'Eva no duerme' en 'La ley del mercado'
jueves 18.feb.2016 por Yolanda Flores 0 Comentarios
Y el sueño se hizo realidad y habito entre nosotros, porque el sueño es lo que parece tener la mente obsesiva de quien relata cada instante de una vida, que pasó a ser mito, y que con su muerte creció más. Eva no duerme es el título que ha dado a más de siete años de trabajo y de investigación el director argentino, Pablo Agüero, a su película. Aun sabiendo todo lo que sobre Evita se ha cantando escrito y bailado, no ha dejado pasar una parte de esa historia tal vez, poco conocida por los jóvenes de su país, desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial hasta que estalla el peronismo.
No es un relato histórico lo que nos encontramos en este trabajo. Es sumergirnos en un sueño, el que puede producir una noche el subconsciente, dejando que fluya sin cortapisas, con entera libertad, uniendo las imágenes que nos evocan sin saberlo los recuerdos en blanco y negro, esos que permanecen en la retina del tiempo y luego las olvidamos. Eva permanece en ellos, y transita con su cuerpo por la situación vivida en unos años duros y terribles, en una sociedad que necesitaba escuchar que ellos eran algo más que una masa, gente anónima que no importaba a nadie. Por eso Eva no duerme, porque a pesar de todo permanece viva, viva entre los muertos, los mismos que escribieron su historia.
¿Qué nos ha pasado? ¿cómo hemos llegado a este punto? ¿Y como consigo que nada cambie cuando a mí alrededor las cosas no funcionan como siempre? Tal vez sean algunas de las preguntas cotidianas que nos hacemos en algún momento de nuestra vida. Sobre todo en esa vida que parece detenerse porque la empresa en la que trabajábamos ha prescindido de nosotros. Y no por que nuestra labor en ella hubiera sido mala, sino porque las cosas y los costes han cambiado y ahora el ahorro es lo que prima para que se consigan más beneficios. Es lo que ha titulado el director de cine Stephane Brizé en La ley de mercado. Una historia pequeña, pero grande en contenido, que encierra muchas más preguntas para el espectador, las que provoca la vida de Thierry, un hombre casado con un hijo discapacitado que lleva 20 meses en el paro. Entre cursos para encontrar trabajo, entrevistas laborales, visitas al banco, llevar una casa, cuidar del bienestar de su familia e integrarse en ella sin perder el ritmo habitual. Pero este hombre es presente y busca su futuro, ese que a veces depende más de un gesto cargado de dignidad que de contribuir a que las cosas sigan como siempre. Eso también es de ley.