5 posts de diciembre 2008

Postales navideñas II

La pólvora que atruena en Nochevieja es tan ficticia como la paz del mundo. Tras dar cuenta del obligado plato de lentejas y sin campanadas ni uvas, Italia se lanza a la locura de una noche única que se repite cada doce meses. Es Nochevieja y hay que pasarlo bien. Catarsis general en tiempos enfermos.

El Vaticano deja de aplicar las leyes de Italia. En un ejercicio de falsedad, los políticos del gobierno se escandalizan. Berlusconi acaba de decir que las relaciones son mejores que nunca. ¿Qué ocurrirá cuando se deterioren? No obstante, tampoco es como para rasgarse las vestiduras. En 80 años de vigencia de los Pactos Lateranenses no conozco a nadie que se haya divorciado a la sombra de San Pedro, merced a la ley del divorcio italiana. Ensalzo al Papa Ratzinger por su voluntad de desterrar la hipocresía. La Iglesia seguirá haciendo lo mismo, pero sin entrar en la pantanosa dialéctica política.

Entra un año nuevo y en la calle retumban los petardos. Pólvora festiva que descerraja los oídos y nos recuerda que en Gaza no conocen las explosiones jocosas y que en mi Bilbao, los de siempre, han vuelto a colocar una bomba en la sede donde trabajan los compañeros de EITB, Antena 3, DEIA, Onda Cero y El Mundo. Quiero brindar por una utopía: que, a partir de ahora, todas las explosiones que tengamos que soportar sólo sean de fogueo.

Postales navideñas I

Hay que llegar varias horas antes y afilar la paciencia. Las medidas de seguridad son extremas. La amenaza terrorista ha cambiado el preludio de la Misa del Gallo. Ya no sirve entrar treinta minutos antes. Los invitados hacen cola desde las ocho. Paciencia en la cola. Paciencia en la espera dentro de la basílica. Paciencia. El rito tiene más de 2000 años. Los corazones acelerados se paran antes.

A las once de la mañana del día de navidad la Banda de los Carabinieri se pasea sonoramente por los alrededores de Vaticano. Luego forman en la Plaza de San Pedro a la espera del mediodía.

Los sonidos del primer villancico llegaron tres días antes a través de Radio Nacional y el canal internacional de TVE. Al oír a los niños de San Ildefonso supe que ya es Navidad. En Italia, la lotería llega al final. Se llama lotería de Nochevieja y, curiosamente, se sortea en Reyes. Quise hacer la broma en Asuntos Propios y Carmona dinamitó mi sorpresa. A partir de ahora, Carmona comprenderá que el esperpento español cobra carta natural en este país.

Otra sintonía es la Película de Navidad. El cinepanettone que no falta nunca con Christian De Sica, versión italiana de Esteso y Pajares o, algunos sugieren, de Laurel y Hardy. Personajes burdos, diálogos equívocos, sexo por intuición y deseo desbordado sirven para hilvanar el que, cada año, es el éxito cinematográfico navideño. Deja en muy mal lugar la cultura del país. Pero la navidad es tiempo de licencias y bienvenidas sean las risas: fáciles, traviesas, provocadoras, alborotadas, turbadoras, absurdas, disparatadas, pícaras, risas, risas, risas. Y ninguna falsa. Algo hemos ganado con esto de Río

Saqueo al almacén del miedo

Calles infernales, tiendas desangeladas. Imagen de las ciudades del mundo en estas fechas. La gente se echa a la calle impulsados por el resorte de la tradición, pero se aleja de los comercios como idénticos polos de un imán. Condotti, Oxford Street, Goya,Portal del Angel, Belosticalle… Sirve cualquier arteria comercial del mundo.

Primero no se utilizó la palabra crisis. Desde que se hizo, no nos la quitamos de la boca ni el pensamiento. “La crisis” ha helado nuestro ánimo, hasta encogernos. Vivimos hechos un ovillo buscando la postura protectora del útero, esperando a que escampe para , como los caracoles, volver a salir al sol. Me rebelo contra el desasosiego atávico que parece nuestra condena. No estoy incitando al consumismo. Cada uno vive este tiempo a su manera pero, sin quererlo, todos ponemos nuestra porción para que ésta parezca la Navidad del Apocalipsis.

Una señora sale con cinco bolsas de una tienda. Parece turbada pese a que se pertrecha tras unas grandes gafas de sol. Camina con la cabeza baja, huyendo de cualquier mirada inquisitoria.”¡Es ella, la compradora! ¡Qué poca vergüenza! ¿No sabe que estamos en crisis?” .Le increpan. Acelera el paso para alejarse de las voces que censuran su actitud. Se tropieza con un pobre tirado sobre la acera mojada que le extiende la mano. Casi cae. Suelta las bolsas y escapa como puede mientras la muchedumbre se reparte, a golpes, el botín de la insolente que osó desafiar a la crisis delante de todos. Las caricaturas exhiben, con frecuencia, la realidad.

Tenemos el miedo y la culpabilidad dentro de nuestro sistema nervioso. En mitad de la ansiedad general, sólo falta que anide el sentimiento de falta de quien se siente feliz. Feliz como sea. Feliz por una eternidad o un instante. Tal vez, como ha dicho el Papa, Benedicto XVI, la actual crisis económica estimule a redescubrir la esencia de la Navidad. Sea como fuere hay que desterrar el miedo. Estas Navidades las pasaré en Roma. No por miedo, sino para descubrir una realidad, seguro tan próxima y diferente a la nuestra. Espero contarla si el fin de los tiempos me da prórroga.

Zorionak, Auguri di Buon Natale, Feliz Navidad.

Ciao Gemma. See you later

A los “bloggeros” pido perdón, por adelantado, por permitirme la licencia de hablar de nosotros.

Me invitó a una cena de despedida en su casa del Trastevere. La casa de Gemma en Roma era una beldad: angulosa e imposible como la ciudad. Con una terraza que acaricia Santa María desde la discreción. La mejor manera de estar sin que nadie repare en ti, de observar sin molestar, de soñar mirando las estrellas entre la gente sin que nadie te tome por un excéntrico.

Fue un adiós apresurado el mío. El destino nos depara estas extravagancias: me despido rápidamente de Gemma que se va a Nueva York porque tengo que ir a repasar un examen de inglés con mi hijo.

Un abrazo, un beso, una sonrisa y una promesa: “ mañana me despido del blog”, me dijo. Y me diste la idea:” mañana te escribo en el blog”. Pero te has adelantado. No sé si Roma lloró tu marcha, pero la noche de tu despedida, cayó tanta agua en la capital como suele hacerlo durante un mes por estas fechas. Y yo estuve entre los miles de damnificados. Por eso te adelantaste.

Gemma, echaremos de menos tu impetuosidad. Esa manera de conseguir que te escuchen y esas cascadas de principios que salen por tu boca directamente del corazón. Eres así: impulsiva, tenaz, sincera y generosa como una tormenta nocturna

Ser auténtico es el primero de los principios para ser compañeros y amigos. Auténticamente, confieso que no trato de comprender este país porque tengo planes más allá de los que me depararía una camisa de fuerza. Pero qué bello es estar loco entre esta manada que tiene reglas no escritas. Te vas y sigue lloviendo en Roma. Este país quiere construir el puente sobre el estrecho de Mesina, pero tiene calles y carreteras estancadas en la posguerra, iluminación nocturna de país en vías del subdesarrollo, paradas de Metro en las que hay que abrir el paraguas cuando llueve pese a estar bajo tierra,

Aquí nos dejas. Aquí donde nadie se escandaliza porque las motos circulen por las aceras, donde, como dices, los taxistas atracan con simpatía, donde el jefe de la policía municipal roba a su suegra el distintivo de discapacitado para poder aparcar donde le dé la gana.

Estamos en Italia y nos despedimos con unas lentejas. ¡Qué buenas estaban! Los refranes siempre tienen razón: detrás de una gran mujer, hay un gran...

Porque Veltroni fue una quimera de primavera en la que ambos creímos y porque sé que Jovanotti te gusta; porque miramos el mundo desde un precipicio y el vértigo no es miedo a caer sino deseo de volar; porque el año en que cambió el mundo, Italia quedó igual. Y, sobre todo, porque Jovanotti ha dicho ya lo que pretendía fuera mi mensaje de despedida...

A later a tutti due


Gené, Alonso, Ferrari

¿ Alonso en Ferrari? No gracias. Los caballos aprenderían a gruñir y lo suyo es relinchar. El piloto asturiano no tiene la mejor tarjeta de presentación en Maranello. Pero los amantes de la Fórmula Uno en España sueñan con que el gran piloto esté en el más legendario de los equipos.

Pero hay ya un español, en la sombra, que pilota Ferrari. Hace unos días charlé con Marc Gené. Acaba de renovar y el que empieza será su quinto año con la marca. El Banco Santander quiere entrar de lleno en Il Cavallino Rampante. Dos logotipos muy rojos como para que no salten chispas, sobre todo si Botín pretende imponer a Alonso. Ferrari no se vende. Es la idea que circula en Italia. La entrada del Banco Santander con los euros como razones son argumento para discutir, pero no para imponer.

Desde su aspecto de dandy trasnochado, Luca Cordero de Montezemolo, no cede su dignidad por un puñado de dólares. Nadie cuestiona la pericia de Alonso al volante. Pero sus poses arrogantes, contestaciones destempladas, su carácter orgulloso hasta la extenuación... juegan en su contra. Así que disfrute de las novedades informáticas del nuevo Renault ya que, de momento, tiene los pies fuera del monoplaza rojo.

Pese a Botín, Alonso debe esperar. Michael Shumacher tampoco fue un ejemplo de modestia. Pero supo ser rey sin avasallar a sus súbditos. Tal vez eso se cuestiona en Alonso Y, entre tanto, Marc Gené sigue trabajando en la sombra, comentando las carreras para un canal italiano, contemplando desde la serenidad de la labor bien hecha el horizonte.

Nadie se acuerda que hace unos meses se la dio a más de 270 kilómetros por hora y salió volando cual pájaro de papel para estrellarse contra los protectores de Le Mans. Lo suyo es la discreción. Tal vez Alonso tenga que aprender un poco de Marc y la fábrica de Maranello se rendiría a sus pies. Entre tanto, la hija de Gené, Siena, probó el otro día su primer Ferrari. Es cierto, era una bici de cuatro ruedas. Pero cada cosa tiene su tiempo.


Iñaki Díez


Iñaki Díez es el corresponsal de Radio Nacional en Italia, un país que conoce perfectamente y que analiza con gran habilidad.
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