Del amor y otros demonios
Aquel verano de 2003 el sol caía a plomo sobre San Antonio de los Baños, en Cuba. Pero ni el calor ni la humedad distrajeron un ápice a quienes cursaban estudios en la Escuela de Cine que Gabriel García Márquez promociona en aquel rincón de la isla. Por aquel entonces, una de las alumnas era la costarricense Hilda Hidalgo, y de aquellas charlas veraniegas con el Nobel de Literatura nació su idea de llevar al cine Del Amor y otros demonios, la novela que el escritor colombiano publicó en 1994. Hilda le dijo a Gabo que ésa era su obra más cinematográfica, porque las imágenes predominaban sobre el texto y la trama. Y al final de aquella conversación, el novelista animó a la futura realizadora a que diera el salto, a que trasladara a la gran pantalla la historia de aquel amor imposible entre una niña y un clérigo que Gabo situó en la Cartagena de Indias del siglo XVIII.
Han pasado ya casi siete años de aquel encuentro en Cuba, e Hilda Hidalgo acaba de estrenar la versión cinematográfica de Del amor y otros demonios. Y más allá del resultado (a mi me parece lenta, lenta, lenta… pero con una excelente fotografía), la llegada a las salas de otra obra de Gabo ha reabierto un viejo debate en Colombia: lo complejo que es adaptar al cine una novela de García Márquez. A Hilda hay que agradecerle la valentía, el empeño, y el valor de no mirar hacia atrás y ver los viejos fantasmas de sonados fracasos en anteriores adaptaciones de las obras de Gabo. Porque, y en eso sí hay unanimidad en la crítica, ni Mike Newell en El amor en los tiempos del cólera, ni Arturo Ripstein en El coronel no tiene quien le escriba, ni Francesco Rosi en Crónica de una muerte anunciada, estuvieron a la altura de las versiones homónimas de los libros de Gabo.
Ya sé que cine y literatura son dos artes distintas. Y sé también que cada director quiere imprimir su toque personal cuando lleva los textos del Nobel, o de cualquier otro escritor, a la gran pantalla. Hilda Hidalgo se atrevió y lo hizo apostando por la fuerza de las imágenes frente al poder de los textos, sin dejarse asustar por el legado reverencial que imponen los libros de Gabo. Pero cuando ví la película y releí luego el libro, confirmé la sensación de que en esos 97 minutos faltan diálogos fundamentales, y comprendí que la cinta pierde fuerza y tensión recreándose demasiado en imágenes que no vienen a cuento, como los larguísimos primeros planos de algunos reptiles que apenas son un detalle sin mayor relevancia en la novela.
Respeto el trabajo de Hilda Hidalgo, su esfuerzo por traducir en imágenes las letras de Gabo. Pero me quedo sin duda con el guión original, ése que nos traslada a los encuentros prohibidos, furtivos y nocturnos entre Sierva María y Cayetano Delaura en aquel convento cartagenero de Santa Clara; el mismo convento que ejerció también de cárcel y que hoy se levanta con otra cara, reconvertido en un hotel de lujo aunque siga allí, en el mismo lugar donde Gabo imaginó aquella historia, frente a las viejas murallas de la histórica Cartagena. Me quedo con las líneas que describen las primeras citas entre la niña de 13 años a la que un perro contagió la rabia, y el clérigo de 36 encargado de exorcizarla, de sacarle aquel demonio que -según la Inquisición- se había adentrado en el cuerpo inocente y juvenil de Sierva María.
De aquellos encuentros, de la intensidad de aquel amor emergente, hay párrafos más descriptivos que cualquier toma cinematográfica. A mi me gusta especialmente éste: “Cuando la cabellera quedó limpia y peinada, él sintió una vez más el sudor glacial de la tentación. Se acostó junto a Sierva María con la respiración desacordada y se encontró con sus ojos diáfanos a un palmo de los suyos. Ambos se aturdieron”. ¿Se pueden transmitir más sensaciones en 44 palabras?
Paz dijo
personalmente, no me gustan las peliculas que están basadas en libros de Gabo. Sencillamente, me parece una pérdida de tiempo. He visto el tráiler y no me gustó. Esperaré a que la estrenen en DVD para rentarla, pero estoy un 80% que tendré un sinsabor muy fuerte.
Saludos.
12 abr 2010
Élder dijo
Ninguna película va a reflejar la riqueza lingüistica de los libros de Gabo. Llevar sus obras al cine es casi imposible y, de hecho, como se ha demostrado, las adaptaciones hasta ahora han resultado un fracaso sonado.
12 abr 2010
Élder dijo
Por cierto, de las otras obras de Gabo, si tuviera que elegir, me quedaría con la adaptación de Ripstein de El coronel no tienen quien le escriba.
12 abr 2010
Anónimo dijo
Nada como leer a gabo
13 abr 2010
FenixIntiAmur EL GLAYU Y LA RAPAZ dijo
Un dia, de esos dias chidos como pocos, tuve la ocasion de estrechar la mano de Don Gabriel G.M., fuen en Guadalajara Jalisco, en dosmilytantos, ....ahora que pase por tu blog Luis , recorde ese recuerdo), .... un amigo me dijo que ´´el estaba ahi, bien cerquita del parke donde jugabamos haki, y bueno, rapido fui a verlo, le dije ke nunca (y hasta la fecha) nunka jamas habia leido nada de ´´el , pero y sin embargo, con gusto le saludaba.....alla, recorde un mail-bulo que antes habia leido sobre dizke un BAH, le pregunte por su salud sin saber, cortado io, como abordar el tema, en fin...jejej ke fue retesimpatico nuestro casual encuentro, POR CIERTO tambien es esa ocasion fui El Ultimo De La Fila :).....si estas por ahi, sabe GLAYU que aum tengo cosas ke contarte ;) ATTE UN AMIG@ !!!
http://www.youtube.com/watch?v=Sgq7t8CcnyQhttp://www.youtube.com/watch?v=sL3F6tw5u98
13 abr 2010
Anónimo dijo
Leí El amor en los tiempos del cólera y lo disfruté como un enano. Ví la película y me quedé vacío. Aunque Ripstein dispusiera de un presupuesto de 44 millones de dólares, no siempre la plata supone una buena adaptación.
14 abr 2010
Diego dijo
La realidad mágica de los libros de García Màrquez tiene poco que ver con el resultado de las adaptaciones cinematográficas de sus obras. Ninguno de los libros de Gabo que han llevado al cine me ha convencido,esa es la realidad.
14 abr 2010
ana dijo
Veré la película. Amo el cine, pero sólo llega a dos de mis sentidos: oído y vista. Cuando leo, puedo oír, ver, oler, saborear, sentir... En 44 palabras o incluso en menos: "Se agotaban a besos, declamaban llorando a lágrima viva versos de enamorados, se cantaban al oído, se revolcaban en cenagales de deseo hasta el límite de sus fuerzas; exhaustos pero vírgenes."
15 abr 2010