El grotesco regreso de África
También la extravagancia y lo chocante existe en Africa. Poderosos Todo Terreno circulan por las calles de Luanda entre personas descalzas y medio desnudas que duermen bajo un árbol. El agua que baña las polvorientas calles si es de un pozo, pero séptico. En Luanda se acumulan buen parte de los detritos conocidos. Por la noche, mientras el mar entrega su aroma, surge otra ciudad en mitad de la bahía. Son las luces de los barcos fondeados que esperan, hasta un mes, para descargar mercancías. Luanda es una prisión prohibitiva. La avaricia, que da la mano al petróleo, tiene la culpa de eso.
La imagen de niños bañándose en aguas fecales, gentes durmiendo bajo los árboles, poderosos SUV que lo invaden todo, el polvo del desierto..., me siguieron en el regreso.
Y, en casa, me encuentro con que el pobre Berlusconi ganó sólo 14 millones de euros, frente a los 140 millones del año pasado. Me he resistido ha mencionarlo más que Zapatero, pero ya ha llegado el momento: no cabe duda, estamos en crisis. Pero es mucho más que económica.