Motín en las aulas
Las protestas no sirven. Berlusconi impone la razón de los votos a razonables requisitos de diálogo y aprueba reformas en la escuela pese al alto grado de contestación.
No vamos a demonizar toda la ley simplemente porque Berluco a muchos les parezca la reencarnación de Lucifer (pero sonriente). Las aulas separadas para los primeros meses de estudiantes extranjeros me parece un acierto. Los niños empezarán el curso en otras clases hasta que su nivel de italiano les permita acudir con el resto de sus compañeros. La oposición ha hablado de apartheid en una ejercitación demagógica. Ahí no estoy con ellos. ¿No es mejor, un tiempo para que los extranjeros conozcan la lengua que meter a los niños a estudiar materias en un idioma que no entienden? ¿Dónde se produciría la verdadera discriminación?
Profesores románticos sueñan con Mayo del 68 y lo quieren trasladar a este otoño italiano. Estamos al inicio. En este decreto de modificación de la Educación se establece la vuelta al maestro único, el voto en conducta y la duración de cinco años de los libros de texto. Pero también el recorte del 3 por ciento en la inversión en un sector al que pertenecen un millón trescientos mil empleados. Los estudiantes salen a la calle. Pero como si nada. ¿Se ha quitado las gafas Mariastella o es que la mayoría parlamentaria refulge tanto que no le deja contemplar el horizonte?
Hay mucha prepotencia en este gobierno