

Dejo el libro encima de la mesa y releo la carátula del  blu ray de Antes del anochecer. de Richard Linklater. Una joya, como lo son Antes del amanecer y Antes del atardecer. Una trilogía que retrata a la perfección la visión del amor a los veintitantos, a los treintaytantos y a los cuarentaytantos.

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Antes del anochecer, tiene el poso que dejan sobre el amor: las responsabilidades, los niños, el día a día, la falta de tiempo propio, las frustraciones profesionales, y  la necesidad de reinvención permanente de la relación. 

Mi amiga, la que me enseño el árbol de Vodafone Sol, lo acaba de dejar con su pareja. Me lo estuvo contando un poco antes en un café en el que compartimos pensamientos sobre relaciones emocionales en un mundo que nos impulsa a que no nos paremos, a que continuemos su delirante ritmo. Me acorde entonces de unas palabras del monje  David Steindl-Rast en una charla que dio en Edimburgo en el TED Global: "La vida puede ser como cruzar una calle, tal y como se lo contamos a un niño. Es preciso detenerse, mirar, y entonces avanzar."

Precisamos encontrar paradas en nuestro día a día en las que podamos mirar: detenernos y mirar para seguir avanzando.

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Siguiendo el consejo del monje David regreso a Vodafone Sol. No me he traído mi teléfono móvil, así que no puedo distraerme. Me pregunto si realmente necesito un árbol de Navidad, me pregunto ¿qué es la Navidad?, me pregunto si realmente mi familia necesitaba que nos tocara una de catorce en las quinielas. Sólo esas preguntas, de momento. No me quiero cuestionar nada acerca del trabajo, ni de las relaciones emocionales, no quiero bloquearme. Cuando resuelva lo del árbol, lo de la Navidad,  y lo de mi familia seguiré camino. Mientras tanto te deseo que, estés donde estés, detenido o en continuo movimiento,  seas muy feliz. A mí me queda aquí un rato hasta que la luz del semáforo se ponga verde. Por cierto: qué de gente hay en la Puerta del Sol mirando el árbol.

 

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Miguel Castro   20.dic.2013 11:46    

Indefensión adquirida

Compartir un café con un amigo da para mucho, sobre todo si es con Juan Carlos, te ayuda a despertar.  Comenzamos hablando del cierre de Canal 9, para seguir con la detención de más de veinte personas que protestaban por el arresto de dos sin papeles  y terminar hablando de  indefensión adquirida, o indefensión aprendida. Yo le pregunté que qué era eso de indefensión aprendida. Él me indicó que viera un vídeo que hay en Internet.  Apunté el título y al llegar a casa me encontré esta pequeña joya.

 

La indefensión aprendida es la condición de un ser humano o animal que se comporta pasivamente con la sensación subjetiva de no poder hacer nada. Además, el individuo no responde, pese a que puedan existir oportunidades de cambiar su situación adversa. 

Sigo buscando y llego hasta el experimento de Seligman y Maier que dio origen al término. El experimento consistía en colocar en dos tipo de recintos a dos grupos de perros. En el primero había una palanca. Cada vez que los animales tocaban la palanca recibían una descarga eléctrica. Al poco tiempo, ninguno de los perros se acercaba a la palanca. En el otro recinto, los perros recibían descargas aleatorias, independientemente de donde estuviesen y lo que tocasen. Al poco tiempo, la mayoría de estos perrros se convirtieron en animales pasivos, no actuaban, no se movían. Al leer este experimento lo asocié inmediatamente con un excelente documental: La doctrina del Shock, dirigido por Winterbottom, y basado en un libro y una conferencia de Naomi Klein.

 

Tenía la base para seguir desarrollando este texto cuando me encontré con que otra persona había hecho el mismo recorrido que yo, y había escrito un excelente blog sobre el tema.  Por favor, meteros en el blog de María Hidalgo(1) pese a la dureza de las imágenes, tras leerlo, os quedarán claras multitud de lagunas sobre la construcción del miedo. 

La curiosidad me lleva a querer saber más, una página a otra, y a otra más. Doy con un artículo (2) que habla del fatalismo como actitud,  y de cómo la indefensión adquirida provoca: a) Deficit motivacional para emitir nuevas respuestas. b) Deficit cognitivo para aprender que las respuestas controlan los resultados. c) Reacciones afectivas de miedo y depresión.  

Le doy vueltas a todo esto y regreso al comienzo de la historia, al cierre de Canal 9. Pienso en el acto de contricción de algunos trabajadores, los que permitieron que la portavoz de la Asociación de Victimas del Accidente del metro de Valencia pisara por primera vez un plató de esa televisión, y hablara de aquella tragedia que ha dejado multitud de lagunas por aclarar. Pienso en ello, y recuerdo la importancia que tiene mantener la independencia de los medios de comunicación públicos. La importancia que tiene conocer todos los puntos de vista de un hecho, como cuenta fantasticamente este vídeo

 

La traducción de la locucion es esta: "Un suceso, visto desde un punto de vista, nos produce una impresion. Visto desde otro punto de vista, el mismo suceso nos puede producir una impresión muy diferente. Sólo cuando ves toda la secuencia entiendes completamente qué es lo que está pasando."

Pero cuidado: el significado que tiene este vídeo viene marcado por la firma publicitaria final. Una firma que queda vinculada a la brillante secuencia, modificando su significado.

¿Qué marcas, qué firmas están vinculadas a nuestras vidas? ¿De qué manera podemos ver nuestra secuencia completa? Tal vez si la descubrimos, si indagamos sobre nuestra secuencia completa, la que incluye episodios de indefensión adquirida, aprenderemos a despojarnos del miedo. 

Aung San Suu Kyi, figura emblemática de la oposición birmana contra la dictadura militar, ha basado su lucha pacífica, al estilo de Gandhi, en la necesidad de diálogo, en la compasión por los más humildes y en la reconciliación. Una lucha que es una auténtica revolución espiritual.   La activista  y cantante Morley, se inspiró en la historia de Aung San Suu Kyi, para divulgar en una canción el mantra de la Nobel de la Paz : Si necesitas ayuda, ayuda tú a alguien.

 

Si nunca actúas y no sabes la razón, si llegas siempre a la conclusión de que no hay solución, tal vez seas una víctima más de la indefesión adquirida. Pero tal vez puedas curarte: si necesitas que te defiendan, defiende tú a alguien, defiende algo. 

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(1) Blog de María Hidalgo

(2) El mantra del "todos son iguales": indefensión aprendida, fatalismo y disonancia cognitiva, por Iria Meléndez, Victoria Permuy y Sonia Alberca

 

 

 

 

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Miguel Castro    3.dic.2013 10:50    

Miguel Castro Uceda

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“La cura contra el aburrimiento es la curiosidad. No busques un remedio para la curiosidad: no tiene cura.” Dorothy Parker. De esta cita nació este blog, con el propósito de poner remedio a esa curiosidad que nos hace buscar, escarbar, investigar… Una búsqueda a la que hay que intentar añadir un pequeño esfuerzo para que el trabajo no sea en balde, e intentar que surja…, de una imagen, de una palabra, de una música…, algo parecido a una idea. Y, si fuera posible, trabajar esa idea y conectarla a otras áreas del conocimiento. Un viaje que me gustaría que hiciésemos juntos. Atentos pero relajados: con el corazón y la razón dispuestos a abrir los sentidos; con la precaución necesaria para evitar que, como dice el refrán, la curiosidad mate al gato. Cuento contigo.
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