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Embriagado por Gracia de Cristo

Borracho por la gracia de Dios, aunque el Señor no le quite la multa. Tras dar positivo en un control de alcoholemia, un sacerdote del norte de Italia sólo pudo argumentar que, ese día, llevaba cuatro celebraciones. No es que hubiera ido a fiestas de cumpleaños, ni casorios donde la abundancia se convierte en grosera necesidad. El buen hombre había oficiado, según confesó, cuatro misas. La Sangre de Cristo terminó siendo demasiada en su aparato circulatorio. Corremos el riesgo de que la ausencia de vocaciones acabe por convertir a los sacerdotes en dipsómanos por la gracia de Dios y necesidades del oficio.

Desde pequeño cargaba de avidez la mirada cuando veía al cura degustar ese vino dulce que yo ya había probado. Aquello que él llama la Sangre de Cristo hacía que mis infantiles papilas se revolvieran en el hormigueo que incita el deseo.

Siempre me gustó el vino dulce. Miraba al sacerdote y, absorto, la imaginación me entregaba matices aromáticos de ese líquido que golpea en la parte trasera del paladar antes de precipitarse por la faringe en una cascada donde el dulzor de la boca se convierte en calor estomacal.

Ahí se disolvía mi deseo. Siempre fue igual. Al leer la noticia del monje ebrio, me he solidarizado con él desde la nebulosa del deseo infantil. En mi imaginación no existía la embriaguez. Tampoco tenía edad para conducir. Y, ahora que lo pienso, ni para beber.

8 Comentarios

comparto tu sensación. Siempre me ha parecido que el ostia y el vino, degustados con esa ceremonia, tienen que saber a algo especial. Y tampoco he tneido nunca la oportunidad de beber del cáliz. Pensé en hacrme monagillo para eso. Pero luego me pudo la pereza y la virtud de las mañanas de los domingos en casa. Saluti

Cofieso que yo tambien fuí monaguillo y pude degustar aquellos vinos de misa tan escelentes, Aunque un dia me pilló el cura y desde ese dia ya no me lo dejó a mi alcance lo cual le agradezco porque ahora solo bebo agua y si me hubiera enviciado no sé a donde habria ido a parar. En fin otra anécdota para recordar viejos tiempos .

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Es uan razón uqe no se me habría ocurrido jamás para analizar causas del alcoholismo. La falta de vocaciones sacerdotales. No dices cuánto dio en el control de alcoholemia y,puede deducirse que el caso de ese hombre de dios fue un episodio aislado. En fin, cuantos caminos llevan a la bebida, también en Roma por lo que veo

¡Qué cachondo eres, Iñaki! Me he reído mucho con tu Post. Lo que no sé es quién iba más pasado de copas, si el/la cámara o el cura. ¡Estaban tal para cual!
Siceramente a mí no me gustan las bebidas dulces, quizá por eso nunca pasó por mi mente ser "monaguilla";
eso sí, jamás le hago ascos a un buen somontano.
Que tengas buena semana, un saludo.

Al menso al buen señor, las horas extraordinarias se le hacían más llevaderas. Pero, por qué no se ha planteado la iglesia realizar la consagración con una bebida no alcohólica? Si se bebe en sentido figurado la sangre de cristo, no creo que ningún compuesto de hematíes, leucocitos y plaquetas contenga un importante cotnenido en alcohol. entocnes, por qué no hacerlo con mosto, por ejemplo? Se me ocurre ya que, al paso que vamos, me parece uqe cada vez va a ver más curas con fines de semana de intenso trabajo


Que ese cura se embriagara con cuatro celebraciones se explica de dos formas:
- en misa, en lugar de cáliz utilizaron botijo y cada buchito fue trago más largo o
- no paso el cáliz a los monaguillos (si los hubo) y su traguito, uno, fue el de varios, la copa entera, vamos.
Y a esto añádele el calor del día y el ajetreo.
De todas formas, también tengo la solución a ese surmenage: que, para cuando el mismo cura tenga que celebrar más de un oficio, el vino dulce lo sustituyan por un mosto rosado, que haberlo, haylo; o que entre misa y misa coma algo.


Hace unos días ha sucedido lo mismo con una monja en los USA, no recuerdo en qué estado. Ella no venía de dar misa, dijo al agente que había pimplado en el convento, en su comunidad religiosa, vamos. ¡Cómo está el clero!.

Hola a todos
Cómo que yo me voy a creer que sólo por eso lo pillasen borracho,anda ya! seguro que se dió unos cuantos lingotazos y la monja lo mismo y en el convento ,claro, dónde va a ser.

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Iñaki Díez


Iñaki Díez es el corresponsal de Radio Nacional en Italia, un país que conoce perfectamente y que analiza con gran habilidad.
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