Guerra entre pandillas de codificación de la información

IGNACIO OCHOA | Ciudad K

Graves incidentes entre miembros de dos bandas callejeres en la periferia de ciudad K. Seguidores del codigo genetico se han enfrentado a seguidores del codigo binario en una batalla sin cuartel por la supremacia en la codificación de información. Los incidentes han concluido con graves destrozos en el mobiliario urbano, cientos de nucleotido repartidos por el suel y varias barricadas de ceros y unos incendiadas.

Los cabecillas de los dos grupos (Watson y Crick por el lado de los genetistas y Wynn-Williams por el lado de los numéricos) han sido detenidos y puestos a disposición judicial.

El alcalde de Ciudad K ha prometido incrementar la vigilancia sobre estas"bandas callejeras" y tratar de erradicarlas de la ciudad. Actualmente se está buscando a los cabecillas de los "códigos de barras" (Joseph Woodland, Jordin Johanson y Bernard Silver) y desarticular su banda. Se ruega la colaboración ciudadana para detener a estos peligrosos delincuentes pero se advierte del peligro de perder la identidas y pasar a ser un mero código más en caso de enfrentarse a ellos.

Nuevo caso de violencia intelectualista

Sergio García | Ciudad K

El último caso de violencia intelectualista nos llega desde Ciudad C. Razocinio Fernández García, un librepensador nacido en Ciudad K y que se encontraba de visita en la susodicha Ciudad C, ha sido agredido brutalmente cuando intentaba solucionar una trifulca callejera.

Al parecer un grupo de científicos genéticos y otro de familias pro-vida habían quedado por internet para enfrentarse en una batalla campal, cuando nuestro querido conciudadano, al enterarse de semejante aberración se dirigió al lugar, confiado en que haría entrar en razón a los dos bandos. Y al parecer consiguió su objetivo, sin embargo fue él quien acabó ingresado en el hospital

. Un testigo ocular asegura que el buen hombre se colocó en medio de los dos bandos cuando estaban a punto de enfrentarse y les dijo: "Pero señores, ¿es que no se han dado cuenta de que el amor no está en los genes?".

En estos momentos Don Razocinio se recupera en el hospital Nuestra Señora del Prado, atendido por un grupo de especialistas que tratarán de regenerar su rostro a partir de células madre.

Suspendido el ciclo sobre Los Mejores Diálogos de 'El Gordo y el Flaco'

EDUARDO CRUZ ACILLONA / Ciudad K

Doscientos heridos, ciento veinte contusionados y más de treinta personas ingresadas en Urgencias en estado de enajenación mental es el balance provisional tras los altercados producidos al inicio de la primera sesión del ciclo Los Mejores Diálogos de “El Gordo y El Flaco”.

Según testigos presenciales, la batalla campal desencadenada ayer en la sala principal del Cine K tuvo como origen la aparición en pantalla de dos críticos de arte en vez de los esperados Laurel y Hardy.

En la proyección, los dos críticos se presentaban como admiradores de las obras de Fernando Botero y Alberto Giacometti, respectivamente, e ironizaban, en su primer diálogo, sobre la falta de criterio estético en la elección de las formas en Modigliani:

- Es un quiero y no puedo eso de pintar gordos alargados…

- Parecen caricaturas de El Greco…

Al grito de “¡El color mató al cine en blanco y negro!”, un grupo de alterados cinéfilos comenzó a arrojar contra la pantalla botes de pintura blanca y negra. A ellos se unió otro grupo que gritaba “¡La palabra mató al cine mudo!” y lanzaba al aire tomos del María Moliner con las páginas arrancadas. En medio del caos, también mezclados entre los asistentes, una docena de monologuistas improvisaban chistes sobre los acomodadores en los cines X y dos ancianos disfrazados de Harold Lloyd intentaban quemarse a lo bonzo el uno al otro persiguiéndose por toda la sala.

Hasta la llegada de la policía, tan sólo un joven bibliotecario trató de imponer la calma y el silencio pero, a la vista de su escaso éxito, aprovechó la confusión para subir al escenario y apuntar unos pasos de baile del número central del musical “Priscilla, reina del desierto”.

Mientras tanto, en la última fila del cine, ajenos a la algarada, una pareja de enamorados comentaban embelesados la lista de conservantes de su bolsa de palomitas.

Al cierre de esta edición, fuentes oficiales admitían que estaban barajando la posibilidad de convertir los Cines K en una nueva sede del Museo Guggenheim aprovechando el estado de absoluta deformación en que habían quedado las estructuras del edificio.

Un agricultor abre una puerta interdimensional

KANIF BERUNA / Ciudad K

El pasado Jueves, Emilio M. C. agricultor de nuestra población abrió accidentalmente un puente Einstein-Rosen” mientras trataba de librarse de una plaga de topos en su sembrado.

Emilio reconoció que sabía de esa posibilidad cuando se afanaba sobre una topera con su azadón: “ No hacía más que pensar en la teoría de cuerdas mientras cavaba, pero entiéndanme, el topo es un bicho muy dañino…”
Esta puerta inter-dimensional, también conocida como “agujero de gusano”, le absorbió la azada, un zapato, y todos los nabos que se encontraban en su horizonte de sucesos.

"Espero que por el agujero no viajen más topos a esta dimensión, porque, si no, ¡buena la he liao

Sin embargo su esposa se muestra tranquila: ”No veremos más topos aquí” “No creo que haya abierto un agujero de Lorentz; como mucho será un agujero negro de Schwarzschild” “Este hombre siempre ha sido un zopenco”

Rompe las leyes geométricas en una obra casera

JORDI JOU | Ciudad K

Alfredo M.C. un jubilado de 68 años vecino de nuestra localidad, ha fabricado en sus ratos libres una escalera de Escher, rompiendo para ello varias leyes de la geometría más elemental.


Alfredo reconoce que en un principio su intención era fabricar una escalera convencional con la que pasar de un nivel a otro nivel más alto, pero viendo que ello no representaba ningún reto intelectual se decidió por la escalera de Escher con la que, partiendo del fregadero, vuelve a llegar al mismo sitio después de subir 350 escalones.

Su mujer, que no comparte el entusiasmo de su marido por la arquitectura imposible, ha comentado que ahora se cansa mucho más cada vez que tiene que ir a recoger el mocho y que como Alfredo no invente pronto un ascensor de Escher o algo, va a acabar con unas varices como chistorras.

Directivos de IKEA ya se han interesado por el proyecto de Alfredo del que habrían comentado: “Nos sirve hasta el nombre. Bueno, a lo mejor le añadiríamos una diéresis.”

Devuelve un Rothko robado tras ser agredido por su esposa

EDUARDO CRUZ ACILLONA | Ciudad K

Poco antes de la medianoche, el ciudadano Juan Francisco K. acudió a la comisaría de su barrio para hacer entrega a la policía del cuadro “Centro blanco” de Mark Rothko y confesar que lo había robado hacía unas horas. El declarante presentaba heridas en numerosas partes de su menudo cuerpo.

Interrogado tanto por su repentino arrepentimiento como por su lamentable aspecto, K. dijo que en el origen de todo aquel malentendido estaba su esposa, un ama de casa y madre de familia ejemplar pero con un enfermizo gusto estético por la Escuela de la Bauhaus.

Según su propia declaración, cuando llegó a casa y su mujer vio el cuadro, le gritó “¡Valiente mierda de Rothko! ¡Animal, te dije un Paul Klee!”, para acto seguido atizarle en la cabeza con una silla Breuer y terminar de rematarlo en el suelo con un sillón Walter Gropius, ambos, eso sí, adquiridos de manera legal y de los que podría mostrar las facturas correspondientes si fuera necesario.

“Pero, alma de cántaro”, le respondió el policía, “¿a quién se le ocurre? Si cualquier crío de cuatro años es capaz de concluir por sí mismo que un Rothko no es más que un Mondrian desteñido… Y aunque ambos beben de la fuente de Klee, se necesitan unas gafas bien oscuras para confundirlos…”

“Lo sé, señor agente”, reconoció el hombre haciéndose cada vez más pequeño tras el mostrador de la comisaría. “Pero mi vida es muy monótona. No hacemos más que vivir entre el expresionismo alemán y el constructivismo ruso, ahí, cada semana uno… Y eso mata a cualquiera…”

“Le entiendo, amigo. Sólo hay una solución para eso”, concluyó el policía. “¿Cuál?...” “Robe un Klimt para su señora”. “¿Que robe un Klimt?...” Sí, un Klimt, un Gustav Klimt… Ya sabe, simbolismo austriaco, mucho aire romántico y ornamento dorado, eso les encanta a todas…”

El hombre, que estaba empezando a recuperar su tamaño original, todavía pequeño pero el suyo original, siguió preguntando: “Ya sé quién es Klimt pero, ¿me está usted, un policía, incitando a que robe?...”

“Querido amigo, el error de muchos ladrones frente al público y la justicia está en no haber robado lo suficiente para disimular el robo… Y no lo digo yo, sino el prestigioso escritor italiano Carlo Dossi… Por lo demás, yo no soy policía. Estoy aquí esperando para denunciar a la FNAC. Les he pedido el último libro de George Orwell y me han intentado vender uno de 1984 ¡nada menos!...”

(Con el artículo de Eduardo se inician las colaboraciones en Ciudadano K. Recordad que podéis enviar vuestras noticias a nuestro formulario )

La crisis alcanza al CERN

MARTHA ANDREAS (Suiza)


El CERN no es ajeno a la crisis económica. En los últimos dos años sus fondos se han visto reducidos a la mitad de lo inicialmente previsto, lo que complica sobremanera el trabajo de los científicos.


Robert Aymar, director del CERN nos dice: "Como cualquier físico amateur sabrá, es muy difícil acelerar partículas a velocidades cercanas a la de la luz sin dinero. El último recorte nos ha obligado a acelerarlas a 150 kilómetros por hora. Tenemos a un becario en moto dando vueltas ocho horas al día, pero no parecen las condiciones necesarias para encontrar el bosón de Higgs."


Acuciados por los apuros económicos, los científicos están provocando colisiones entre becarios. Siete han fallecido en apenas un mes sin que la famosa partícula de Dios aparezca.


La pasada semana los científicos manifestaron su voluntad de acelerar a los becarios un poco más, lo que se encontró con la frontal oposición de los sindicatos. "Las partículas de los becarios tienen derechos", nos dice Hans Lederman, enlace sindical del CERN. "Si permitimos que empiecen a colisionar becarios, luego querrán colisionar trabajadores a tiempo parcial y a compañeros con contrato por obra. Hay que para esto de raíz".


El sueño de matar definitivamente a Dios se ha alejado un poco por culpa de la crisis económica mundial. En manos de los sindicatos está ahora el superar el oscurantismo supersticioso y dar inicio a una nueva era de racionalismo. Pero no parece probable. En palabras de Lederman: "siempre somos los trabajadores los que tenemos que poner nuestras partículas para matar a Dios. Que colisionen banqueros por una vez."

Aparece una carta inédita de Sigmund Freud a su esposa

AGENCIAS | Praga
En abril del pasado año, el señor Muchnick, un vendedor de camisetas de Praga, decidió tirar las viejas cartas adquiridas por su padre ya fallecido. "Era correspondencia personal que mi padre había comprado en los mercadillos de toda Europa durante su época de viajante. A algunas personas les da por la bebida, a otras por las mujeres. A mi padre le dio por comprar cartas de desconocidos."

Enterrada en la colección del padre del señor Muchnick, apellidado asimismo Muchnick, había un tesoro literario que estaba llamado a revolucionar la más célebre de las pseudociencias: el psicoanálisis. "Lo que hizo que prestara atención a aquella carta en particular fue el remite. Se leía claramente Sigmund Freud. Pensé: vaya, qué casualidad, se llama igual que el farsante aquel".

Esta semana, el más prestigioso grafólogo de Viena, conocido también por ser el único grafólogo prestigioso del mundo, ha confirmado la autoría de la carta.
Ciudadano K presenta, en exclusiva, la misiva escrita por el padre del psicoanálisis a su esposa en el verano de 1935:

"Mi muy amada Martha.

Hoy, de camino a la consulta, he visto un total de 35.248 formas fálicas. Ha resultado que una de ellas era el señor Lakoff a contraluz, hecho que me ha llenado de gozo porque le hacía fallecido.

Me he detenido a saludarle y, tras unas palabras de cortesía, el señor Lakoff me ha dejado caer que sufre envidia de pene.

Cuando le he hecho notar que él (hasta donde las evidencias señalan) posee pene, ha roto a llorar y me ha confesado tener envidia de un pene distinto del suyo.

Esta breve pero intensa conversación matutina me ha hecho reflexionar sobre la futilidad de la vida.

Te añoro, Martha. Llegaré a casa sobre las ocho. Si haces merluza para cenar, procura que no tenga forma de vagina o me acordaré de mi madre y romperé a llorar como la última vez.

Siempre tuyo,

Sigmund Freud."

Una hostelera consigue su segundo Nobel de Física

ANABEL LÓPEZ | Ciudad K
La cafetería Bosonbar parece un lugar tranquilo y familiar, uno de esos establecimientos de barrio donde todo el mundo se conoce por el nombre. La propietaria, Lola Barreda sabe perfectamente lo que va a consumir cada uno de sus clientes antes de que lo pida. Pero Lola sabe más cosas; sabe, por ejemplo, lo que ocurre al otro lado de un agujero negro.

"Bueno, fue un golpe de inspiración", nos dice. "Estaba una mañana preparando las tortillas de patatas, porque tuve que echar a la cocinera porque no llegaba para tanto sueldo... El caso es que estaba ahí, batiendo los huevos, mientras le daba vueltas al tema del horizonte de sucesos en los agujeros negros supermasivos, que es una cosa que me traía por el camino de la amargura desde hacía unos meses... Y, de repente, no me preguntes cómo, me vino".

Lo que "le vino" fue uno de los mayores hallazgos de la física teórica de las últimas dos décadas. Esta hostelera de 36 años acaba de obtener su segundo Premio Nobel de Física por su contribución a la teoría de los agujeros negros. Pero ella se lo toma con modestia: "Bueno, sólo es un Nobel. No te puedes tomar estas cosas muy en serio. Lo importante es, ya sabes, llegar a fin de mes."

Su estudio "Inside a supermassive black hole", publicado por la prestigiosa revista Science, llamó inmediatamente la atención de la comunidad científica. "Me telefonearon varias veces de la NASA y del CERN, pero, claro, una tiene que atender las mesas, no puede pasarse el día colgada al teléfono".

Cuando le preguntamos a qué va a destinar el dinero, Lola sonríe y nos dice: "Lo primero, volver a contratar a la cocinera, que estoy harta de batir huevos. Y luego tenía pensado tomarme un año sabático para desarrollar una nueva teoría sobre el tiempo, pero mi marido prefiere que cambiemos los muebles de la cocina". Y, sin dejar de sonreír, Lola sirve un cortado descafeinado de máquina con leche fría y sacarina.

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