D'Artagnan resiste la crisis
Se quedó con la primera parte del lema:“ todos para uno”. Y gracias a ello sobrevive intacto a los inmisericordes zarandeos de la trémula economía. No es el único desvalijador de la Fontana de Trevi pero, D’Artagnan, sí es el más famoso por reincidente.
La célebre fuente de Bernini es una empresa que garantiza 700.000 euros de ingresos anuales a Cáritas Diocesanas. No da para una Dolce Vita pero es un montante considerable en estos tiempos en los que la desconfianza encoge el bolsillo. Con esa cantidad, la institución surte a un supermercado donde los necesitados pueden llevarse productos de primera necesidad, totalmente gratis.
Cada mañana a las 8, unas aspiradoras especiales succionan las monedas depositadas en la fuente. En los días de invierno, cuando apenas se ven turistas , este icono de la ciudad eterna, recolecta 1.500 euros. La cantidad se multiplica en estas fechas. Tal vez un avispado menesteroso sembró la idea de que tirando una moneda al agua, el visitante volvería a Roma. Los ingresos son constantes. Pero Cáritas lamenta que, antes de que pasen las aspiradoras oficiales, han pasado por allí una banda de truhanes. No sólo D’ Artagnan. Algunos desfalcan el estanque con la naturalidad del oso que espera la llegada de una trucha, delante de todo el mundo, sin cabida para el rubor
En marzo, la policía detuvo por última vez a D’Artagnan. Llevaba 600 euros encima. Entra en comisaría por una puerta y sale por la otra. ¿Cuál es su delito? ¿Coger de una poza las monedas que tira la gente? ¿Dónde está la infracción? D’Artagnan lleva mucho tiempo viviendo de la fuente ( para beber ya tiene las monedas). Cáritas se lamenta porque, sin los robos, podría ayudar a más necesitados. Nunca al mosquetero que será indigente pero no se resigna a vivir acorralado por la desgana de la penuria.