Mala corrida y sangre de Curro Díaz, que se queda fuera de San Isidro
En la 14ª de abono, la noticia destacada fue la cogida de Curro Díaz, que sufrió una cornada en la pierna derecha y la fractura del peroné. Mala corrida de Manolo González.
Plaza de toros de la Maestranza. Sábado, 7 de mayo de 2011. Décimo cuarta corrida de feria. Casi lleno. Toros de Manolo González, el 1º con el hierro de Jarrama, una escalera impresentable; 2º y 4º acaballados y fuera de tipo, mansos; el 6º pegajoso y apoyado en las manos; y uno de Salvador Domecq (5º) de buenas hechuras, falto de un tranco pero noble por el izquierdo; descastado "conjunto".
Juan Mora, de verde hoja y oro. Estocada y cinco descabellos (silencio). En el cuarto, estocada (ovación). En el que mató por Diaz, media estocada ladeada y descabello (silencio).
Curro Díaz, de verde manzana y oro. Estocada perpendicular y descabello (palmas y saludos). Herido, pasó a la enfermería.
El Fandi, de pizarra y oro. Estocada (saludos). En el sexto, estocada desprendida (palmas de despedida).
Dos vueltas a Sevilla, la de Manolo González y la de Juan Mora. Los toros han hecho méritos para volver a quedarse una temporada en la finca de Aracena. El torero, con la edad que tiene, quién sabe si tendrá oportunidad de volver. Junto a ello, la nota desagradable de la sangre en la Feria, cuando ya está doblando este ciclo, un toro no anunciado en el cartel, de Salvador Domecq, hirió a Curro Díaz en el primer percance de la Feria.
Así pues, tarde gafada, como casi siempre ocurre con el sábado de farolillos, fecha de regalos de entradas, de turistas y de visitantes por un día para ver en la Maestranza al torero paisano.
Se anunció la corrida de Manolo González casi de forma sorpresiva en lugar de una de Camen Segovia. Apenas cinco toros pudieron saltar al ruedo, pero para este viaje a Sevilla no hacían falta estas alforjas tan mal presentadas. El segundo era una vaca; el tercero un cinqueño pasado con los pitones en lamentable estado; el cuarto tenía una cuna amplia pero era muy feo; el sexto tuvo mejores hechuras. Esto con relación a la presencia. De fondo, nada. Desarrollaron mal estilo y mansedumbre, cuando no peligro evidente como la prenda que cerró la corrida. ¿Tenía toros Manolo González para la Feria de Sevilla? Pues parece que no.
Juan Mora llegó y se fue casi sin despeinarse. Su biografía dice que nació en Plasencia, algo que es verdad, pero su formación torera tuvo lugar en Sevilla, amparado por Pepe Mirabeleño, su padre y uno de esos románticos del toreo de los que ya no quedan. Ha pasado mucho tiempo desde aquel día de su alternativa con Manolo Vázquez y Curro Romero en el cartel. Hace 11 años que no pisaba el albero de la plaza. En todos estos años, su nota más alta fue un 15 de agosto. Poca cosa. Sevilla no le ha visto cuajar un toro. En estos momentos resulta aventurado saber si le queda tiempo para que tal cosa ocurra.
El primero no pasaba. Juan robó pases a zapatillazos. Lo mató pronto. El cuarto le permitió algún lance estético. En la muleta se encontraron un toro soso de cara alta con un torero que intentó más el pase de buen corte que mandarlo. Los enganchones florecieron y el toro cantó la gallina de su total mansedumbre. Como siempre, y es un detalle que se agradece, utilizó la espada de acero en las faenas. Esperar otros once años puede ser mucho.
El primero de Curro Díaz era chico y parecía una vaca. Se comportó como tal. La disposición del torero de Linares se estrelló contra un toro sin casta.
Estaba toreando con la izquierda al remiendo de Salvador Domecq, muy buenos muletazos sin poder ligarlos, cuando el toro lo cazó y le dió un pitonazo seco en la pierna izquierda. La media rosa se tiño de sangre venosa, oscura y fluida. La tarde estaba rota y gafada. Mora lo mató de un sartenazo.
Cómo sería la corrida que un torero tan resolutivo como David Fandila casi pasó en blanco. El horroroso tercero, un toro indigno de la feria de Sevilla, cinqueño viejo, destrozado de pitones, apenas le dejó colocarle los tres pares de banderillas. El mostrenco, que tenía la cabeza torcida, se rajó y Fandila le echó voluntad.
El sexto tenía peligro en unas arrancadas con guasa, siempre con la cabeza alta y agarrado al piso. Cómo sería la criatura que hasta El Fandi marró un par al violín, cuando los pone a ciegas como el que come pipas. Ese toro no permitió comer pipas y el torero se lo quitó de encima tras algunos pases irrelevantes.
Este sábado de farolillos tiene poco arreglo. O es posible que la empresa haya constatado que es mejor un cartel mediático puro que otro con dos artistas. La plaza no se llenó. Con el cartel de toreros famosos presentaba mejor aspecto. Se ha roto otra tendencia. En esta corrida siempre se lidiaban corridas de lujo, sin ir más lejos Torrestrella y El Pilar en años muy recientes. Con la escalera de González se rompe una tradición. Con estos retales no se va a ninguna parte. Todo acabó con tristeza. La enfermería se ha estrenado este año por culpa de un toro de Salvador Domecq, ganadería no estaba en los carteles.
CRÓNICA: CARLOS CRIVELL // FOTOGRAFÍA: burladero.com
0 Comentarios