La traducción de insultos constituye lo más complicado en un idioma. Y más en el castellano, hablado por 400 millones de personas en varios continentes. Pero tendré que tratar de hacerlo porque el asunto que les traigo hoy tiene que ver con ellos, por no hablar del retintín que incorporan y su dosis para zaherir.
La primera fortuna de Francia, Bernard Arnault, ha anunciado una querella por injurias contra Libération por haberle puesto esta mañana una gran fotografía portando una maleta y la siguiente frase: "Casse-toi, riche con!"
Por comunicado interpuesto, el hombre que acaba de solicitar la nacionalidad belga asegura no tener otra elección "habida cuenta de la extrema vulgaridad y violencia del titular".
Hay en esas cuatro palabras de Libération un gran concentrado de mala baba, enojo y aborrecimiento.
En primer lugar, un gran homenaje a Nicolas Sarkozy, el presidente que elevó la imprecación y el insulto al manual de uso corriente del político en combate. Suyo es aquel "Casse-toi, pauvre con!" lanzado a un ciudadano que se negó a darle la mano y que tanto ha corrido luego en manifestaciones callejeras lanzadas precisamente contra él.
El insulto sarkozysta lo tradujimos trayéndolo a un lenguaje cheli bastante suave: "Pírate gilipollas", que no sé si será apreciado en su justo valor por un mexicano o un argentino, pongamos por caso, que utilizan sus propias jergas.
El casse-toi es ya en sí mismo un insulto. No solo es márchate o desaparece de mi vista. Incluye también el matiz de idiota. Por lo tanto, una ofensa de baja graduación, de patio de colegio de primaria.
Con también es un insulto suave, traducido al cheli por gilipollas. Pero cuando Sarkozy le añade el pauvre, la graduación multiplica su octanaje, porque ya no es gilipollas, sino cabrón.
El riche con se inspira en aquel pauvre con, pero como tal neologismo inventado para la primera fortuna de Francia carece de significado normalizado. No lo encontrarán en el diccionario, lo cual no impide que el retintín sea más que evidente y el mismo Arnault se considere injuriado, vejado y vilipendiado.