20 años sin Carlos Pizarro
La ráfaga del arma automática duró sólo dos segundos, pero en ese breve período de tiempo impactaron quince balas en el cuerpo de Carlos Pizarro. El sicario de turno había cumplido el encargo de matar al ex comandante general del movimiento guerrillero M-19. Lo hizo el 26 de abril de 1990, tal día como hoy, hace ya 20 años. Y lo hizo en el interior de un avión de Avianca que cubría la ruta Bogotá – Barranquilla, cuando Pizarro estaba de campaña como candidato para las elecciones presidenciales de 1990. Cuarenta y nueve días antes, Carlos Pizarro había firmado un acuerdo para la desmovilización con el Gobierno de Virgilio Barco. El líder del M-19 y unos novecientos guerrilleros habían dicho adiós a las armas colocando sobre la mesa los últimos fusiles sin munición.
Aquellas elecciones presidenciales se recuerdan hoy como las más sangrientas de la historia de Colombia. Además de Pizarro, durante la campaña electoral también fueron asesinados otros dos candidatos a presidente: Luis Carlos Galán, el líder del liberalismo, y Bernardo Jaramillo, el líder de la Unión Patriótica. Dos décadas después, ninguno de esos crímenes se ha esclarecido ni hay culpables que paguen por ello, en otra muestra más de que la impunidad sigue reinando en este país. Paradójicamente, la buena noticia, en el caso de Pizarro, es que la Fiscalía General de la Nación acaba de declarar ese crimen como un delito de lesa humanidad. Y eso significa que tal vez algún día alguien acabe entre rejas por su responsabilidad en el magnicidio, porque al menos ahora la investigación no podrá prescribir por vencimiento de términos.
Carlos Pizarro luchó durante 15 años contra el Estado. Durante ese tiempo, la historia del M-19 estuvo marcada por golpes que conmocionaron a la opinión pública. La guerrilla se dio a conocer en 1974 con el robo de la espada de Simón Bolívar. Muy sonado fue también el robo de cinco mil armas de un cantón del Ejército a finales de 1979. Pero sin duda los grandes golpes del Movimiento 19 de abril fueron la toma de la embajada de la República Dominicana, en 1980, y sobre todo, el asalto al Palacio de Justicia, en 1985.
Y sin embargo llegó el día en que Pizarro y los suyos se dieron cuenta de que era imposible transformar el Estado por las armas. Y fue entonces cuando decidieron colgar el fusil y hacerlo por la vía política. Negociaron con el Gobierno de Barco, se desmovilizaron, se transformaron en partido político y salieron a la calle a ganarse el voto con propuestas. Hasta que mataron a Pizarro. 20 años después, el país se pregunta cuál fue la principal aportación del M-19 cuando dejó las armas y le apostó a la política. Y muchos coinciden en que fue su contribución a la Asamblea Constituyente que aprobó la Carta Magna de 1991.
Hoy, algunos ex guerrilleros del M-19 siguen metidos en política y en cargos muy importantes. Por ejemplo, Gustavo Petro, el candidato del Polo Democrático en las elecciones presidenciales de finales de mayo, y Antonio Navarro, gobernador del departamento de Nariño, al sur del país. A los dos les han preguntado estos días qué conclusiones pueden sacarse de aquella desmovilización. Ambos recuerdan, por encima de todo, que tras la muerte de Pizarro ningún ex guerrillero volvió a coger las armas. Y ambos sostienen, muy convencidos, que eso demuestra que la reconciliación es posible, y que ése es un mensaje directo para un país que debe recorrer todavía el camino definitivo hacia la paz.
Pizarro no vivió para contarlo, porque al hombre que esquivó a la muerte durante casi 20 años en la guerra, lo mataron a los pocos días de firmar la paz.
P.D. El sicario que mató a Pizarro tampoco tuvo mucho tiempo para contarlo. Era un joven de 22 años que durante semanas recibió entrenamiento en la lujosa mansión del jefe paramilitar Carlos Castaño, el hombre que ordenó la muerte de Pizarro, según él mismo reconoció en un libro. Sin saberlo, el sicario era un “suizo”, una palabra clave para “suicida”. Y los llamaban así, no porque los sicarios estuvieran resignados a jugársela y tal vez morir durante su misión, sino porque parte del plan era matarlos a ellos minutos después de que cumplieran con el encargo. Y así lo hicieron. El sicario, como Pizarro, recibió varios impactos de bala poco después para acallarlo, no fuera que luego se le fuera la lengua y dijera algo demasiado inconveniente para quienes untaron su bolsillo con un buen número de billetes.
Paz dijo
Ojalá haya algún día alguien tras las rejas por el asesinato de Pizarro, Galán, Jaramillo, y otros tantos que murieron en el "horror" de querer un mejor país. Ojalá.
Saludos,
Paz
26 abr 2010
jorge dijo
De Pizarro se ha escrito mucho, pero a mi me gustaría esperar a ver el trabajo retrospectivo que está realizando su hija sobre el guerrillero, el político, el padre y la persona
26 abr 2010
Marcos dijo
Para hablar del legado de Pizarro hay que valorar los crímenes que cometió como guerrillero, y la voluntad de dejar las armas. Sólo que su vida como civil, como dices, sólo duró 49 días porque finiquitaron su vida con prontitud
26 abr 2010
Marcos dijo
Yo también espero el trabajo de su hija. Aunque muchos teman que no sea objetivo por razones obvias, ella posee mucha información de la que muchos carecemos. Un saludo
26 abr 2010
Èlder dijo
20 años después de su asesinato ¿Cómo debemos juzgar a Pizarro, como el líder de una organización terrorista que intentó derribar al estado, o como el líder político que entregó las armas y dio al paso a la política porque se convenció de q era imposible ganar esa guerra únicamente con el fusil?
26 abr 2010
Marga dijo
La vida de Pizarro dara para una buena novela, con sus pros y sus contras, sus atentados la lucha contra el estado, su desmovilización, su paso a al política y su muerte, todo muy rápido, como suceden las cosas en este país
26 abr 2010
gloria dijo
la historia jugará a Pizarro, como un criminal guerrillero, o como un hombre valiente que decidió entregar las armas y tomar el poder por las urnas. Y que nadie olvide que cuando lo mataron era el candidato favorito para ganar las elecciones. Por eso mismo decidieron quebrarlo.
27 abr 2010