Europa está tan ocupada con la crisis económica que se está olvidando de sus propios valores. La libertad de expresión, la libertad de prensa, la separación de poderes. En el país que está en estos momentos ocupando la presidencia rotatoria de la Unión Europea estos valores están siendo aniquilados o devaluados desde que Viktor Orban,líder del partido de centro-derecha Fidesz, se hizo con el poder la pasada primavera. Ayer Orban presentaba en la sede de Estrasburgo del Parlamento Europeo las prioridades de su presidencia, y, como él ya preveía, tuvo que escuchar críticas a su normativa en materia de prensa,y a sus tendencias totalitarias, a las que ya me referí en otros dos posts anteriores,los días 18 de octubre y 16 de diciembre...
EL ya tomaba por descontadas las críticas procedentes de los líderes de los socialdemócratas, Martin Schulz, y de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit: Schulz: "En la democracia son los medios de comunicación quienes controlan el poder. Con la ley que usted ha puesto en marcha la situación es justamente la contraria" . Cohn-Bendit:" Va usted camino de convertirse en un Chávez europeo, en un populista nacionalista que no entiende la esencia de la democracia".
Pero lo que constituye una vergüenza- a pesar de que sea una realidad implacable en la Eurocámara- es que los diputados conservadores apoyaran sin dudar a su colega Orban, olvidando, entre otras cosas, que gobierna en armonía con un partido antisemita, racista y nacionalpopulista llamado Jobbick que apoya, por ejemplo, la idea de la Gran Hungría que no reconoce las fronteras que se establecieron en el Tratado de Trianon, tras el fin de la IIGM y que, en consecuencia, reivindica la Hungría de antes, dos tercios mayor que la actual. Un mapa de la época del Imperio Austro-húngaro que se empieza a ver de nuevo en la televisión y en otros medios de comunicación dominados por el Gobierno de Budapest
A los conservadores y a sus jefes de fila, como Jaime Mayor Oreja, parece no preocuparles que la propia Comisión Europea haya dicho claramente que la ley de prensa húngara no es acorde con los estándares europeos y que hay que introducir cambios importantes. No parece inquietarles que el presidente de turno de la Unión sea alguien que considera cualquier crítica contra sus decisiones "un insulto al pueblo húngaro", que divide a sus conciudadanos entre 'amigos y enemigos' y que utiliza con frecuencia el concepto de lo étnico-racial- nacional (népi-nemzeti en húngaro) como una especie de certificado para definir a un buen magiar.Viktor Orban, además, pretende, al parecer, reescribir la Historia cuando se atribuye el mérito por la revolución del 56, la apertura del Muro y la caída del comunismo. Afortunadamente, ayer en el Parlamento le recordaron que fueron otros opositores los que en el 56 pidieron el fin del estalinismo y que fueron los propios socialistas y, especialmente el entonces ministro de Exteriores, Gyula Horn -desde hace tres años internado en un hospital de Budapest perdida por completo la memoria-, quienes abrieron el telón de Acero por cuenta y riesgo propio y quienes practicaron su propio harakiri..
En estos tiempos tan atribulados no ha recibido el eco que merecería el llamamiento que varios cientos de intelectuales y escritores húngaros han lanzado a Europa advirtiéndole del peligro que supone Viktor Orban y su ley mordaza para la democracia:" La ley de medios de comunicación ataca gravemente el derecho básico a la libertad de opinión que reconocen los tratados internacionales. Utilizando el dinero de los contribuyentes crea posibilidades institucionales para vigilar y acosar a la prensa constantemente, para perseguir a los periódicos que son críticos con los partidos del gobierno. Reinstaura la censura, desprecia el principio de la separación de poderes, y opone resistencia con todos los medios posibles a los principios básicos de la democracia y al espíritu de la Libertad".
Estamos hablando de una dictadura naciente, como la ha calificado el escritor György Konrád, ante la que Europa no mueve una pestaña..Y estamos hablando de unas instituciones comunitarias que no quieren prestar atención a las voces que desde Hungría están gritando que está pasando algo muy grave . Una de esas voces es la de Károly Vörös, el director del periódico "Népszabadság", el equivalente a "El País" en Hungría.Le visité la última vez que estuve en Budapest. Me llamó la atención lo muchísimo que había envejecido en los últimos dos años..No eran sólo los problemas económicos del diario, que pertenece a un consorcio suizo, sino la implementación de esta ley de prensa que hace sentirse a los periodistas constantemente vigilados, sin saber cómo hacer para no saltarse las nuevas normativas, que les obliga a dar los nombres de sus fuentes ,que les puede castigar con sumas económicas importantes.."Ya no es una cuestión de libertad de prensa sólo,decía Vörös,es una cuestión de desmontaje de un Estado de Derecho".
Y así estamos en Europa...entre nuevos Caudillos húngaros,viejos verdes erotómanos compulsivos italianos, y líderes en general desacreditados ante sus respectivas opiniones públicas..Y sin salvación a la vista...Una gran oportunidad para los extremismos, los nacionalismos y los anti-sistema.