'Chartwell Manor', la coartada perfecta de un depredador sexual de adolescentes
lunes 11.abr.2022 por Jesús Jiménez 0 Comentarios
Cuidado con las portadas, porque si uno deduce que Chartwell Manor (La Cúpula), la novela gráfica de Glenn Head, es un sucedáneo punk de un internado tipo Harry Potter, se dará de bruces con un relato de terror nada gótico, los abusos que el autor y sus compañeros de clase sufrieron de un depredador sexual en serie.
Ha tenido que pasar cerca de medio siglo para que Head (1958, Nueva Jersey) pudiera estar sobrio y consciente para atreverse a abordar a calzón quitado, sin edulcorantes, el oscuro episodio que sufrió en la residencia para niños bien donde le metieron sus padres a principios de los setenta, cuando flojeaba en los estudios y su carácter era demasiado díscolo para el entorno familiar.
Aquella experiencia de violencia física y sexual cotidiana, sistemática, un régimen dictatorial instaurado por el director del colegio, Terrence Michael Lynch -con la connivencia de otros profesores-, destrozó la vida de decenas de jóvenes que pasaron por el centro, hasta que las denuncias, sepultadas durante años por una sociedad que no sabía cómo hacerles frente, les llevó ante los tribunales, a mediados de los ochenta.
Chartwell Manor narra el corto período -eterno para la víctima- que aquel joven Glenn de 13 años estuvo en el internado, y le acompaña luego en su descenso a los infiernos del alcohol, la sexualidad acomplejada y, sobre todo, a la incomprensión familiar frente a unos abusos que marcaron el resto de la vida del dibujante. Sigue leyendo la noticia sobre 'Chartwell Manor')