North by Northwest
No podía dejaros con el mal sabor de boca de Toronto. No es manera de cerrar el blog. Pero antes tenía que deshacerme de la amargura yo mismo. Y para eso, nada mejor que ir a buscar la materia de la que están hechos los sueños de niño.
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Sueños alimentados por las películas del Oeste. Y otros géneros, como la magnífica North by Northwest de Alfred Hitchcock, traducida al español como Con la Muerte en los Talones, cuyo desenlace está rodado en las Black Hills de Dakota del Sur. El título marca la senda a seguir. Nornoroeste. Allí están las praderas y montañas que sembraron las novelas de James Curwood, Zane Grey, Jack London y el Gran Norte. Y la puerta de entrada son las Rocosas. Desde los cuatromiles de Grand Teton, en Wyoming, al Parque Nacional de los Glaciares, en Montana.
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Naturaleza en estado puro, desmesurado, inmenso. Las fotos no pueden recoger la escala. Como tampoco la sensación de ver al primo canadiense del oso yogui a un metro.
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Impone. Y más los grizzlis, que son el doble de grandes y de peores pulgas.
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Tierra de contrastes. Como todo Camelot. En el llano estás a 43 grados, como es propio del mes de julio. En la cumbre, a cero y te nieva.
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Tierra de indios. Piesnegros, Shoshoni, Sioux, Cheyenes. Apenas queda nada de ellos. Unos pocos malviven en reservas. Algunas dan la talla de la rapiña, como las Badlands de Dakota del Sur. El nombre lo dice todo. La mayoría tiraron la toalla y se integraron. Ahora trabajan para el hombre blanco. Como lo hizo Toro Sentado para Buffalo Bill. Es lo que tienen las oleadas migratorias. Nada nuevo. También los Sioux vinieron de fuera, de Minnesota, en el siglo XVIII. El mito siempre tiene más fuerza que la verdad.
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Tierra de bisontes. Después de las matanzas, la especie se ha recuperado. Hasta el punto que los restaurantes ofrecen su carne. Más tierna y seca que la de vaca. En chuletones o hamburguesas.
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Los bisontes de Yellowstone siguen salvajes. Es un parque crepuscular. El primero de los Estados Unidos. Una cápsula temporal de "tal cómo éramos". Con la fecha de caducidad escrita de antemano. La corteza terrestre es particularmente fina en esta zona. Cada 600.000 años se despierta un supervolcán. Y ya toca.
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El calor y los vapores del magma ponen la Naturaleza a prueba.
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Y los incendios. Todavía se están recuperando.
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Ha sido un placer compartir con vosotros estos dos años. Dos cursos completos de sueños. Algunos truncados; la mayoría, indecisos; unos pocos, satisfechos. Nada ha sido como imaginé. Es lo que tiene la vida. Sorprende. Como la revelación de este formato, el blog, en que tienes la oportunidad de charlar, aprender y disfrutar con tus lectores. Gracias a todos. No daré nombres, no quiero olvidar ninguno.
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Don't let it be forgot
That once there was a spot
For one brief shining moment
That was known as Camelot
Alan Jay Lerner