Periodismo de precisión
Los medios de comunicación franceses están introduciendo desde hace meses secciones para verificar los excesos de las declaraciones de los políticos. Libération empezó con Desintox y luego aparecieron otras: Les Décodeurs de Le Monde, Les Pinocchios de l'Obs de Le Nouvel Observateur, Contrôle technique de Rue 89, Le détecteur de mensonges de JDD o el Bureau de vérification de la petite phrase de Le Parisien. A tenor de los títulos de las secciones, planea la idea de la intoxicación, el exceso y la mentira como armas de uso habitual de la política francesa. El periodismo ha sufrido siempre una polémica de tintes metafísicos sobre la verdad y la objetividad. Como muchos las niegan filosóficamente, encuentran magníficas coartadas para desvirtuar la realidad o, más comúnmente, hilvanarla sobre la trama de los prejuicios y clichés de cada uno. En este caso la aspiración es al rigor. Y el esfuerzo para alcanzarlo, un bello ejercicio, sin necesidad de esperar a caernos del caballo en cada esquina o descubrir verdades absolutas.