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Lluvia

La lluvia cayó ininterrumpidamente, como una maldición bíblica, sobre Macondo. La culpa la tuvo el mal tiempo y la imaginación de Gabriel García Márquez, que anegó aquel pueblo remoto donde vivió, creció y murió la saga de los Buendía. Llovió sin pausa durante cuatro años. Llovió hasta que la casa de la familia casi se viene abajo, en la mente de Gabo y en la de todos aquellos que leímos embelesados Cien años de soledad.

No sabemos si en Macondo sigue lloviendo, pero en el resto de Colombia… sí. Y lo hace con profusión, en la costa y en el interior, como si otra maldición bíblica quisiera castigar sin miramientos a los compatriotas de Aureliano Buendía. Llueve mañana, tarde y noche. Llueve en Bogotá, a 2.600 metros de altura, y llueve en Cartagena, a nivel del mar. Y esta vez no ha sido la imaginación de Gabo sino “La Niña”, ese fenómeno meteorológico que mantiene empapado a medio país, prácticamente desde el mes de julio.

Colombia sufre el invierno más duro de los últimos 40 años. Sólo en un día de este mes de noviembre llovió tanto como en todo el mes de noviembre del año anterior. El presidente ha decretado el estado de catástrofe para afrontar la emergencia. Hay más de 160 muertos, más de 20 desaparecidos. Y las casas destruidas, como la de los Buendía, son ya más de 1.800. El invierno ha sembrado el cielo de nubes negras y el agua, en forma de chaparrones o de ríos desbordados, ha afectado, de una u otra manera, a más de millón y medio de colombianos.



El agua se lleva por delante casas, coches, y todo lo que encuentra a su paso. Y sin embargo este durísimo invierno de lluvia y de frío, inusual en esta región, ha traído también algo de calor. Los presidentes de Colombia y Venezuela han “llorado” de pena por el invierno que azota al vecino, y han “llorado” de satisfacción por la ayuda que llega por la frontera de al lado. Parece raro. Venezuela y Colombia con el agua hasta el cuello, y ambos mandatarios dando muestras de la solidaridad que les faltó en los últimos años, cuando Chávez llamaba a Santos ministro de la guerra y Santos dejaba caer que Chávez estaba incendiando Venezuela.



Parece raro, pero el invierno ha tendido puentes entre Caracas y Bogotá. Los días de lluvia han hecho florecer el amor entre viejos enemigos. El mismo amor, la misma lluvia, como en aquella maravillosa película de Campanella donde Ricardo Darín y Soledad Villamil comenzaron un romance, se alejaron, se acercaron… y se reencontraron. Como Chávez y Santos, sólo que éstos... con menos glamour.

13 Comentarios

querido luis, qué bueno saber de tí después de una larga ausencia en el post. Podrías colgar la pieza sobre el temporal que enviaste al telediario? Excelente post. te echábamos en falta. sigue escribiendo

por cierto, me gustó lo que enviaste sobre el cerco judicial a uribe. Creo que eso merece otro post. Saludos

creo que en Europa no conocen la realidad del invierno que está sufriendo colombia, mucho peor, sin duda, que el que vivieron los Buendía aunque aquél durara 4 años. Necesitamos ayuda, y que se difunda la gravedad de lo que está pasando acá. Siga así. Saludos.

A mi el aguacero me pillo el miércoles en Cartagena de Indias. Daba pena ver la ciudad histórica, la Heróica que repelió amurallada los ataques de los españoles, perdiendo la batalla contra el temporal. Buen post. Sigo sus crónicas con atención por la televisora española.

Me ha parecido muy itneresante el punto de vista que nos habeis puesto aqui la verdad, creo que le gustara a muchisima gente, por no decir que le gustara a todo el mundo.

En mi ciudad ha llovida por más de 12 horas y nunca habia visto tal cosa. Tampoco habia visto la cantidad de emergencias que ha habido por la lluvia: estoy sorprendida de ver pueblos y ciudades inundadas, tal vez porque siempre tiendo a ignorar estas noticias y esta vez las he observado con cuidado.
Esperemos que La Niña de tregua, porque no sé que va a ser de nosotros "con tanta agua", como ha dicho mi madre hoy.

Saludos.

ahora mismo leo el blog desde el aeropuerto de bogotá, que está cerrado, con todos los vuelos cancelados. Si no fuera por los aviones que veo afuera aparcados y por las maletas y trajes que pululan por la sala de espera, diría que estoy en Macondo año II del diluvio.

Hace 18 años, en 1992, por culpa del niño hubo una sequía que nos dejo con la luz racionada durante casi un año. Por eso me perdi los mejores momentos del BCN92. Ahora siento miedo por estas lluvias. En este momento son las 2 de la tarde y llueve en Bogota desde las 9am. He sentido tres tormentas vecinas como si de un dialogo se tratase: una al oriente habla, otra en el sur contesta y en el occidente retiemblan los vidrio. Los colombianos parece que somos malosos por naturaleza, pero la naturaleza no deberia ser mala con nosotros. Clamar a los cielos para que deje de llover y que las cosas traten del volver al cauce.... ZP mostró liderazgo hoy al hacer uso de la constitucion para aplacar a los controladores el huelga... Al menos en España ya va a escampar de la tormenta de ese fin de semana,, aqui parece que nos demoramos

Gracias Luis, Un placer leerte, como siempre.

querido Luis, con tu post has conseguido que en esta tarde de lluvia bogotana coja de nuevo Cien años de soledad y me tire al sofá a releerlo. Un saludo.

larga ausencia luis, pero un gusto volver a leerle

Me alegro de volver a verte y leerte. Se te echaba de menos.
Saludos desde Madrid

Luis Perez me parece que deberia dedicarse a cosas mas productivas en vez de estar haciendo documentales de la violencia en medellin como tantos se han hecho ¿ porque no muestra los problemas de españa? si se va a hechar el viejesito hasta medellin por lo menos muestre el lado positivo nada es tan polarizado como lo que muestra, de esos jovenes hay muchos que se esfuerzan estudian y se convierten en profesionales muy importantes,la violencia es un problema que todos sabemos que existe pero que necesidad tiene de seguirle dando mala fama a medellin como si en españa no estuvieran jodidos tambien

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Luis Pérez


Hace ya casi dos siglos que el gran sueño de Simón Bolívar se fraguó por estas tierras. La Gran Colombia, una nación compuesta por varias repúblicas recién independizadas de España, echó a andar en 1819. Moriría doce años después, en 1831, víctima de revueltas internas y del desencanto con un Libertador que terminó pervirtiendo ese proyecto de unión suramericana con un Gobierno muy parecido a una dictadura. La Gran Colombia agrupaba varios países.
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