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Harlem Désir

Ver desir-harlem.jpg en presentaciónHarlem Désir, 52 años, hijo de martiniqués y alsaciana, ha recibido el dedazo del aparato del partido para convertirse en el nuevo secretario general del PS en el próximo congreso de Toulouse.

En su juventud fundó SOS Racisme. Con su verbo fluido y sus acciones espectaculares se convirtió en una estrella de los medios de comunicación. Se lo rifaban y siempre encontraban en él al activista inteligente, sereno y con un toque informal que lo alejaba de la ortodoxia partidaria, a lo que contribuía también su piel mestiza tan alejada del canon francés.

Hoy, Désir llega a la más alta magistratura del partido --con permiso del presidente Hollande, del primer ministro Ayrault y de la secretaria saliente, Martine Aubry-- tras las componendas internas de un aparato habitado por elefantes de diverso tamaño, ambición y grosor de piel. No es ni malo ni bueno, solo una constatación.

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El nombre y la manera de elevarse a las alturas del partido, parece de diseñado para la ocasión política del momento, si a la postre tiene un pasado activista en alguna causa perdida y color de piel a juego con la idea a vender, tenemos el producto que sirve poco a la ciudadanía, pero que queda muy bien en los debates y platós públicos.


Lo que importa es el trabajo que vaya a hacer. Una cara nueva o un estilo diferente, desde arriba, donde primero van a ir bien es en el propio PSF.

Digo yo que desde el 12 de septiembre, alguna idea habrá rondado tu cabeza para escribir en este blog. A no ser que hayas suspendido su actualidad por encontrarte interesado por asuntos varios: las carreras de vehículos a motor.

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Luis Miguel Úbeda


Luis Miguel Úbeda, veterano periodista de Radio Nacional, es corresponsal de esta emisora en París. Desde allí escribe esta Bitácora, un blog construido con entradas informativas de la actualidad francesa, muy sugestiva para un observador extranjero cuya función es precisamente servir de intérprete a los que están fuera. El encuentro con lo ajeno produce también saludables interrogaciones sobre lo propio, perspectivas más relativas, menos dramáticas y emocionales.
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