El castañero, el machismo y las rebajas
Toda palabra terminada en “ismo” me produce vértigo porque circunda, en su reafirmación, una idea de rechazo a lo opuesto. Mantengo que, por diversos motivos fusionados, la italiana es una sociedad más machista que la española. Si usted es mujer viene a Roma se le hace de noche y tiene que coger un taxi, pida precio especial. Sí, Las mujeres en la ciudad eterna gozan de descuento si viajan solas de noche en taxi. Lo hemos comprobado: el mismo trayecto por separado sale 8 euros a ella contra los 12 él. Alguien lo llamará discriminación positiva, un término nacido del dislate al que parece que caminamos.
¿Desde cuando discriminar, en un sentido u en otro, tiene algo de positivo? Los precios femeninos de los taxis nocturnos son un insulto para cualquier hombre que piense que ellas y ellos tienen los mismos derechos y deberes. Sí, yo también cedo el paso a una mujer, pero no como dejaría pasar a un discapacitado, sino porque en mi educación, me enseñaron a dejar pasar antes que avasallar. A estas alturas, alguna puede pensar que lo hago para calibrar el baremo de su trasero. Tal vez, en alguna ocasión, se me deslizó la vista, pero nunca ha sido la razón de mi gesto.
Y como hablamos de rebajas, hace doce meses más o menos escribí algo sobre él: mi castañero. Cada año llega con los estorninos otoñales. Pero es mucho más discreto. Ya he cogido mi primera (y segunda y tercera) ración de castañas. El año pasado eran a euro cada una. La crisis también se deja sentir y la oferta de este año es ¡¡¡15 piezas por cinco euros!!! Vivimos tiempo de deterioros, aunque algunos nos parezcan sólo una merma de la igualdad