Colombia sin Uribe. ¿Y ahora qué?
Hubo un tiempo en el que muchos colombianos no imaginaron a su país sin Álvaro Uribe de presidente. Los golpes a la guerrilla, la liberación de rehenes en manos de las FARC, la seguridad, el crecimiento económico y la inversión extranjera dibujaron un país casi idílico para los seguidores del presidente. Y tal vez por eso, y porque en el fondo Uribe, aunque nunca lo dijera abiertamente, quería seguir en el poder, un grupo de simpatizantes comenzó hace tres años a recoger firmas para promover un referéndum que permitiera la segunda reelección del presidente.
La Constitución de 1991 impedía la reelección de los mandatarios colombianos. Y ya en 2006, cuando Uribe terminaba su primer mandato, se modificó la Carta Magna para permitir que Uribe siguiera en el poder. Ahora se planteaba el mismo escenario: final del segundo mandato, y otra vez, la posibilidad de un referéndum para conseguir otra reelección y prolongar su estancia en la Casa de Nariño, el palacio presidencial. Pero esta vez todo ha quedado en eso, en una posibilidad. Porque la Corte Constitucional ha puesto freno, con una sentencia histórica, a las intenciones del presidente. Los magistrados de la Corte han rechazado, por mayoría de 7 votos contra 2, el referéndum que pretendía cambiar la Constitución para permitir la segunda reelección de Uribe. Dicen que ha habido varias violaciones en el proceso y vicios de forma. Y la primera consecuencia de todo esto es que al político de Antioquia, al hombre fuerte de Colombia durante los últimos 8 años, se le acaba el mandato el próximo 7 de agosto. Uribe no podrá presentarse a las elecciones presidenciales del próximo 30 de mayo, y eso ha dado un vuelco de 360 grados al panorama político del país.
¿Y a partir de ahora qué? Pues de momento Uribe deberá deshojar la margarita y lanzar un guiño a alguno de los precandidatos que tiene la derecha, la mayoría de los cuales ha guardado un prudente silencio y ni siquiera se ha puesto en campaña, porque no sabían qué iba a pasar con el referéndum y porque asumían que enfrentarse a Uribe era un suicidio político en toda regla. Y con Uribe descartado, quien más posibilidades tiene de ser el candidato designado es Juan Manuel Santos. Santos fue ministro de Defensa con Uribe, y durante su mandato las FARC recibieron los mayores golpes de su historia. Es, supuestamente, el hombre que mejor defendería la política de Seguridad Democrática que con tanto ahínco ha promovido el presidente Uribe.
¿Y Uribe? ¿Qué hará Uribe en estos cinco meses que le quedan en el poder? Si quiere mantener su buena imagen (su popularidad ronda hoy el 60%) deberá aplicarse en varios frentes. Puertas afuera, Uribe querrá despedirse consiguiendo el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Pero las violaciones a los derechos humanos, las muertes y amenazas a los sindicalistas colombianos, siguen siendo las principales pegas que ponen los congresistas estadounidenses para aprobar el TLC. Los vecinos son la otra piedra en el camino. La relación con Venezuela y con Ecuador no es buena. Chávez y Uribe se odian y hace unos días casi llegan a las manos durante la Cumbre del Grupo de Río. Y Quito no quiere restablecer relaciones con Bogotá hasta que Uribe aclare por qué atacó el territorio ecuatoriano para matar a Raúl Reyes, el número dos de las FARC. El presidente colombiano deberá acercar posturas con ellos si no quiere dejar una herencia envenenada a su sucesor.
En casa también hay problemas. La reforma del sistema de salud es una chapuza, el paro ha vuelto a crecer, la liberación de rehenes sigue atascada y la violencia en las grandes ciudades, sobre todo en Medellín, se ha disparado. Y por si fuera poco el escándalo de la parapolítica, los vínculos entre políticos y paramilitares, sigue acechando a su coalición en el Parlamento. También los grupos de derechos humanos le exigen responsabilidades por los falsos positivos, esa práctica indecente mediante la cual el Ejército mataba a jóvenes muy pobres y los presentaba como guerrilleros muertos en combate para cobrar recompensas. Uribe tiene trabajo en estos meses si no quiere saldos rojos a la hora de su partida.
¿Y el hombre, qué pasará con Álvaro Uribe Vélez cuando el 7 de agosto se baje del pedestal de la presidencia y pase a ser un ciudadano común? Hay también muchas incógnitas: ¿Se convertirá Uribe en un poder en la sombra si finalmente el nuevo presidente, su sucesor, es el candidato que él designe? ¿Cómo asumirá su condición de ex presidente un hombre que gobernó 8 años y pretendía hacerlo 4 años más? ¿Y si la oposición gana las presidenciales de finales de mayo, volverá a la carga Uribe en 2014? No descarten nada porque Uribe es, ante todo, un animal político, y por eso no es fácil imaginarlo fuera del panorama político nacional.