29 posts de enero 2009

Suma y sigue

Huele a nacionalización bancaria en Estados Unidos. El Wall Street Journal publica que el Gobierno baraja inyectar un billón o dos billones de dólares más para estabilizar el sistema financiero.

La sangría de dinero público no se acaba. Y parece que Obama va a tener que pedir mucho más al Congreso, justo ahora que el FMI aconseja más medidas de apoyo, la Cámara de Representantes da luz verde al paquete de estímulo económico -819.000 millones- y ya se ha perfilado el destino de la segunda mitad del plan de rescate financiero: 350.000 millones que también ayudarán a los fabricantes de coches y a los deshauciados inmobiliarios.

La nueva inyección se topa con un dilema. Cómo reparar las instituciones financieras sin acabar siendo su propietario. Sin nacionalizarlas, vamos. Tabú en la patria del capitalismo.

Para ser precisos, el secretario del Tesoro, nuestro ministro de Economía y Hacienda, Tim Geithner, ha dicho que desea evitar la nacionalización si es posible. Más aún, Obama ha señalado que hará lo que sea necesario para estabilizar el sistema. Y con la cotización de los títulos bancarios en mínimos y la necesidad de capital al alza, la compra de acciones es la solución directa. Convierte, eso sí, al Gobierno en propietario, al menos temporalmente.

Hay otras opciones, como adquirir bonos convertibles, que aplaza el control y si se devuelve a tiempo, lo elude. O que el Gobierno avale y asegure determinados activos hasta un tope y asuma las pérdidas a partir de ese punto. Pero en cualquier caso, ¿tan mala es la nacionalización?

Los argumentos en su contra parten siempre del mismo punto: que el libre mercado es más eficiente. Pues visto lo visto, tengo mis dudas.

Los masters del Universo, los grandes ejecutivos de Wall Street, se embolsaron el año pasado 18.400 millones de dólares en primas. Sin incluir las opciones sobre acciones, las famosas stock options. Se dice pronto. Una cifra del mismo orden que la inversión productiva en España durante un año. Que sea sólo la mitad que el año anterior, no vale ni como consuelo.

Se supone que las primas sirven para fidelizar a los mejores trabajadores y premiar su rendimiento. Pues no entiendo que se premie un rendimiento que consiste en 35.000 millones de pérdidas en intermediación, el doble que el año anterior.

Y como a cualquier contribuyente, me queda la duda de si esas primas se están pagando con el dinero del rescate financiero. El interventor del Estado de Nueva York, Thomas P. DiNapoli, tampoco lo tiene claro.

Dos copos de nieve

Ha nevado en Washington. La primera de la temporada. Apenas cinco centímetros. Y sin embargo, los colegios están cerrados. No hay clase desde el lunes.

Yo pensaba que el sistema educativo en la capital de Estados Unidos era mucho más exigente. No es cierto, al menos en el primer nivel. Es verdad que empiezan antes el curso, y supuestamente no tienen tantas fiestas salpicando el calendario escolar. Ni son tan largas.

Pero lo comido por lo servido. Aprovechan la mínima para tomarse un descanso. Días para que los profesores corrijan los exámenes y días perdidos por el mal tiempo.

No soy el único. Obama también se sorprende. Él viene de Chicago, the windy city, una ciudad donde el viento te arranca la carne y las temperaturas en invierno bajan muchos grados de cero. Cero centígrados y cero Farenheit, que son casi 18 bajo cero nuestros.

En Chicago, dice Obama con sorna, los colegios no cierran nunca por la nieve. Es más, en el recreo se sale al patio. Está fastidiado porque sus dos hijas, Sasha y Malia, tampoco tienen clase en Sidwell. Y eso a 30.000 dólares la matrícula.

"Vamos a tener que aplicar algo de la dureza de Chicago en esta ciudad. Cuando se trata del tiempo, la gente de Washington parece incapaz de manejar las cosas".


Y para dar ejemplo de reciedumbre estilo Chicago, Obama se ha paseado sin llevar el abrigo puesto. La temperatura rondaba los cero grados centígrados.

Obama, la prensa e internet

Hay mosqueo. Obama ha concedido su primera entrevista como presidente a Al Arabiya, la cadena árabe que emite desde Dubai. Aquí escuece que no se la haya dado a ningún diario o televisión de Estados Unidos. Al margen de tender puentes en Oriente Medio, "los americanos no somos vuestro enemigo", y segar la hierba a Al Qaeda en su propio campo, "están nerviosos", la jugada de Obama tiene más recorrido.

El miércoles 21 de enero, un día después de la toma de posesión, la nueva Casa Blanca reescribió las reglas de su relación con la prensa tradicional. Negó el acceso a las cámaras de las tres grandes agencias -Associated Press, Reuters y France Presse- al segundo juramento de Obama como presidente. En protesta y represalia, las tres se negaron a distribuir las fotos oficiales. ¿Hasta cuándo durará la luna de miel entre Obama y las vacas sagradas del periodismo?

No es nuevo. Igual que hiciera George W. Bush, Obama trata de saltarse a los canales tradicionales de información. Quiere que sus mensajes lleguen directamente al público. Sin intermediarios. Y cuenta con la herramienta adecuada. Kennedy cambió para siempre la política sacando partido a un canal nuevo: la televisión. Obama quiere hacer lo mismo con internet.

De hecho, es posible que no fuera presidente, ni siquiera candidato, si no hubiera exprimido las posibilidades de la Web 2.0: YouTube, Twitter, Facebook o SMS. La campaña electoral de Obama sentó nuevas bases para organizar a sus partidarios, galvanizar a los votantes, hacer publicidad, recaudar fondos o defenderse de los ataques del rival.

Sólo un ejemplo. Los vídeos de propaganda electoral que colgaron en YouTube se han visto durante 14 millones y medio de horas. Comprar ese tiempo en televisión hubiera costado 47 millones de dólares, Un buen pellizco incluso para Obama, que ha recaudado la cifra récord de 650 millones durante toda su campaña.


No es extraño que el equipo de Obama quiera mantener y desarrollar la ventaja. Ahí está el mensaje de los sábados del presidente. En lugar de la grabación tradicional, que emitían las cadenas de radio, ahora se cuelga el vídeo en la web de la Casa Blanca y en YouTube.

Pero no es tan fácil aprovechar las lecciones aprendidas. Hay límites legales. La Casa Blanca no puede usar el listado de 13 millones de correos electrónicos que recopilaron en campaña porque se hizo con objetivos políticos. Esa es la razón por la que Obama ha creado una nueva organización en el Comité Nacional Demócrata: Organizing for America. No está sometida a las misma restricciones.

La estrategia es aprovechar las redes sociales al servicio de la política fiscal, medioambiental y sanitaria de Obama. Una legión que extiende el mensaje a través de e-mail a sus amigos y charlas con el vecino. Una cabeza de playa para conformar la opinión pública.

El cuartel general está en la tercera planta del Capitolio. A la cabeza, Mitch Stewart, de bajo perfil, pero clave en la victoria en Virginia y las primarias en Iowa e Indiana. Coordinado con el director de comunicación de la nueva administración, Macon Phillips, en la Casa Blanca.

¿Problemas? Unos cuantos. Está la cuestión ética de crear tu propio periodismo. El punto de vista no es "independiente", pongo comillas. Juez y parte del mismo lado ante una audiencia muy considerable.

Además, el tiro puede salir por la culata. Internet es libre. O al menos, mucho más libre. El discurso de la toma de posesión que colgaron en internet también está plagado de comentarios ofensivos. Los críticos y rivales cuentan con las mismas armas. O casi.

Y por último, todo lo que escribas o digas queda registrado para siempre. Al alcance de un google.

Esto de la memoria también tiene sus ventajas. La Web 2.0 abrió nuevas vías para el análisis sociológico. Spotlight Analysis descubrió la tribu de los Barn Raisers -los que construyen graneros-, una mina de votantes indecisos. Fueron claves para la primera victoria de Bush, nueve de cada diez le apoyaron, pero dos años después, el 64% votó demócrata.

Su rasgo común no es la raza, la religión o el nivel económico. Eso son fronteras anticuadas. Los Barn Raisers se involucran en loa comunidad y le dan mucha importancia a que los políticos cumplan sus promesas y jueguen según las reglas. Si no es así, pasarán factura.

Rescates financieros

Citigroup ha recibido de los contribuyentes 45.000 millones de dólares para salir a flote. Según el New York Post, los ejecutivos del banco van a gastarse 50 millones en un jet de lujo. Se trata del flamante Dassault Falcon 7X, fabricado en Francia. 12 plazas, butacas de cuero, sofás, todo tipo de comodidades.

El ex presidente de Lehman Brothers, Richard S. Fuld Jr. ha vendido su mansión de Florida por 10 dólares. Otras fuentes hablan de cien. Da igual, el mercado inmobiliario está por los suelos pero no tanto. La casa costaba 13,75 millones cuando la compró en marzo de 2004. La operación cuadra cuando te enteras que Mr. Fuld se la ha vendido a su propia esposa, Kathleen, el pasado mes de noviembre. El truco es viejo y sirve para capear pleitos y bancarrotas.

Más. El ex presidente de Merrill Lynch, John Thain, ha tenido que dimitir de su nuevo puesto en el Bank of America. La razón: repartió entre 3.000 y 4.000 millones en primas a sus antiguos ejecutivos un mes antes de lo que correspondía y días antes de que BoA adquiriera la empresa. No acaba aquí la cosa. Thain se gastó más de un millón de dólares en redecorar su despacho. BoA ha recibido unos 45.000 millones del plan de rescate financiero.

¿Amarillo? Puede. Vamos en serio. Desde el pasado mes de agosto, los bancos norteamericanos han incrementado en 865.000 millones de dólares sus depósitos en la Reserva Federal. Dinero líquido. En cambio, los préstamos que han concedido a empresas y consumidores sólo han crecido 325.000 millones. Ni la mitad.

En otras palabras. En vez de utilizar el dinero de los contribuyentes para el propósito original -descongelar el crédito y reactivar la economía- lo han desviado para sanear sus cuentas. La Fed pone la guinda comprando los activos tóxicos. Un rescate un tanto circular. El Tesoro emite deuda para prestar dinero a los bancos y estos se lo vuelven a prestar comprando letras y bonos. El coste del esquema va a parar a los paganos de siempre: los contribuyentes.


Fuente: Casey's Charts

A todo esto, el fabricante de maquinaria pesada, Caterpillar, va a despedir a 20.000 trabajadores, la farmacéutica Pfizer 19.000 -más lo que venga después de fusionarse con Wyeth-, la compañía de telecomunicaciones Sprint Nextel 8.000, el almacén de bricolaje Home Depot 7.000 y General Motors y Texas Instruments otros 2.000 cada una. Suma y sigue. Unos 150.000 puestos de trabajo al garete en el mes de enero, según Challenger Gray & Christmas.

Las cosas no van mejor en Europa. El mapa del "tiempo" económico que elabora el Financial Times es demoledor. Todavía no hemos llegado al fondo de la recesión.

Con las dentelladas que está dando este invierno y las dudas sobre los planes de rescate, no me extraña la pregunta de Teodoro al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en TVE. ¿Cómo va a garantizar que el dinero de la banca llegue a las familias y las pymes?

Después del tsunami

No me fío mucho de las previsiones a largo plazo. Ni de las económicas ni de las climáticas. Sé como se alimentan los modelos y lo puñeteras que son las ecuaciones no lineales que utilizan. Basta cambiarles un poco las condiciones iniciales para que el resultado sea completamente distinto. Es lo que llaman el efecto mariposa: bate las alas y provoca un huracán al otro lado del mundo. Demasiado margen para la cosmética o los buenos deseos.

Prefiero volver la vista atrás y ver qué nos enseña la Historia. Eso es precisamente lo que han hecho Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de las universidades de Maryland y Harvard. Han estudiado las crisis financieras más graves desde la Gran Depresión: las cinco grandes -España 1977, Noruega 1987, Finlandia y Suecia 1991 y Japón 1992- más la Asiática del 97-98, Colombia 1998 y Argentina 2001. Una muestra muy completa de la que sacan tres conclusiones.

Uno: las secuelas son largas y profundas. No hablamos de uno ni de dos años. Más bien alrededor de cuatro. Si es así, la salida del túnel estaría a finales del 2011. Si tenéis problemas para ver los cuadros, os los podéis descargar en el escritorio con el botón derecho del ratón.


Dos: en esos cuatro años largos, el paro se dispara de media siete puntos -en el caso de España observad que son 11 puntos, lo que nos dejaría cerca de los cuatro millones de desempleados- y el mercado bursátil se desploma un 55%. La agonía de la vivienda es más larga, seis años, y su precio real se hunde un 35%. En cambio, el PIB se contrae un 9% pero es el indicador que antes se recupera, un par de ejercicios, la mitad que para el desempleo.

Tres: la deuda pública se desboca y crece un 86%. En contra de lo que piensa la mayoría, no se debe tanto a los planes de rescate como a la sequía de ingresos. La recaudación de impuestos se hunde debido a la recesión, y las medidas de estímulo -más gasto- no hacen sino empeorar las cuentas públicas. Muy por encima de las estimaciones que se barajan ahora.

Las recesiones asociadas a tsunamis financieros son más largas que las normales, que duran típicamente menos de un año. La explicación es que las financieras requieren una profunda reestructuración del sistema para salir adelante.

Todo esto no es la Biblia. Nadie tiene bola de cristal. Tampoco el Fondo Monetario Internacional, que saca previsiones esta semana. Incluso volviendo la vista atrás, la Historia no se repite. Tartamudea, dicen los cínicos. Esta vez la actuación de los bancos centrales y los gobiernos ha sido rápida y amplia. Y eso puede cambiar las cosas. Ya veremos.

Pleitos tengas

Los tribunales puede que sentencien a Bernard Madoff culpable de estafa pero eso no devolverá a los inversores los cerca de 50.000 millones que han perdido. Los activos que restan son una miseria en comparación.

De hecho, ni siquiera está claro que se llegue a juicio. El juez Ronald L. Ellis ha rechazado la petición del fiscal de revocar la fianza de diez millones de dólares. A pesar de que Madoff violó las condiciones. Las pasadas Navidades agasajó a sus amigos y familiares con joyas y relojes por valor de un millón. Y planeaba completarlos con otros 300 millones. Ya había firmado cheques por importe de 173 millones, listos para ser enviados.

Así las cosas, se barajan dos opciones. Que el gobierno zanje sin más el caso, algo impensable, o que Madoff esté buscando un trato sin llegar a juicio. Es la teoría que maneja el New York Times. El abogado de Madoff, Ira Lee Sorkin, estaría negociando que su cliente se declarara culpable a cambio de implicar a los principales bancos que cayeron en la estafa: HSBC, RBS, Santander, BNP Paribas y Nomura.

Los siete pecados capitales.

Encajando las piezas

La ventaja para los afectados de esta opción es que sí podrían recuperar su dinero. Madoff alegaría que las entidades sabían, o deberían haber sabido, que estaban alimentando un fraude.

Eso encaja perfectamente con la información que publica el Financial Times este viernes. El fondo de inversión Optimal, propiedad del banco Santander, calificaba de impecable a Madoff semanas antes de su arresto. Un adjetivo que pone en cuestión el control de riesgos que llevaba la entidad. Y es un argumento jurídico para que el millar de clientes les demanden y puedan recuperar los casi 2.500 millones de euros que invirtieron.

De hecho, un centenar de inversores españoles y latinoamericanos han contratado los servicios del despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo para llegar a un acuerdo extrajudicial con el Santander.

La clave aquí es “extrajudicial”. El camino a través de los tribunales es desesperantemente largo. La estafa de Fórum Filatélico es un buen ejemplo. En el caso de Madoff, los afectados tiene bastante más capital e influencias. Cuentan a su favor con el daño que todo esto supone para la imagen del Santander. Mucho más que la supuesta negligencia que cometió la entidad.

¿Un club exclusivo?

Optimal, el mismo fondo del Santander, advertía en un memorándum a sus inversores de los riesgos potenciales de Madoff dos meses antes de que fuera arrestado. “Existe el riesgo de que se fugue con los activos”. El auditor de Optimal, PwC, fue incluso más lejos. En su informe anual de 2007 sobre el fondo de inversión llamaba la atención sobre el hecho de que Madoff fuera el custodio único. Esa es la clave. Madoff llevaba la inversión, negociación y custodia de los valores. Todo bajo el mismo techo.

No fueron los únicos en advertirlo. Cuando los analistas de Credit Suisse estudiaron las inversiones de Madoff, salieron escamados o incluso convencidos de que estaban ante un fraude. En la información que publicó Bloomberg sobre el caso, daban varias pistas: el auditor de Madoff era poco conocido y sólo tenía un cliente, el fondo rehusaba cobrar comisiones a los inversores últimos por la gestión de activos y -lo más importante- Madoff era el custodio de estos activos. Otra vez.

En el mundo financiero, la práctica habitual es que los activos permanecen en el banco. El fondo de inversión sólo los gestiona, comercia con ellos. Pero el efectivo y las acciones se quedan en el banco. Eso pulveriza de paso el mito de la exclusividad de Madoff. No era fácil entrar en su club, lo que estimulaba aún más la codicia de los inversores potenciales. La realidad es que Madoff rechazó a aquellos clientes que hubieran destapado el fraude.

Demasiado bueno para ser cierto

Señales de ello hubo. Pero siempre es fácil destacarlas a toro pasado. La más sonada es la carta de Harry Markopolos, un financiero de Boston. En 2005 advirtió al regulador americano, la SEC, de que era imposible que Madoff ofreciera rentabilidades de entre el 10 y el 13% año tras año. Sin retroceso. Claro que Markopolos era un rival en ese negocio. Su acusación de fraude piramidal se podía interpretar como pura envidia.

Markopolos daba 29 razones basadas en la Teoría del Mosaico pero el arsenal matemático es más amplio. Ahí está el concepto elaborado por el profesor del MIT y experto en fondos de alto riesgo, Andrew Lo, en su libro Hedge Funds. Lo llama correlación de la serie y es el grado en que los rendimientos de un fondo en un mes dado se relacionan con el anterior.

En el caso de Madoff la correlación era casi perfecta. La misma cantidad, superior al 10%, mes tras mes, año tras año. Sólo siete caídas en 174 meses. Y mínimas: no llegaban al 1%. Esta consistencia es un buen aviso de que conviene mirar el fondo con más cuidado. O las cifras son poco realistas o se están manipulando. En castizo: demasiado bueno para ser cierto.

Se salió con la suya

Obama ha ganado su primera batalla en la Casa Blanca. Podrá seguir usando su Barackberry. No, no me he equivocado. Ya la llaman así. Será el primer presidente con e-mail personal móvil. Juró que tendrían que arrancarle la blackberry de las manos, que no renunciaría a estar en contacto con el mundo real. Al final, se ha salido con la suya.

Bueno, casi. Esto del correo electrónico siempre ha sido una pesadilla para el Servicio Secreto. Lógico, las comunicaciones pueden ser intervenidas por el enemigo. O peor aún, la brecha puede abrirse desde dentro. Una pulsación mal dada a la tecla de send y lanzas un secreto de Estado a la blogosfera. No estaría mal. Y encima los móviles como la Blackberry llevan GPS. Un hácker lo tendría fácil para localizar la posición exacta del presidente de los Estados Unidos.

Demasiados peligros. Por eso obligaron a Bush a prescindir del correo electrónico. No seáis malvados, sabe escribir y leer. Por eso Clinton sólo envió dos e-mails en su presidencia. El primero para probar que el sistema funcionaba y el segundo, al astronauta John Glenn cuando subió al espacio en 1998.

Al final han llegado a un compromiso. Obama tendrá un teléfono inteligente a prueba de espías. La noticia la avanzaba el blog de Marc Ambinder, y la ha confirmado en parte el jefe de Prensa, Robert Gibbs. La Agencia de Seguridad Nacional ha dado el visto bueno al Sectera Edge, de General Dynamics. Cuesta unos 2.600 euros. Puede encriptar las comunicaciones y manejar documentos clasificados. Eso sí, Obama tendrá que dar de baja su antigua dirección de correo. La nueva es secreta.

Me equivoqué. Estaba seguro de que perdería la batalla. Bueno, casi. Obama ha llegado al límite en su pulso tecnológico. Le han dicho que de SMS ni hablar. Con la pluma para firmar decretos no hay problema.

Por partida doble

Y por si acaso. Obama ha jurado por segunda vez su cargo. Ha repetido las 35 palabras de marras ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts. En privado esta vez. Roberts se precipitó el martes en la toma de posesión. El tenía que desgranar el juramento y Obama seguirle, frase a frase, como en una boda. Pero los nervios y la falta de ensayo le hicieron cometer tres errores.

Roberts atropelló a Obama cuando este recitaba su nombre, alteró el orden del adverbio en la segunda estrofa, "que ejerceré fielmente el cargo de presidente de los Estados Unidos" y cuando Obama le dio una segunda oportunidad para enmendarlo, se olvidó del verbo.


Jos Colligno

Esto de jurar dos veces viene de antiguo. En 1841, John Tyler ya había jurado como vicepresidente con el presidente William Harrison. Pero Harrison murió poco después por un enfriamiento, cogido precisamente en la toma de posesión. Tyler se apresuró a ocupar el puesto, a pesar de que muchos decían que sólo era el vicepresidente en funciones de presidente. La Constitución es ambigua sobre este papel. Pero es clara en otro punto. El jefe del Ejecutivo debe jurar o afirmar su fidelidad a la Constitución antes de actuar como tal. Tyler cogió el rábano por las hojas y juró de nuevo, esta vez como décimo presidente. En fin, un lío, pero seis meses después, nadie le discutía el cargo.

Salvado el trámite, Obama ha pasado de las palabras a los hechos como un torbellino. Si sigue a este ritmo, revienta el cuerpo a los periodistas en menos de un mes. Por partes. Los primeros decretos desde el Despacho Oval. Los ha firmado sin chaqueta, algo que Bush tenía tajantemente prohibido a sus colaboradores. Y eso que le había dejado una nota.



El cambio en las formas también se traslada a los contenidos. Obama ha congelado el sueldo a su equipo más próximo. El centenar de empleados en la Casa Blanca que gana más de 100.000 dólares al año. "Si las familias americanas se tienen que apretar el cinturón, también Washington". Lo mejor es que lo ha anunciado delante de los perjudicados y le han aplaudido.

Más ética aplicada. Ha impuesto restricciones a la influencia de los lobbies. Nadie de la administración podrá recibir regalos de ellos, ni ejercer presión durante dos años si se pasa al otro lado. Ni siquiera a través de amigos. Habrá que ver como se lidia en la práctica.

Se acabó también el truco que utilizaban las agencias federales. Cuando se les pedía información y no les interesaba, se amparaban en la Freedom Information Act para negarse. Ahora, ni el presidente podrá hacerlo sin el visto bueno del Fiscal General. Por cierto, el nombramiento de Eric Holder para el puesto pende de un hilo. Algunos senadores republicanos quieren cortarlo porque temen que persiga a quienes han torturado bajo el paraguas de Bush y sus Vulcanos.

Hablando de tortura. Obama todavía no ha firmado la orden para cerrar Guantánamo. Lo hará este jueves o el viernes. Ya circula un borrador. La vergüenza acabaría en un año y entretanto se suspenderían los juicios a las 245 personas que siguen encerradas.


Foto de Tyler Hicks. New York Times

En el Gran Juego, Hillary Rodham Clinton ya es secretaria de Estado. El Senado ha dado luz verde a su nombramiento por 94 a 2. John McCain la ha respaldado. La 67ª reencarnación de Merlín ha jurado el cargo en una ceremonia privada. Bill Clinton sostenía la Biblia que perteneció a su suegro. Supongo que no ha habido ni atropellos ni errores. Es lo que tiene la complicidad del matrimonio. Está bien engrasada.

Obama le ha puesto a George J. Mitchell como enviado especial para Oriente Próximo. Un veterano curtido en la zona con Clinton-El, que además se ha bregado en Irlanda del Norte. No lo tendrá fácil. Obama ha hablado por teléfono con el primer ministro israelí, el presidente palestino, el rey de Jordania y el presidente egipcio. Dos condiciones de partida para forjar la paz: impedir el contrabando de armas a Gaza y ayudar a su reconstrucción económica en colaboración con la Autoridad Palestina. No. No va a ser fácil que Hamas trague esto.

Hay una última cosa que me entristece. Hillary Clinton deja su escaño de senadora por Nueva York y una de las candidatas a ocuparlo, Caroline Kennedy, parece que va a renunciar debido al delicado estado de su tío, Ted Kennedy. Bueno, eso dice el NYT. El NYPost explica que tira la toalla porque sabe de antemano que no tiene opciones.

Ojalá sea cierta la segunda. No puedo evitar acordarme de la convención demócrata de agosto. Kennedy apoyó a Obama con el discurso más bello de todos. Pasaba el testigo de una generación a otra. Juró que asistiría a su toma de posesión. Lo ha hecho. Una hora después de la investidura, en el almuerzo del Capitolio, le daba un ataque y salía en camilla. Kennedy padece un cáncer en el cerebro y temo que al cumplir su promesa, hubiera colmado su vida.

Manos a la Obra

De las palabras a los hechos. Obama ha congelado el sueldo a su equipo de la Casa Blanca. Un centenar de empleados que gana más de 100.000 dólares al año. Lo ha anunciado delante de ellos; y le han aplaudido.

Tambíen ha impuesto nuevas restricciones a la influencia bajo cuerda. Ningún miembro de su administración podrá ejercer presión desde un lobby tras abandonar su puesto. Ni recibir regalos de ellos mientras trabaje para el presidente.

Se acabó lo de ampararse en el secreto para negar información; en caso de conflicto con la Freedom Information Act, el Fiscal General tiene la última palabra.

Obama todavía no ha firmado la orden para cerrar Guantánamo pero ya circula un borrador. La vergüenza acabaría en un año y entretanto se suspenderían los juicios a las 245 personas que siguen encerradas.

Son sus primeras medidas tras entrar a trabajar en el despacho Oval a las ocho y media de la mañana. Allí ha leído la nota que le dejó su antecesor, George W. Bush. Un sobre cerrado que ponía 44, su número en la lista de presidentes.

Obama con su jefe de gabinete, "Rambo", en el Despacho Oval. Washington Post

Obama también ha hablado por teléfono con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, el presidente palestino, Mahmud Abás, el rey Abdalá II de Jordania y el presidente egipcio, Hosni Mubarak. Les ha asegurado de su compromiso activo en la búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos. Dos puntos: impedir el contrabando para evitar el rearme de Hamas y ayuda a la reconstrucción de Gaza. En colaboración con la Autoridad Palestina.

Además, ha nombrado al ex senador George J. Mitchell enviado especial a Oriente Próximo. Un veterano en las labores de mediación que ya trabajó en Irlanda del Norte. El Senado ha dado luz verde a Hillary Clinton como secretaria de Estado. Sólo se han opuesto dos senadores de 96.

Por la tarde, Obama ha entrado por primera ves en la Sala de Situación, el famoso Situation Room de las películas, con las paredes cubiertas de monitores. Allí se reunirá con el vicepresidente, Joe Biden, el secretario de Defensa, Robert Gates -que ayer no asistió a la investidura para proteger la línea de sucesión en caso de atentado- y el General David Petreaus, recién llegado de Afganistán.

Sobre el contenido de esta primera reunión, Obama siempre ha dado la misma respuesta. “Voy a darles una nueva misión”. Se trata de retirar las tropas de Irak en 16 meses y abordar los conflictos de Oriente Medio -Irak, Irán, Afganistán y Pakistán- con una visión global. Muy diferente del puzzle inconexo que le han dejado.

En el Senado, ha comparecido Timothy Geithner, el candidato a secretario del Tesoro. Geithner ha pedido disculpas por sus errores con Hacienda. No pagó 34.000 dólares de impuestos entre 2001 y 2004, cuando trabajó para el Fondo Monetario Internacional. Ha reconocido que fue descuidado y que se pudo evitar. Pero dice que fue involuntario y recuerda que ha saldado la deuda con intereses.

Este tema es el que absorbe su comparecencia en los medios americanos. A pachas con el rescate del sistema financiero. "Un sistema roto plagado de bancos zombis", ha dicho el senador John Kerry. Geithner, que es el presidente de la Reserva Federal en Nueva York, ha reconocido que la supervisión pudo ser más efectiva. Le da un varapalo a la administración Bush: "la política debió ser más agresiva y amplia, y en buena parte esa es la razón por la que estamos en una profunda recesión".

La nueva administración quiere revisar el programa de rescate. Va a gestionar la segunda mitad de los 700.000 millones de dólares que ya ha liberado el Congreso. Quieren condicionar las ayudas a los bancos a que aumenten los préstamos a empresas y consumidores. Sigue sin haber suficiente crédito en el mercado.

Esperanza para conjurar el miedo

“En este día, hemos escogido la esperanza en lugar del miedo, la unidad de propósito en lugar del conflicto y la discordia”. Es lógico. Obama ha retomado el mensaje de Franklin Delano Roosevelt en su discurso de investidura. Los tiempos que corren son tan difíciles como los de la Gran Depresión. Las amenazas tan negras como entonces.

Pero Obama ha ido un paso más allá. No basta con recordar las palabras de FDR de que "el único temor que debemos tener es al miedo mismo. Ese terror sin nombre, sin justificación, insensato, que paraliza los esfuerzos que necesitamos para convertir la retirada en avance”. Es cierto. Ese miedo a que el declive es inevitable es lo que bloquea la salida.



Por eso es preciso en este momento, como en los años 30, infundir esperanza. No insensata, alejada de la realidad. Se acabaron las falsas promesas, las recriminaciones, los dogmas desgastados, asegura Obama. "Los desafíos que afrontamos son reales. Son graves y son muchos", reconoce el 44 presidente. "Producto de la codicia e irresponsabilidad de algunos, pero también del fracaso colectivo a la hora de preparar a la nación para una nueva era".

Pero esperanza al fin y al cabo. "Sabed esto, América, los superaremos”. No será gratis. Como nunca lo ha sido en este país. Habrá que ganarse a pulso la recuperación. “Desde hoy, debemos sacudirnos el polvo y empezar a trabajar para reconstruir América”.

Y el éxito de la empresa, matiza, no se medirá con el PIB. sino en el alcance de la prosperidad, en la habilidad para extender las oportunidades. "No por caridad", explica Obama, "sino porque es el camino más seguro al bien común". Nada que ver con el conservadurismo compasivo de Bush. Ese sí que apelaba a la caridad, la del siglo XIX.


Economía de puertas adentro y mano tendida de puertas afuera. Es posible hacerlo, promete, sin violar las leyes. La seguridad no es incompatible con los derechos humanos. "América está dispuesta a liderar de nuevo el mundo. Amiga de todo hombre, mujer y niño que busque un futuro de paz y dignidad".

Por si no queda claro el cambio de rumbo con respecto al de los últimos ocho años, Obama recuerda a la generación que derrotó al fascismo. La misma que gobernó FDR. “Nuestro poder por sí solo no puede protegernos, ni nos autoriza a hacer lo que nos dé la gana”. No bastan los tanques y misiles. También son precisas las alianzas sólidas, la fuerza del ejemplo, la humildad.

Mensaje específico del nuevo presidente al mundo musulmán. “Buscamos un nuevo camino, basado en el interés y respeto mutuo”. Y aviso a aquellos líderes que culpan de sus males a Occidente. Obama les recuerda que sus pueblos les juzgarán no por lo que puedan destruir sino por lo que hayan construido.

Incluso tiende la mano a aquellos gobiernos que se amparan en la corrupción y la opresión. Está dispuesto al diálogo si abren el puño.

Son palabras para la Historia. Hay más guiños. A Kennedy, "...esta generación", a Clinton, "...el enfoque del gobierno no debe ser liberal o conservador, sino pragmático", e incluso en el final, una cita de "The Crisis, Number One" de Thomas Paine: "Que se diga al mundo del futuro que en la profundidad del invierno".

Un discurso ante los millones que se apiñaban en los tres kilómetros del Mall de Washington. Ante los miles de millones que le escuchaban en todo el planeta. Mucho antes de que le juzguen los libros, Obama tendrá que pasar de las palabras a los hechos.

Acabados los fastos, nombrará a George J. Mitchell enviado a Oriente Medio y se reunirá con sus asesores de Seguridad Nacional para devolver Irak a su pueblo y acabar sabiamente con la guerra de Afganistán. A final de semana, firmará el decreto para cerrar Guantánamo. Si en una legislatura consigue pergeñar todo esto y salir de la crisis económica, podrá mirar a Lincoln de igual a igual.

Gabriel Herrero


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