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Patriotismo económico

BERNARD ARNAULT
Le Parisien se pregunta hoy en portada por qué Bernard Arnault, la más importante fortuna de Francia y cuarta de todo el mundo, ha solicitado la nacionalidad belga. En un contexto en el que los grandes propietarios de medios de información en Francia tratan de imponer el debate sobre la inconveniencia de que Hollande aplique su promesa electoral de tributar al 75% la tasa marginal del impuesto de las personas físicas, la noticia ha tomado un justificado vuelo.

La fiscalidad belga es más ventajosa para los Arnault que la francesa. El patrón del lujo francés vive en Mónaco, un paraíso fiscal relativo para los franceses, porque allí pagan los mismos impuestos que en Francia. Pero no los belgas.

Los grandes magnates saben mejor que nadie que el capitalismo internacional no tiene patria y, por lo tanto, da igual donde se arrime el hombro para superar la crisis en la que nos han metido no sé exactamente quiénes en estos momentos.

Aventuro una respuesta a Le Parisien: Arnault ha pedido la nacionalidad belga por patriotismo económico,  entendido a la manera en que puedan entenderlo los grandes magnates. Aunque tampoco descarto que pueda ser por otra razón.

2 Comentarios

Antes de empezar los recortes y se hunda el barco , las ratas lo abandonan.

http://www.antoniolarrosa.com


La respuesta a la pregunta de Le Parisien no es complicada, en principio: la gente con dinero suele tener mentalidad práctica y va a aplicar esa forma de pensar. Para pagar menos impuestos probablemente, para ayudar a las arcas del país vecino ... o para que personalicen algún chiste de los que se cuentan en uno u otro país, estilo a los que aquí con los de Lepe, los de Bilbao, etc.

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Luis Miguel Úbeda


Luis Miguel Úbeda, veterano periodista de Radio Nacional, es corresponsal de esta emisora en París. Desde allí escribe esta Bitácora, un blog construido con entradas informativas de la actualidad francesa, muy sugestiva para un observador extranjero cuya función es precisamente servir de intérprete a los que están fuera. El encuentro con lo ajeno produce también saludables interrogaciones sobre lo propio, perspectivas más relativas, menos dramáticas y emocionales.
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