Ahogarse al borde de la orilla
domingo 15.dic.2013 por Miguel-Ángel-Berlin 3 Comentarios
Hacía tiempo que no leía un libro en español que me interesara tanto como “Ahogarse al borde de la orilla”, de Angel Goya Castroverde, editorial Catarata, que hace pocas semanas ha llegado a las librerías.
¿Cómo y porqué se produce el auge y la caída de las civilizaciones? ¿Hay leyes generales aplicables a todos los procesos históricos que han vivido el nacimiento, la expansión y finalmente la desaparición de las civilizaciones a lo largo de la historia?
La segunda Ley de la Termodinámica establece que la cantidad de entropía del universo (de un sistema) tiende a incrementarse en el tiempo, entendiendo por “entropía” (evolución, transformación), la fuerza que tiende a distribuir la energía que genera un sistema de forma uniforme. El concepto nos lleva directamente a la noción de “irreversibilidad”.
Naturalmente, Angel de Goya advierte que una ley física no se puede trasplantar directamente a los procesos sicológicos, culturales, sociológicos y económicos que mueven las civilizaciones, pero sí sirve como “metáfora científica”.
Es sorprendente el paralelismo que se puede ver tanto en los momentos de auge de una civilización, en su cénit y en el proceso de decadencia.
Se puede ver en la civilización romana, en la china, en la islámica, en la gestación y suicidio de todos los imperios que en el mundo han sido, pasando por el imperio español. Y no costaría mucho encajarlo en los procesos que estamos viviendo de decadencia de la civilización europeo-occidental.
El principio de la entropía actuaría así en el campo social como una especie de bomba de relojería, de fuerza imparable en la que está germinando la propia destrucción del sistema desde el mismo momento en que la entropía empieza a distribuir la energía para crear un sistema complejo.
Las civilizaciones llegan a su máximo cuando se alcanza la complejidad del sistema. Para mantener esa complejidad se necesita una cantidad creciente de energía. Cuando esa energía ya no se distribuye regularmente, se malgasta, se desperdicia, perdiendo así el sistema la cohesión que le permite mantener la complejidad. La salida que suele encontrar la humanidad vuelve a ser una y otra vez la simplificación social, la “primitivización” social. Por eso, una y otra vez, dice Angel Goya, “ los caballos vuelven a pastar una y otra vez en los estanques de nenúfares de los palacios”.
Y hay, además, para hacer todo más lógico, un último factor físico que tiene una importancia capital: los cambios climáticos que ha sufrido el planeta tierra. Sabido es que, entre glaciaciones, hay ciclos de calentamiento-enfriamiento -que pueden cifrarse en apenas dos o 3 grados- que, sin embargo, provocan grandes consecuencias económicas y sociales. Los cambios climáticos serían la espoleta que hace saltar definitivamente por los aires la burbuja creada por la entropía.
Sólo un factor puede servir de válvula de escape para que no se llene esa olla a presión que un día haga saltar la civilización por los aires y obligar a empezar otra vez desde abajo, sometidos, esta vez, al dominio de otra civilización en auge: el proceso tecnológico.
La civilización occidental está viviendo un momento donde la segunda ley de la termodinámica se está cumpliendo con precisión matemática, la entropía ha llegado a su máximo de eficacia distributiva de energía, el estado empieza a necesitar más energía de la que produce para mantener el sistema y empieza a dar muestras de que abandona la complejidad, se empieza a “primitivizar”…y todo eso, en medio de un cambio climático demostrado.
Nos queda el salto tecnológico. En Alemania lo tienen claro: el cambio energético, la independencia energética, basada en fuentes limpias y renovables, será lo único que puede salvar una civilización que ya no puede redistribuir de forma eficiente su energía y amenaza con saltar por los aires.
También de Goya parafrasea a Tolstoi y su comienzo de Ana Karenina “Las civilizaciones felices en su cénit son siempre iguales; las civilizaciones infelices, en su decadencia, cada una es infeliz a su manera…”
Matasanos Valladolid dijo
Muy interesante.
Aparte de la necesidad del salto tecnologico se necesita otro factor poco optimista para el ser humano. Somos demasiados, demasiados para trabajar, demasiados para comer, demasiados para enfermar, demasiados para cobrar un sueldo::.....................y para colmo de males ! La mujer se incorporo con todo el derecho al mercado laboral ! SOLUCION : Ser menos , lo cual es poco deseable por razones obvias o seguir siendo los mismos pero trabajando todos menos tiempo y con reduccion correspondiente de salarios y peor calidad de vida. Es lo que hay..
angel dijo
Muy buen libro me lo he leido y me ha encantado recomiendo a todo el mundo q se lo compre
MZ dijo
El libro seguro que está muy bien, pero digo yo (no creo que me esté liando, con la cosa de que es viernes, el cansancio de la semana se nota ... y haya entendido mal), ¿más salto tecnológico para qué? si ya nos tiene bastante sometidos y, encima, no vamos a mejor, en general, sino que cada día parece que estamos un poco más tontos/aborregados.