¿Quién manda en los pueblos?
Calles de Castilla la Nueva (Meta)
La plaza del pueblo no rezumaba demasiado ambiente electoral. De hecho, parecía un día cualquiera, como si todo estuviese cantado antes de acudir a las urnas. Los campesinos tomaban café en las esquinas, con su poncho y su sobrero “vueltiao”. Los jóvenes jugaban al billar en tienda de la calle central, donde un equipo de música acercaba los ritmos del último vallenato por las calles cercanas. Los niños aparcaron momentáneamente sus juegos y se acercaron a Diego, el reportero de la corresponsalía, para que les explicara qué era ese aparato cuyo objetivo apuntaba a los rincones del pueblo. El pueblo se llama Castilla la Nueva, a unos 300 kilómetros al sur de Bogotá, en el departamento del Meta, y es uno de los 1102 municipios colombianos que este domingo eligen alcalde.
Castilla la Nueva también es uno de esos municipios donde, según la Misión de Observación Electoral, hay un riesgo extremo fraude en estas elecciones. Y en toda Colombia -añade esa ONG- hay riesgo de fraude en uno de cada tres municipios. Hace ya más de 20 años que este país celebra elecciones municipales, es decir, que los habitantes de los pueblos eligen quién gobierna en cada municipio. Anteriormente, a los alcaldes y a los gobernadores los elegía directamente el Presidente de la República, pero todo eso cambió cuando a Colombia llegó la descentralización y la nueva Constitución del 91.
¿Por qué son tan importantes estas elecciones? Básicamente, y resumiendo mucho, porque en un país en guerra el control del territorio es algo fundamental. Lo sabe el Gobierno y lo saben los alcaldes y políticos honestos, que haberlos.. haylos. Pero también lo saben los grupos ilegales, los actores del conflicto, llámense guerrillas, paramilitares, o bandas criminales, todos ellos metidos hasta el cogote en ese rentable negocio del narcotráfico. Controlar los ayuntamientos, sus finanzas, sus regulaciones, es una parte importante del negocio. Poner a un alcalde títere que no te cree problemas y con el que puedas controlar las arcas municipales y los corredores del narcotráfico… allana mucho el camino. Y en muchos municipios colombianos las arcas están realmente llenas, aunque buena parte de la población viva en techos de cartón y transite por trochas de tierra. Colombia vive un auténtico boom energético, fundamentalmente petrolero y minero. Y cada empresa que extrae petróleo, carbón o cualquier recurso mineral del suelo de un municipio, debe ceder cuantiosas regalías a los ayuntamientos. La caja de muchos municipios está llena, y administrar esa caja es el sueño de políticos honestos… y también de grupos ilegales.
Por eso hemos visto un período preelectoral tan complejo. Según la M.O.E., desde febrero han asesinado a 41 candidatos, han amenazado a otros 88, y a un día de las elecciones, se mantiene un enorme riesgo de violencia, fraude y corrupción. ¿Cómo se ganan las alcaldías? Con el voto honesto y libre, por supuesto, y eso también se dará en varios municipios. Pero en las zonas de riesgo se ganan las alcaldías con diversas prácticas como la compra de votos, la trashumancia electoral (votantes de municipios cercanos que se inscriben en otro pueblo para modificar la votación) o directamente, las amenazas contra la vida. El Gobierno ha reconocido que en esta campaña iban a votar 400.000 muertos, personas que ya habían fallecido y que seguían inscritos en los registros de la procuraduría. Y el Procurador General reconoce que la corrupción está desbordada en estas elecciones, que los dineros que están detrás de muchas campañas provienen de actividades ilícitas.
Volvamos a Castilla la Nueva. El pueblo tiene un alcalde que ha gobernado durante tres legislaturas. Su mujer también fue alcaldesa. Y ahora su sobrino se presenta a las elecciones. El pueblo recibe enormes recursos del petróleo. Alguien bendijo el subsuelo de ese pequeño trozo de tierra del Meta, donde Ecopetrol, la empresa estatal petrolera, sigue sacando crudo a mansalva. Se calcula que cada año, las regalías petroleras dejan 20 millones de euros en las arcas municipales. El 85% por ciento del presupuesto municipal obedece a las rentas petroleras. En esa zona de los Llanos Orientales, tierra ganadera por excelencia, han operado históricamente las Autodefensas Unidas de Colombia, los grupos paramilitares que ya no exhiben sus uniformes por las calles, pero que siguen controlando absolutamente todo de manera soterrada, con uniformes de civil. Los vecinos del pueblo han denunciado en esta campaña la compra de votos. Han ofrecido hasta un millón de pesos (casi 380 euros) por votar por determinado candidato, que curiosamente es la pieza del actual mandatario. Otro vecino denunció al Consejo electoral el trasteo de votos. El municipio tiene 8 mil habitantes, y en un momento determinado el censo electoral, los ciudadanos con derecho a voto, superaron los 10 mil.
Hace cuatro años, el día de las elecciones, muchos habitantes de Castilla la Nueva se quedaron sin votar porque no consiguieron renovar sus cédulas. Y esos habitantes vieron como el domingo electoral llegaron varios autobuses con gente de la región, con ciudadanos que vivían fuera del pueblo, para votar. La indignación popular derivó en revuelta, en 4 muertos y en el asalto a los colegios electorales. La furia de quienes rechazaron el fraude sirvió para que se repitieran los comicios un mes después. Pero sólo para eso. Porque todo estaba atado y bien atado y ganó quien tenía que ganar, el actual alcalde.